El caos provocado por aquella encrucijada bélica había hecho acto de presencia en el escenario. Parecía que este se había hecho esperar para desatar con las mayores de las fuerzas posibles. El olor a sangre y acero poco a poco acompañarían a esta fuerza sobrenatural que arropaba con su cálido abrazo pasional a los presentes. Ya no solo eran las palabras de Norfeo las que alentaban las ganas de conflicto en cualquier individuo que se encontrase en el lugar, el caos, tendía una mano amiga a aquellos que se dejaban llevar por el camino de la destrucción. Allí, parecía que ya no quedaba nadie cuerdo, todos alzaban sus armas en busca de discordia, presos de sus deseos más primigenios, ya no quedaba nada más que el aliento de masacre dentro de aquellos seres.
Se mantuvo alejado, aun con el mismo objetivo, ofrecer apoyo en caso de que sus compañeros lo necesitasen, pues aun no queriendo seguir los macabros juegos de aquel dios, tampoco quería ver como sus acompañantes morían. Aunque reviviesen, la experiencia era lo suficientemente traumática como para no querer hacerlos pasar por eso, lo sabía de primera mano. Pateó el suelo con espada en mano por la frustración y siguió esperando el momento en el que necesitasen ayuda. Se mantenía alejado, lo suficiente como para no verse envuelto en un ataque perdido por alguno de los dos bandos, pero en caso de ser necesario, no tardaría más de dos minutos en llegar a ayudar a alguien.
La figura de la chica rubia pasó ante sus ojos, siguiendo al Gyojin con retardo, algo comprensible viendo la motivación extrema que tenía él concretamente. Segura de sí misma, corría con arma en mano para unirse a la batalla. No tardó en llegar también la medio sirena, tal para cual, siempre juntas, aunque esta se quedó guardando las distancias, quedando cerca del joven espadachín, parecía que ella no era de las que luchaban en primera línea.
Después de la distracción que estas dos habían ocasionado en el muchacho, volvió a mirar al frente para captar cualquier detalle que lo hiciese entrar en acción. Así volvió a fijar su atención en la vanguardia del grupo, liderados por el colosal tiburón blanco, y aquel que no había tenido capacidad de conocer, pero había sido usado como bala humana. Ah sí, y el pato bélico, era fácil olvidarlo por su tamaño. El mestizo de pelirrojo aún esperaba su momento en la cima.
No tardaron en cobrarse sus primeras víctimas, los dos individuos con los que se habían encontrado, habían sido arrasados sin opción alguna de contraatacar. Es más, el golpe combinado fue tan salvaje para uno de ellos que murió casi en el acto solo dándole tiempo a señalar el cero que se encontraba sobre su cabeza. Con la primera baja conseguida, y la sangre derramada, el líder de aquel sectario grupo dio la orden de atacar al que se alejaba de ellos.
Sin dudarlo y como si fuese nacida para la batalla la rubia de redondo y trabajado trasero, interceptó a aquel tipo, golpeando con la culata de su arma de fuego, a la par que disparaba para ganar más fuerza con el retroceso de este, en aquel momento parecía la misma muerte reencarnada sobre los caídos.
Todo esto era acompañado por los cantos de la híbrida morena, que poniendo sobre aviso que la cubriese, afinó su voz para motivar a sus aliados con su canto angelical. Pensando que solo sería algo para poner banda sonora al combate, sorprendido vio henchido su pecho de poder, las frases melódicas de aquella mujer parecían cobrar forma corpórea, y como si de energía se tratasen, dotaban a sus compañeros de batalla de un poder que casi podías ver reflejado en los resplandecientes ojos de los bendecidos. En cierta forma, aquello se sentía como los rayos del Sol para el chico que solía pelear bajo su influjo.
No pudo evitar pensar que, solo con su mera presencia, estaba siguiendo el camino que aquella molesta deidad tenía preparados para ellos. Por desgracia para él tendría que admitir su derrota en aquella partida de ajedrez, viendo la situación poco esperanzadora no iba a ser posible llevar a cabo su venganza. Así que con un leve resoplido frustrado, dejó correr un tupido velo, después de todo, era un sueño, ¿no? Aquellos pensamientos que invalidaban su anterior convicción resonaban en su mente, más, ¿qué iba a hacer? No daría la sádica lucha y veneración que el dios quería, pero haría todo cuanto estuviese en su mano para que sus compañeros se viesen satisfechos con su lucha.
