Takahiro
La saeta verde
31-08-2024, 12:05 PM
(Última modificación: 31-08-2024, 12:05 PM por Takahiro.)
Observaba como habia gente a su alrededor armando muchi barullo. ¿Habia llegado al último de sus infiernos? Era una posibilidad entre todas las que había pasado. Lo cierto era que no pensaba moverse alli.
El espadachín de cabellos verdosos continuaba reposando sobre el suelo, con la respiración calmada y sin muchas ganas de hacer algo. Cerró los ojos e intentó dormir. Al hacerlo un aluvión de sonidos penetraron por su sentido del oido, podia oir el ruido de las armas, gritos de dolor, bramidos de guerreros victoriosos... ¿En serio en algún lugar cercano estaban combatiendo? Quizá para salir de alli tenía que batirse en duelo con alguien, sin embargo, no le apetecía. Se sentía muy cómodo desplomado sobre el suelo.
Cuando abrió los ojos su vista se centró en un sujeto que atacaba a otro. Era una ofensiva por la retaguardia, sin honor alguno, a traición. Eso avivó en el marine un sentimiento de querer enseñarle el pundonor de una verdadera contienda. Asi que hizo el amago de levantarse, pero sentía como si una fuerza se lo impidiera, así que continuó tumbado.
«Otra vez será», penso, tumbándose de nuevo.
El espadachín de cabellos verdosos continuaba reposando sobre el suelo, con la respiración calmada y sin muchas ganas de hacer algo. Cerró los ojos e intentó dormir. Al hacerlo un aluvión de sonidos penetraron por su sentido del oido, podia oir el ruido de las armas, gritos de dolor, bramidos de guerreros victoriosos... ¿En serio en algún lugar cercano estaban combatiendo? Quizá para salir de alli tenía que batirse en duelo con alguien, sin embargo, no le apetecía. Se sentía muy cómodo desplomado sobre el suelo.
Cuando abrió los ojos su vista se centró en un sujeto que atacaba a otro. Era una ofensiva por la retaguardia, sin honor alguno, a traición. Eso avivó en el marine un sentimiento de querer enseñarle el pundonor de una verdadera contienda. Asi que hizo el amago de levantarse, pero sentía como si una fuerza se lo impidiera, así que continuó tumbado.
«Otra vez será», penso, tumbándose de nuevo.