Drake Longspan
[...]
30-08-2024, 04:21 AM
(Última modificación: 30-08-2024, 04:28 AM por Drake Longspan.)
Jugueteaba con sus dedos vendados en la mesa mientras escuchaba los sueños ajenos; era catártico, agradable, pero no dejaba de ser eso, sueños. Utopías alejadas de la realidad, algo que contrastaba con las limitaciones de su presente. A Drake Longspan los sueños le funcionaban para tener aspiraciones, superar obstáculos o quizá plantearse un futuro donde no esté en lo más bajo de los estratos sociales. Era un don nadie, aunque deseaba no serlo. Tampoco quería fama, solo hacer algo en este mar que le había abandonado hace años. ¿Por qué tendría derecho a soñar? Lo había perdido casi todo, menos a él mismo.
— ¡Tengo pensado ir a Logue Town y partir para dejar huella en este mundo! ¿¡Por qué no venís conmigo y surcáis los mares bajo mi bandera?!
— Aunque oye, estás invitado a unirte a mis aventuras jajaja.
Drake Longspan levantó su copa siguiendo el brindis de Lance Turner; gracias a su brazo, quedaba muy por encima de la del resto, así que tuvo que doblarlo para estar a la altura del grupo.
«Dejar algo en el mundo, llevarme algo conmigo.»
El chico parecía inmerso en sus propios pensamientos; sin duda, la oferta de ambos era peculiar. ¿Pero realmente la merecía? ¿Merecía ser libre? ¿Él? ¿Alguien que apenas pudo apoyar a lo que más amaba? Con la bebida en su mano, intercalaba miradas de cortesía entre los tres presentes, intentando integrarse en aquel dispar grupo.
En Byron Nikkei veía la imprudencia, la vida y sus colores vivos, las ganas de brillar. Pero algo le decía que aquel cuerpo frágil no era tan joven como aparentaba; si algo sabía Drake Longspan tras tanta pelea, es que las verdaderas cicatrices las cargamos por dentro. Y ahí es donde él quería llegar.
En Lance Turner, entusiasmo y confianza, quizás demasiada; de hecho, no sabría decir quién saldría perdiendo si lo comparaba con Byron Nikkei; parecían almas gemelas. Sí, se habían declarado su rivalidad, pero parecía más una pelea de hermanos que un reto real. La comisura de sus labios se elevó levemente al darse cuenta.
No se percató de que Jun Gunslinger había pedido una cerveza, y menos mal, porque habría pedido otra si la llega a pillar en ronda. En su propia jaula personal, lo gratis era suficiente recompensa.
Entonces, aquella humana-gyojin, con la lengua más afilada que sus dientes, dijo las palabras mágicas:
— ¿Quién de los dos tiene un barco? No me malinterpreten...
La perspicacia de la pregunta, o la estupidez de la misma — (Por el amor de Suzaku, eran piratas) — hizo que Drake Longspan girase su rostro a toda velocidad hacia Jun Gunslinger. El extraño comentario, sumado a un bigote hecho de espuma cervecera en ella, le hizo reírse de manera casi inaudible, sacándolo de su trance personal.
Entonces, sus ojos amatista se cruzaron con los rubíes de Drake. Destellaban mientras seguía hablando; era una mirada con un brillo vítreo, cristalina... Sincera.
Ella había tomado una decisión y estaba poniendo en situación a los dos capitanes, los tanteaba mientras Drake Longspan la miraba fijamente. El carpintero era meticuloso con sus herramientas, y siempre seguía el mismo principio para encontrar las cosas. Simplemente se basaba en saber qué buscar y dónde. A veces, todo era cuestión de recordar lo que realmente importaba, hasta que tu mirada se clavaba en ello.
— [...]
Sintió su corazón acelerarse; bombeaba la misma adrenalina que cuando le tocaba combatir, pero no era miedo ni preocupación, esta vez era otra cosa. Iba a hacerlo, iba a unirse a una tripulación, y lo iba a hacer ahora mismo. Miró una última vez su cerveza y la levantó en alto.
— No tengo un barco. En mi caso, mi vida no ha estado enfocada en las grandes aventuras ni en la búsqueda de fama. Lo que tengo ahora es el resultado de una vida de dificultades y pérdidas — dijo con un tono grave que reflejaba la realidad de su pasado. — Mis padres murieron cuando yo era joven, y eso me enseñó a ser autosuficiente, a confiar en mis propias habilidades en lugar de buscar sueños grandiosos que pueden llevar a desilusiones. Mi enfoque ha sido más práctico: asegurarme de sobrevivir y construir algo con mis propias manos, o romperlo a golpes.