Un estruendo lo sacó de su debate interno, otro caído más. Pudo ver a lo lejos como el cuerpo sin vida de un lobo humanoide caía a manos de Yoshi en la cima del claro, ¿cuándo había llegado el perro? Y al lado contrario, a la misma altura que Byron, continuando con su labor, el gigantesco tiburón arrasaba parte de la zona con un potente ataque que se cobraba la vida de otros dos individuos. Una masacre en toda regla, aquellos que se oponían a la tiranía de los fieles a Norfeo caían como débiles insectos, uno tras otro, sin oportunidad alguna de ofrecer resistencia. Viendo el resultado fue inteligente quedarse alejado de ellos esperando el hueco, de haberse entrometido, hubiese vuelto a morir.
Volvió a dirigir la mirada a la rubia para ver como la iba.
- Qué diablos.- Dijo para sí dispuesto a prestarla apoyo.
Salió raudo hacia ella, con la espada lista para hacer su movimiento, observó como la disputa entre ella y su enemigo se volvía más cruda y violenta. El sujeto sangraba por su hombro por la herida provocada por aquel ataque. La sangre misma se fundía con el aire, cosa que embriagaría de poder al enfermizo dios. Aun así, haciendo gala de una voluntad inquebrantable, aquel fornido hombre, no cesó en su iniciativa y estuvo dispuesto a atacar, cargando con su enorme naginata hacia ella. El ataque se acercó a ella, incluso la potencia del golpe generó una pequeña cortina de polvo que le impidió ver el resultado. Preocupado apretó los dientes, y estando lo suficiente mente cerca lanzó su primer golpe.
- ¡NADIE TOCA A MI WAIFU!- Exclamó al mismo cielo lo suficientemente alto como para que la pareja lo escuchase. Ni siquiera sabía que significaba ese término, pero apareció por su mente en ese mismo momento y tuvo la imperiosa necesidad de gritarlo.
Recorrió rápidamente los últimos 5 metros que le quedaban con una zancada, lanzando un poderoso golpe con su espada con la intención de desarmar al rival. Si el efecto era el deseado, no se vería con la oportunidad de protegerse del siguiente golpe. Y sirviéndose de un rápido giro para potenciar el tajo, lanzó un fuerte golpe con la intención de cortarlo por la mitad.
- ¡Espero que esté bien rubia, tienes que ayudarme a convencer a tu amiga de pagar lo que debe!- Gritó intentando bajar la tensión de la situación.
Se mantuvo alejado, aun con el mismo objetivo, ofrecer apoyo en caso de que sus compañeros lo necesitasen, pues aun no queriendo seguir los macabros juegos de aquel dios, tampoco quería ver como sus acompañantes morían. Aunque reviviesen, la experiencia era lo suficientemente traumática como para no querer hacerlos pasar por eso, lo sabía de primera mano. Pateó el suelo con espada en mano por la frustración y siguió esperando el momento en el que necesitasen ayuda. Se mantenía alejado, lo suficiente como para no verse envuelto en un ataque perdido por alguno de los dos bandos, pero en caso de ser necesario, no tardaría más de dos minutos en llegar a ayudar a alguien.
La figura de la chica rubia pasó ante sus ojos, siguiendo al Gyojin con retardo, algo comprensible viendo la motivación extrema que tenía él concretamente. Segura de sí misma, corría con arma en mano para unirse a la batalla. No tardó en llegar también la medio sirena, tal para cual, siempre juntas, aunque esta se quedó guardando las distancias, quedando cerca del joven espadachín, parecía que ella no era de las que luchaban en primera línea.
Después de la distracción que estas dos habían ocasionado en el muchacho, volvió a mirar al frente para captar cualquier detalle que lo hiciese entrar en acción. Así volvió a fijar su atención en la vanguardia del grupo, liderados por el colosal tiburón blanco, y aquel que no había tenido capacidad de conocer, pero había sido usado como bala humana. Ah sí, y el pato bélico, era fácil olvidarlo por su tamaño. El mestizo de pelirrojo aún esperaba su momento en la cima.
No tardaron en cobrarse sus primeras víctimas, los dos individuos con los que se habían encontrado, habían sido arrasados sin opción alguna de contraatacar. Es más, el golpe combinado fue tan salvaje para uno de ellos que murió casi en el acto solo dándole tiempo a señalar el cero que se encontraba sobre su cabeza. Con la primera baja conseguida, y la sangre derramada, el líder de aquel sectario grupo dio la orden de atacar al que se alejaba de ellos.
Sin dudarlo y como si fuese nacida para la batalla la rubia de redondo y trabajado trasero, interceptó a aquel tipo, golpeando con la culata de su arma de fuego, a la par que disparaba para ganar más fuerza con el retroceso de este, en aquel momento parecía la misma muerte reencarnada sobre los caídos.
