Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
01-09-2024, 03:02 AM
(Última modificación: 01-09-2024, 03:36 AM por Gavyn Peregrino.)
Seguí sus movimientos con detenimiento y en detalle, los gestos parecían hacerse por costumbre, especialmente aquellos que involucraban los brazos, supuse que se trataba de un hábito, incluso más profundo, algo relacionado con la memoria muscular, no era difícil de inferir, menos considerando que tenía un par enorme de alas a mi espalda; es decir, desde pequeño era consciente de mis alas, aprendí cómo usarlas y se volvió parte de mi memoria, especialmente el contexto en el cual había aprendido, pasando a través de múltiples obstáculos, tanto físicos como emocionales, era una suerte que hoy en día aún pudiera estirarlas debajo del sol y disfrutar de los lugares a los que podían llevarme. También era consciente de que esos brazos fácilmente podrían atraparme si así lo deseaban, aunque no estaba seguro de si podíamos competir en cuanto a velocidad, especialmente porque, inclusive con las alas, era mucho más pequeño que el azabache.
Pese a mi deseo de mantener una fachada tranquila, aun debía trabajar sobre creencias y atribuciones, por lo que una mueca de molestia se instaló en mi rostro, mientras escuchaba la réplica del hombre acerca de mi “especie”, no era la primera vez que me insultaban, particularmente hablando de la supuesta pureza y perfección de los ángeles. Solté un bufido cuando mencionó que sus años lo habían llevado a descubrir que lo que se decía de los ángeles era un mito. Elevé una ceja emplumada mientras lo observaba con un facsímil de irritación que estaba bien fundada, si me sintiera insultado, claro.
. – Me alegro que seas consciente de que los juicios y creencias son solo constructos sociales y políticos, desafortunadamente no soy un mito, soy bastante tangible, quizás el término más exacto sea “leyenda”. –Bromeé, dibujando una sonrisa llena de sorna antes de continuar– Además ¿Tienes suficiente puntería como para darme en pleno vuelo?
Pregunté con un tono de voz muy similar a la miel, lento, espeso y dulce, lo miré por debajo de mis rubias pestañas, divertido. Tuve que inclinar mi cabeza ligeramente hacia atrás para poder verle a los ojos, la diferencia de altura era notoria, pero me mantuve tan sosegado como lo estaba desde el principio de la conversación, es decir, permanecí inmutable, aunque… Lo cierto es que daba buena sombra, a pesar de que el callejón estaba oscuro aun entraba algo de luz por la parte frontal, por lo que el hombre de brazos largos proyectaba su sombra sobre mí. Me preguntaba cuántos años tenía, lucía joven, pero la determinación y el brillo de vivencia en sus ojos parecían decir otra cosa.
Recogí los hombros con sorprendente serenidad y pereza– No, no tengo idea de lo que has hecho, pero ¿No acabas de decir hace un momento que algunos trabajos requieren más que “músculos y alas blancas” para ser completados con éxito? Eres un poco contradictorio ¿Sabes? –Ladee la cabeza ligeramente– Ofendes mis músculos y mi alas, te ofendes porque te digo que tú también eres todo músculo, pero halagas tus propios músculos por el trabajo duro que has hecho, suena como un menosprecio al esfuerzo ajeno ¿No crees?
Crucé los brazos sobre mi pecho, observándolo con los ojos entrecerrados en juicio silencioso. No se trataba de un vaivén tan balanceado con este hombre sin nombre que había decidido no presentarse, sino de una ida sin retorno alguno. Intenté no poner los ojos en blanco, porque sentía que podrían rodarme hacia el interior del cráneo, hasta ahora tenía una personalidad que contrastaba con la mía en algunos aspectos, aparentemente fácilmente ofendible, estaba a la defensiva de forma casi constante, inclusive durante los bromas; valoraba el esfuerzo que había realizado; sus manos callosas y la mención de los muelles indicaba que llevaba bastante tiempo trabajando…
. – Claro que prefiero el cielo, antes que la tierra. –Recogí los hombros en un rápido gesto despreocupado– Más aún es el lugar donde no necesito encontrarme con los aspectos más indeseados de las personas, al menos temporalmente. No me preocupa que me derriben, soy lo suficientemente rápido y pequeño, un blanco complicado.
La pausa y sus ojos sobre mis plumas me dieron un mayor margen para trabajar con él, ah, tire y enrosque lentamente.
. – Bueno, tengo una propuesta que puede interesarte. Un conocido tiene un barco con el cual es posible escapar pronto de Rostock, no creo que a la mafia que quedó allí le haga mucha gracia lo que sucedió en el bar, menos considerando que acabamos todos involucrados en el fuego cruzado, inclusive fuiste el centro de atención que espantó a los gangsters. Y ahora la marina también se encuentra involucrada. –Relaté los hechos linealmente– ¿Quieres escapar con nosotros? A cambio necesito un poco de cooperación para recuperar mis cosas, y las del idiota que tiene el barco.
Chasqueé la lengua al pensar en el bribón albino dándome órdenes, me cobraría mi venganza al reencontrarnos. Miré la mano de Drake antes de tomarla con mi mano enguantada, a juego con una sonrisa indolente, le apreté de forma suave, sin intención alguna de lastimarlo.
. – Y te invitaré algunas comidas en el proceso si quieres, tengo en mente cocinar crepas o pedirlas en algun café ¿Quieres algo en particular?
El Den Den Mushi en mi bolsillo comenzó a sonar, fruncí el ceño ¿Cómo...? Lo saqué para descolgar el comunicador, sin saber precisamente quién estaba llamándome, sin embargo, tenía un presentimiento muy fuerte. Deberían darme un premio por adivinar que Ubben era quien me estaba llamando tras descolgar, y quería que me apresurase a llevar las cosas. Chasqueé la lengua, molesto, porque no le había dado el número de mi Den Den Mushi, lo que significaba que ayer había estado hurgando en mis cosas y se había tomado la libertad de anotarlo.