«¿Qué mierda estás diciendo?»
— Entiendo que cada uno de nosotros tiene sus propias motivaciones y sueños.
«Para, maldita sea, para.»
Con una última sonrisa de complicidad, Drake tomó un sorbo de su bebida y dejó caer el vaso boca abajo sobre la mesa, recogiendo uno de los berries de la mesa de Jun Gunslinger.
— Si sale cara, me uniré a una de las tripulaciones; no me importa cuál, eso es cosa vuestra, pueden pelear por ello si quieren. — Drake Longspan hizo girar la moneda por su canto frente a ellos. — Pero si sale cruz, y no tienen un barco, me pagarán los materiales para que os construya uno, si quieren mis brazos, claro. Luego, me quedaré aquí, hasta que yo lo decida. Ah... Y guardaran sus rencillas para el Nuevo Mundo.
El muchacho lanzó la moneda hasta casi el techo de la taberna; el tiempo pareció pararse en ese mismo instante. Tenía clara su decisión... ¿O era la bebida quien hablaba por él? ¿O simplemente se estaba viendo reflejado en los ojos de aquella chica de dientes afilados?
Cuando la moneda aún estaba en el aire, bajó su mirada sutilmente antes de estirar sus dos brazos hasta la moneda, cayendo esta sobre su palma derecha y tapando el resultado con su mano izquierda.
Levantándose de su asiento, y aprovechando la ventaja de altura, colocó su ojo dentro de la mano para observar el resultado.
— Oh... Ha salido cruz — dijo mordiendo su lengua, fingiendo lástima. — Pero todavía pueden contratarme si lo desean.
Cuando bajó su brazo, cambió la moneda de palma de manera disimulada, haciendo que esta cayese por la cara contraria. Un pequeño truco de manos del que seguramente alguien experimentado en el robo pudo haberse percatado. La moneda se mostraba en cruz, pero realmente había salido cara. Dejándose caer en la silla, pidió otra cerveza.
— El viaje no es lo mío, pero valoro las experiencias que ustedes buscan. Puedo ayudar en lo que pueda a los tres desde aquí, pero no puedo seguir una ruta que no encaja con mi realidad.
Su rostro no mostraba orgullo ni felicidad por lo que acababa de hacer.
Simplemente no quería perder nada más.
— ¡Tengo pensado ir a Logue Town y partir para dejar huella en este mundo! ¿¡Por qué no venís conmigo y surcáis los mares bajo mi bandera?!
— Aunque oye, estás invitado a unirte a mis aventuras jajaja.
Drake Longspan levantó su copa siguiendo el brindis de Lance Turner; gracias a su brazo, quedaba muy por encima de la del resto, así que tuvo que doblarlo para estar a la altura del grupo.
«Dejar algo en el mundo, llevarme algo conmigo.»
El chico parecía inmerso en sus propios pensamientos; sin duda, la oferta de ambos era peculiar. ¿Pero realmente la merecía? ¿Merecía ser libre? ¿Él? ¿Alguien que apenas pudo apoyar a lo que más amaba? Con la bebida en su mano, intercalaba miradas de cortesía entre los tres presentes, intentando integrarse en aquel dispar grupo.
En Byron Nikkei veía la imprudencia, la vida y sus colores vivos, las ganas de brillar. Pero algo le decía que aquel cuerpo frágil no era tan joven como aparentaba; si algo sabía Drake Longspan tras tanta pelea, es que las verdaderas cicatrices las cargamos por dentro. Y ahí es donde él quería llegar.
En Lance Turner, entusiasmo y confianza, quizás demasiada; de hecho, no sabría decir quién saldría perdiendo si lo comparaba con Byron Nikkei; parecían almas gemelas. Sí, se habían declarado su rivalidad, pero parecía más una pelea de hermanos que un reto real. La comisura de sus labios se elevó levemente al darse cuenta.
No se percató de que Jun Gunslinger había pedido una cerveza, y menos mal, porque habría pedido otra si la llega a pillar en ronda. En su propia jaula personal, lo gratis era suficiente recompensa.