Todo esto era acompañado por los cantos de la híbrida morena, que poniendo sobre aviso que la cubriese, afinó su voz para motivar a sus aliados con su canto angelical. Pensando que solo sería algo para poner banda sonora al combate, sorprendido vio henchido su pecho de poder, las frases melódicas de aquella mujer parecían cobrar forma corpórea, y como si de energía se tratasen, dotaban a sus compañeros de batalla de un poder que casi podías ver reflejado en los resplandecientes ojos de los bendecidos. En cierta forma, aquello se sentía como los rayos del Sol para el chico que solía pelear bajo su influjo.
No pudo evitar pensar que, solo con su mera presencia, estaba siguiendo el camino que aquella molesta deidad tenía preparados para ellos. Por desgracia para él tendría que admitir su derrota en aquella partida de ajedrez, viendo la situación poco esperanzadora no iba a ser posible llevar a cabo su venganza. Así que con un leve resoplido frustrado, dejó correr un tupido velo, después de todo, era un sueño, ¿no? Aquellos pensamientos que invalidaban su anterior convicción resonaban en su mente, más, ¿qué iba a hacer? No daría la sádica lucha y veneración que el dios quería, pero haría todo cuanto estuviese en su mano para que sus compañeros se viesen satisfechos con su lucha.
Un estruendo lo sacó de su debate interno, otro caído más. Pudo ver a lo lejos como el cuerpo sin vida de un lobo humanoide caía a manos de Yoshi en la cima del claro, ¿cuándo había llegado el perro? Y al lado contrario, a la misma altura que Byron, continuando con su labor, el gigantesco tiburón arrasaba parte de la zona con un potente ataque que se cobraba la vida de otros dos individuos. Una masacre en toda regla, aquellos que se oponían a la tiranía de los fieles a Norfeo caían como débiles insectos, uno tras otro, sin oportunidad alguna de ofrecer resistencia. Viendo el resultado fue inteligente quedarse alejado de ellos esperando el hueco, de haberse entrometido, hubiese vuelto a morir.
Volvió a dirigir la mirada a la rubia para ver como la iba.
- Qué diablos.- Dijo para sí dispuesto a prestarla apoyo.
Salió raudo hacia ella, con la espada lista para hacer su movimiento, observó como la disputa entre ella y su enemigo se volvía más cruda y violenta. El sujeto sangraba por su hombro por la herida provocada por aquel ataque. La sangre misma se fundía con el aire, cosa que embriagaría de poder al enfermizo dios. Aun así, haciendo gala de una voluntad inquebrantable, aquel fornido hombre, no cesó en su iniciativa y estuvo dispuesto a atacar, cargando con su enorme naginata hacia ella. El ataque se acercó a ella, incluso la potencia del golpe generó una pequeña cortina de polvo que le impidió ver el resultado. Preocupado apretó los dientes, y estando lo suficiente mente cerca lanzó su primer golpe.
- ¡NADIE TOCA A MI WAIFU!- Exclamó al mismo cielo lo suficientemente alto como para que la pareja lo escuchase. Ni siquiera sabía que significaba ese término, pero apareció por su mente en ese mismo momento y tuvo la imperiosa necesidad de gritarlo.
U22101
ÚNICA
Esgrima
Tier
No Aprendida
17
1
El usuario arranca con una rápida zancada, pillando inercia y acercándose 5 metros rápidamente, ahí lanzará un fuerte tajo horizontal dibujando una media luna con su espada. Desarmando al enemigo por el fuerte golpe.
[Desarme] / Ataque básico+0,8xDES de daño cortante
Recorrió rápidamente los últimos 5 metros que le quedaban con una zancada, lanzando un poderoso golpe con su espada con la intención de desarmar al rival. Si el efecto era el deseado, no se vería con la oportunidad de protegerse del siguiente golpe. Y sirviéndose de un rápido giro para potenciar el tajo, lanzó un fuerte golpe con la intención de cortarlo por la mitad.
U22201
ÚNICA
Esgrima
Tier
No Aprendida
17
1
Realizando un rápido giro para servirse de la inercia, el usuario lanzará un potente corte horizontal con la intención de cortar todo a su paso. Dibujando un circulo de 360 grados con su hoja.
Ataque básico+2xDES de Daño Cortante
- ¡Espero que esté bien rubia, tienes que ayudarme a convencer a tu amiga de pagar lo que debe!- Gritó intentando bajar la tensión de la situación.