Dirigí mis ojos dorados hacia Drake, después de colgar son siquiera responder– Ok, cambio de planes, tienes que decirme si o no ahora, estamos con el tiempo justo. Y tengo que buscar las cosas lo más pronto posible.
Pese a mi deseo de mantener una fachada tranquila, aun debía trabajar sobre creencias y atribuciones, por lo que una mueca de molestia se instaló en mi rostro, mientras escuchaba la réplica del hombre acerca de mi “especie”, no era la primera vez que me insultaban, particularmente hablando de la supuesta pureza y perfección de los ángeles. Solté un bufido cuando mencionó que sus años lo habían llevado a descubrir que lo que se decía de los ángeles era un mito. Elevé una ceja emplumada mientras lo observaba con un facsímil de irritación que estaba bien fundada, si me sintiera insultado, claro.
. – Me alegro que seas consciente de que los juicios y creencias son solo constructos sociales y políticos, desafortunadamente no soy un mito, soy bastante tangible, quizás el término más exacto sea “leyenda”. –Bromeé, dibujando una sonrisa llena de sorna antes de continuar– Además ¿Tienes suficiente puntería como para darme en pleno vuelo?
Pregunté con un tono de voz muy similar a la miel, lento, espeso y dulce, lo miré por debajo de mis rubias pestañas, divertido. Tuve que inclinar mi cabeza ligeramente hacia atrás para poder verle a los ojos, la diferencia de altura era notoria, pero me mantuve tan sosegado como lo estaba desde el principio de la conversación, es decir, permanecí inmutable, aunque… Lo cierto es que daba buena sombra, a pesar de que el callejón estaba oscuro aun entraba algo de luz por la parte frontal, por lo que el hombre de brazos largos proyectaba su sombra sobre mí. Me preguntaba cuántos años tenía, lucía joven, pero la determinación y el brillo de vivencia en sus ojos parecían decir otra cosa.
Recogí los hombros con sorprendente serenidad y pereza– No, no tengo idea de lo que has hecho, pero ¿No acabas de decir hace un momento que algunos trabajos requieren más que “músculos y alas blancas” para ser completados con éxito? Eres un poco contradictorio ¿Sabes? –Ladee la cabeza ligeramente– Ofendes mis músculos y mi alas, te ofendes porque te digo que tú también eres todo músculo, pero halagas tus propios músculos por el trabajo duro que has hecho, suena como un menosprecio al esfuerzo ajeno ¿No crees?
Crucé los brazos sobre mi pecho, observándolo con los ojos entrecerrados en juicio silencioso. No se trataba de un vaivén tan balanceado con este hombre sin nombre que había decidido no presentarse, sino de una ida sin retorno alguno. Intenté no poner los ojos en blanco, porque sentía que podrían rodarme hacia el interior del cráneo, hasta ahora tenía una personalidad que contrastaba con la mía en algunos aspectos, aparentemente fácilmente ofendible, estaba a la defensiva de forma casi constante, inclusive durante los bromas; valoraba el esfuerzo que había realizado; sus manos callosas y la mención de los muelles indicaba que llevaba bastante tiempo trabajando…
. – Claro que prefiero el cielo, antes que la tierra. –Recogí los hombros en un rápido gesto despreocupado– Más aún es el lugar donde no necesito encontrarme con los aspectos más indeseados de las personas, al menos temporalmente. No me preocupa que me derriben, soy lo suficientemente rápido y pequeño, un blanco complicado.
La pausa y sus ojos sobre mis plumas me dieron un mayor margen para trabajar con él, ah, tire y enrosque lentamente.
. – Bueno, tengo una propuesta que puede interesarte. Un conocido tiene un barco con el cual es posible escapar pronto de Rostock, no creo que a la mafia que quedó allí le haga mucha gracia lo que sucedió en el bar, menos considerando que acabamos todos involucrados en el fuego cruzado, inclusive fuiste el centro de atención que espantó a los gangsters. Y ahora la marina también se encuentra involucrada. –Relaté los hechos linealmente– ¿Quieres escapar con nosotros? A cambio necesito un poco de cooperación para recuperar mis cosas, y las del idiota que tiene el barco.
Chasqueé la lengua al pensar en el bribón albino dándome órdenes, me cobraría mi venganza al reencontrarnos. Miré la mano de Drake antes de tomarla con mi mano enguantada, a juego con una sonrisa indolente, le apreté de forma suave, sin intención alguna de lastimarlo.
. – Y te invitaré algunas comidas en el proceso si quieres, tengo en mente cocinar crepas o pedirlas en algun café ¿Quieres algo en particular?
El Den Den Mushi en mi bolsillo comenzó a sonar, fruncí el ceño ¿Cómo...? Lo saqué para descolgar el comunicador, sin saber precisamente quién estaba llamándome, sin embargo, tenía un presentimiento muy fuerte. Deberían darme un premio por adivinar que Ubben era quien me estaba llamando tras descolgar, y quería que me apresurase a llevar las cosas. Chasqueé la lengua, molesto, porque no le había dado el número de mi Den Den Mushi, lo que significaba que ayer había estado hurgando en mis cosas y se había tomado la libertad de anotarlo.
Dirigí mis ojos dorados hacia Drake, después de colgar son siquiera responder– Ok, cambio de planes, tienes que decirme si o no ahora, estamos con el tiempo justo. Y tengo que buscar las cosas lo más pronto posible.