Entonces, aquella humana-gyojin, con la lengua más afilada que sus dientes, dijo las palabras mágicas:
— ¿Quién de los dos tiene un barco? No me malinterpreten...
La perspicacia de la pregunta, o la estupidez de la misma — (Por el amor de Suzaku, eran piratas) — hizo que Drake Longspan girase su rostro a toda velocidad hacia Jun Gunslinger. El extraño comentario, sumado a un bigote hecho de espuma cervecera en ella, le hizo reírse de manera casi inaudible, sacándolo de su trance personal.
Entonces, sus ojos amatista se cruzaron con los rubíes de Drake. Destellaban mientras seguía hablando; era una mirada con un brillo vítreo, cristalina... Sincera.
Ella había tomado una decisión y estaba poniendo en situación a los dos capitanes, los tanteaba mientras Drake Longspan la miraba fijamente. El carpintero era meticuloso con sus herramientas, y siempre seguía el mismo principio para encontrar las cosas. Simplemente se basaba en saber qué buscar y dónde. A veces, todo era cuestión de recordar lo que realmente importaba, hasta que tu mirada se clavaba en ello.
— [...]
Sintió su corazón acelerarse; bombeaba la misma adrenalina que cuando le tocaba combatir, pero no era miedo ni preocupación, esta vez era otra cosa. Iba a hacerlo, iba a unirse a una tripulación, y lo iba a hacer ahora mismo. Miró una última vez su cerveza y la levantó en alto.
— No tengo un barco. En mi caso, mi vida no ha estado enfocada en las grandes aventuras ni en la búsqueda de fama. Lo que tengo ahora es el resultado de una vida de dificultades y pérdidas — dijo con un tono grave que reflejaba la realidad de su pasado. — Mis padres murieron cuando yo era joven, y eso me enseñó a ser autosuficiente, a confiar en mis propias habilidades en lugar de buscar sueños grandiosos que pueden llevar a desilusiones. Mi enfoque ha sido más práctico: asegurarme de sobrevivir y construir algo con mis propias manos, o romperlo a golpes.
«¿Qué mierda estás diciendo?»
— Entiendo que cada uno de nosotros tiene sus propias motivaciones y sueños.
«Para, maldita sea, para.»
Con una última sonrisa de complicidad, Drake tomó un sorbo de su bebida y dejó caer el vaso boca abajo sobre la mesa, recogiendo uno de los berries de la mesa de Jun Gunslinger.
— Si sale cara, me uniré a una de las tripulaciones; no me importa cuál, eso es cosa vuestra, pueden pelear por ello si quieren. — Drake Longspan hizo girar la moneda por su canto frente a ellos. — Pero si sale cruz, y no tienen un barco, me pagarán los materiales para que os construya uno, si quieren mis brazos, claro. Luego, me quedaré aquí, hasta que yo lo decida. Ah... Y guardaran sus rencillas para el Nuevo Mundo.
El muchacho lanzó la moneda hasta casi el techo de la taberna; el tiempo pareció pararse en ese mismo instante. Tenía clara su decisión... ¿O era la bebida quien hablaba por él? ¿O simplemente se estaba viendo reflejado en los ojos de aquella chica de dientes afilados?
Cuando la moneda aún estaba en el aire, bajó su mirada sutilmente antes de estirar sus dos brazos hasta la moneda, cayendo esta sobre su palma derecha y tapando el resultado con su mano izquierda.
Levantándose de su asiento, y aprovechando la ventaja de altura, colocó su ojo dentro de la mano para observar el resultado.
— Oh... Ha salido cruz — dijo mordiendo su lengua, fingiendo lástima. — Pero todavía pueden contratarme si lo desean.
Cuando bajó su brazo, cambió la moneda de palma de manera disimulada, haciendo que esta cayese por la cara contraria. Un pequeño truco de manos del que seguramente alguien experimentado en el robo pudo haberse percatado. La moneda se mostraba en cruz, pero realmente había salido cara. Dejándose caer en la silla, pidió otra cerveza.
— El viaje no es lo mío, pero valoro las experiencias que ustedes buscan. Puedo ayudar en lo que pueda a los tres desde aquí, pero no puedo seguir una ruta que no encaja con mi realidad.
Su rostro no mostraba orgullo ni felicidad por lo que acababa de hacer.
Simplemente no quería perder nada más.