Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
31-08-2024, 07:24 PM
Desde el sitio donde habíamos quedado para reencontrarnos y saber con quienes podíamos contar para afrontar el nuevo reto de Norfeo, divisaba el paraje y los supuestos enemigos que encontraríamos para combatir. Mi temple, que empezaba a expandirse por mi comenzando a poder ver más allá de la ceguera de fe a la cual estaba sometido, me sirvió para ser consciente de que si quería seguir manteniéndome vivo de alguna forma, debía de mantener el papel que había estado llevando a cabo cuando estaba fuera de mí mismo.
ARM300
ARTISTA MARCIAL
Pasiva
Tier 3
No Aprendida
Podrás realizar un calentamiento durante un post para ganar +5 [Agilidad] y +5 [Fuerza] por el resto del tema. Este calentamiento se considerará como [Canalizar].
Me prepararía para lo que tuviera que venir, y para ello, debía de adecuar mis armas de combate principales, mis manos. Me coloqué correctamente las nudilleras, encajé mis dedos a través de los orificios de estas, y acto seguido inicié una cadena ejercicios para calentar la muñeca y la mano. Con la nudillera, sí que era cierto que esta se volvía algo más rígida y menos fluida, pero me daba una capacidad ofensiva que prefería tener, así que en la balanza, usarla era una opción óptima que favorecía mis facultades bélicas. Como realicé en aquellas cumbres rocosas, realizaba movimientos rotatorios con las muñecas en una dirección y otra, alternando los círculos que dibujaba con estas, e intercalando algunos estiramientos de las falanges, que me ayudaba con los de la otra mano para estirarlos.
- Siempre es bueno estirar antes de emplearse a fondo -
Dije, mientras presenciaba la llegada de algunos más conocidos del lago. Sin embargo, debía de estar listo para la batalla que se acercaba, y emplearme a fondo durante el calentamiento, era la prioridad del momento. Por otro lado, el gran tiburón blanco que parecía comandar el grupo, dio la orden de atacar al primer iluso que se disponía a intentar atacarnos. No iba a ser la mejor de sus ideas del día. El chico gyojin sin titubear, se lanzaría contra un tipo con vestidos extraños que amenazó y blasfemó a Norfeo, yo mientras estaba a lo mío, contemplaría la escena, y aunque interiormente estuviera intentando desligarme de la dinámica demente que habíamos adoptado, sí que sabía de primera mano el poder de la deidad que nos sometía. No sería el comentario más afortunado de aquel desconocido, y tarde o temprano, a través de una mano u otra se daría cuenta de ello.
Los momentos sucedían, la chica del canto comenzaba a tejer sus notas y a vigorizar a sus aliados, la rubia de armas tomar pasaría a la acción, el joven de aspecto feo y maldito por Norfeo, se presentaba para dar apoyo al grupo evaluando la situación, el pelirrojo pelopincho comenzaba a soltar golpes a diestro y siniestro y un pato parecía dar fuego de cobertura a la otra joven de armas de fuego. El cabecilla, el gran tiburón albino, entró en acción enfrentándose contra 2 adversarios, siendo capaz de desenvolverse con una fuerza bruta sin igual, desplegando un poderío tan par como el joven pelirojo.
- Si esos 2 se acaban peleándose entre sí, será algo legendario. -
Musité, compartiéndolo con Carlito, porque si que era cierto que el poder que demostraban cada uno, era sumamente superior al que era capaz de ver de los tipos de la zona. Analizaba cada movimiento de los enemigos, y llegué a la conclusión, que tal contraste de fuerza entre nuestro bando y el suyo, solo daría un único resultado seguro, el exterminio de los enemigos de Norfeo.
Y así fue, como uno tras otro caerían, mientras yo terminaba de calentar para lo que pudiera venir. No dudaba en que más enemigos podrían aparecer, pues en este escenario tan cambiante e irreal, ese tipo de factores se volvían tan factibles como cualquier otro que se pudiera imaginar
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