Lobo Jackson
Moonwalker
31-08-2024, 11:16 PM
Reaparición después de la muerte - Vengo desde: "Lo que el río se llevó"
Despertó como impulsado por un resorte, abriendo los ojos de par en par mientras sus manos buscaban a tientas dónde agarrarse. Sentía que se balanceaba de un lado a otro como si hubiera despertado en la bodega del barco en plena tormenta, pero frente a él estaba el cielo azul moteado con algunas nubes. Entonces, ¿qué era lo que se movía?
Al intentar incorporarse sintió que sus manos tocaban una madera trabajada, algo desgastada pero maciza, que resultó ser una tabla unida a un centenar más por varias cuerdas de hilo grueso que, en su conjunto, creaban un puente colgante entre dos islas flotantes. Dicho puente se balanceaba de lado a lado por el aire, que soplaba con fuerza a intervalos regulares como si un gigantesco ente invisible soplaste desde la lejanía.
Confundido, trató de ponerse en pie pero, para sus sorpresa, su pierna derecha había sido reemplazada por una pata de palo. Contempló horrorizado el muñón que había sido cercenado cerca de la rodilla y sobre el cual había adherida una prótesis rudimentaria, aunque bien afianzada, que hacía de soporte para permitirle caminar.
¿Qué significaba todo aquello? A duras penas consiguió mantener el equilibrio, agarrándose a las cuerdas que servían de pasarela y contempló el paisaje a su alrededor. Varias islas colgaban ingrávidas en el firmamento como decoraciones navideñas, sumergidas entre las nubes que les daban un aspecto de buques a la deriva en un mar de algodón. Entrecerrando los ojos consiguió distinguir lo que parecían ser restos de naufragios en cada una de ellas, pues había mástiles quebrados, velas desgarradas y tablas de madera desperdigadas por doquier.
Pensativo, se llevó la mano al rostro y tocó una piel carente de pelo y morro lupino, una piel envejecida por el sol y curtida por una vida entera dedicada al mar. Pero no se sorprendió, pues en su mente comenzó a rememorar los eventos de sus dos vidas anteriores. La primera como él mismo, la segunda como un robot heróico; ambas vidas segadas a manos de seres violentos y caprichosos. Incluso creía haber reconocido al pelirrojo que había acabado con su vida artificial, pero no conseguía ubicar su rostro.
Llevó su mano izquierda hacia el bolsillo interior de su gran gabardina de alta mar, como si siempre hubiera vestido una, y sacó una larga pipa de marfil tallada a mano con hermosos redondeles que se asemejaban a la espuma de mar. De manera automática llenó la pipa con tabaco y la prendió, dando una larga calada hasta lo más profundo de sus pulmones antes de exhalar con satisfacción, observando la calma del nuevo paisaje que tenía frente a él. Desde luego, este superaba con creces al fangoso bosque de setas y la miserable cordillera de montañas escarpadas.
¿Qué haría ahora? Un 01 de color rojo flotaba sobre su cabeza, pero no le importaba. No sentía intención de seguir el juego de aquella falsa deidad y decidió disfrutar durante un rato la calma que se le había otorgado. Aunque en el fondo sentía la pequeña semilla de la amarga venganza arraigando en su corazón como la ponzoña, llenándole de un rencor inesperado que alimentaba poco a poco la llama de su desidia hacia aquel tipo que tantos problemas daba: Norfeo.
El humo del tabaco se hizo hueco entre sus pulmones de nuevo... ¿Por qué? Él nunca había fumado, y sin embargo, sentía que lo había hecho desde la niñez. Tampoco importaba.
Se quedó allí, sujetándose al puente con una mano y agarrando la pipa con la otra en contemplación meditativa sin otro plan que el de existir mientras los eventos seguían su curso.