Lance Turner
Shirogami
01-09-2024, 05:16 AM
- ¿Quién de los dos tiene un barco? – Preguntó la joven sin tapujos algunos, aunque posteriormente explayase un poco más la razón tras dicha pregunta.
La joven de cabellos azules había comenzado a tomar voz por primera vez en mucho rato. No parecía haber querido actuar hasta ahora, seguramente para estudiar primero nuestras respuestas y gestos. Aunque también es posible que estuviese esperando a refrescar un poco su garganta antes, ya que hasta hacía un momento, parecía estar sedienta.
Su pregunta era mucho más razonable de lo que esperaba de alguien que, a primera instancia, me pareció mucho más impulsiva y alocada. Era agradable darse cuenta de ello, no obstante, su pregunta me dejaba en jaque. Miré antes al joven Byron para ver si respondía, sospechando que él tampoco tendría un barco, y tras unos segundos decidí dar yo el primero en tomar la palabra.
Para mi sorpresa, poco antes de hacerlo, había comenzado a hablar Drake. No era algo que estuviese previsto para mi, así que me sorprendió mucho que tomase la voz cantante. Él claramente tampoco disponía de un barco, y era lo normal, lo raro sería tener uno en realidad. A pesar de su rápida respuesta ante la pregunta de Jun, él había elegido continuar por otro lado, abrirse a nosotros.
- Está claro que tienes mucho que soltar ahí dentro, grandullón. – Pensé a medida que nos contaba cosas que había tenido que superar en su vida.
No era alguien privilegiado desde su infancia, y había aprendido a ganarse las cosas por su cuenta. Seguramente es por ello que valoraría al detalle cualquier cosa vital. Pero su sonrisa previa a dar un trago captó mi curiosidad, algo había en la cabeza de este hombre tan interesante. Sin mediar palabra, recogió una moneda más de la mesa. Sorprendido al verle coger otra decidí no interrumpir, y esperar a que hablase él.
Una apuesta. Había decidido, de manera unilateral, que la suerte sería la que decidiese su destino, y también en parte el nuestro. De ser cara, se uniría a cualquier tripulación de las nuestras. Si salía cruz, quería que le pagásemos los materiales para hacer uno, además de guardar nuestras rencillas hasta el Nuevo Mundo. Este último punto no me preocupaba, no parecía que Byron y yo fuésemos a enfrentarnos más allá de alguna discusión tonta y sin valor, pero su primera condición en el caso de salir cruz, era mucho más vital. No disponía de ese dinero, y en caso de que eso fuese a hacerse, él no se movería hasta que quisiera. No pensaba aceptar dicha propuesta, aunque pudiese ser lógica desde su punto de vista.
Sin siquiera esperar nuestra aceptación, la lanzó lo bastante alta como para casi alcanzar el techo. A pesar de no haber aceptado la propuesta, me generaba curiosidad saber el resultado.
- Cruz… - Pensé cuando vi el resultado caer en la mesa.
Acto seguido, declaró que, aunque valoraba nuestras inquietudes, y se ofrecía a ayudar, no podía seguir una aventura que no encajase con él. Esto me hizo extrañarme, pues en el caso de que eso fuese así, no tendría sentido alguno la apuesta. Además, parecía demasiado tranquilo tras haberse jugado su destino, con lo que actué con templanza recordando claramente que la apuesta no había sido aceptada.
Me reincorporé un poco en la silla para alcanzar la moneda de la mesa y le di la vuelta, mostrando la cara de dicha moneda con una pequeña sonrisa en mi rostro.
- Lo siento, pero el azar o la suerte, no escribirán mi destino. – Dije para justificar de algún modo mi moneda con una respuesta ingeniosa que captase aún más su interés. – Dicho esto, es totalmente normal lo que dices, lanzarse al mar sin estar seguro, o sin casar completamente con los demás compañeros, puede ser el error más grande que cometa una persona.
Volví mi mirada a Jun, queriendo ahora responder a su anterior pregunta. Había quedado un poco opacada ante este pequeño show de la moneda, pero merecía ser respondida, sin duda, ya que era algo clave.
- En cuanto a lo que preguntaste antes, Jun… en realidad, es una pregunta muy buena… y debo confesarte que mi respuesta es un no. – Dejé un breve silencio que no alcanzaba dos segundos y clavé mi mirada en ella con una sonrisa ladeada. – O mejor dicho, aún no. Pero pienso marcharme de esta isla con uno, no sé si me explico.
Acababa de confesar mi clara intención de robar un barco. Era algo estúpido por mi parte, por lo general, no tenía mucho que ofrecerme mostrarme así. Sin embargo, su pregunta era un dardo directo a un punto débil que tenía, y quizá mi única salvación era contar mi alocada idea.
- Mi buen amigo, y segundo al mando, es un navegante de cuidado, con lo que podemos decir que nuestra auténtica aventura empezará en unas semanas, cuando tengamos todo listo. – Concluí para posteriormente dar un buen trago a mi bebida.
Aunque no era buena idea delatar mis ideas, no creo que estas personas sean de las que vayan con el cuento a las autoridades. Y de ser así, simplemente son palabras, ningún crimen ha sido cometido todavía, y menos aún tendrían pruebas de mis declaraciones. Llegaría el día en el que esas coas me tuviesen que preocupar, pero por el momento, me había asegurado de mantener un perfil bajo.
Terminé mi bebida de un último trago y levanté la mano hacia la camarera, indicándole que nos pusiera una nueva ronda de bebidas para todos. Estábamos entrando aún más en una conversación interesante, por lo que necesitábamos más antes de seguir.
- Ahora, quisiera preguntaros yo… ¿Hasta qué punto daríais todo por un sueño? – Pregunté mirando a Drake, para luego redirigir mi mirada a Jun. – O por una persona querida… - Para finalmente continuar mirando a Byron. - ¿Por qué o quién, daríais vuestra vida?
Al hacer este tipo de preguntas, se podían obtener dos cosas. En primer lugar, averiguar más sobre el resto, claramente. Pero en segundo lugar, también permite que los demás sepan de ti, de tus inquietudes o intereses. Nos estábamos conociendo casi a marchas forzadas en un único rato, y al mismo tiempo, todo salía fluído. Quizá el alcohol tuviese parte de culpa, pero quizá la razón no sea esa, y vaya más allá de cualquier componente natural que nos afectase. Quizá, son las almas las que están dirigiendo este baile de información, conectándose las unas con las otras a toda prisa como si el tiempo estuviese corriendo en una improvisada cuenta atrás.
La joven de cabellos azules había comenzado a tomar voz por primera vez en mucho rato. No parecía haber querido actuar hasta ahora, seguramente para estudiar primero nuestras respuestas y gestos. Aunque también es posible que estuviese esperando a refrescar un poco su garganta antes, ya que hasta hacía un momento, parecía estar sedienta.
Su pregunta era mucho más razonable de lo que esperaba de alguien que, a primera instancia, me pareció mucho más impulsiva y alocada. Era agradable darse cuenta de ello, no obstante, su pregunta me dejaba en jaque. Miré antes al joven Byron para ver si respondía, sospechando que él tampoco tendría un barco, y tras unos segundos decidí dar yo el primero en tomar la palabra.
Para mi sorpresa, poco antes de hacerlo, había comenzado a hablar Drake. No era algo que estuviese previsto para mi, así que me sorprendió mucho que tomase la voz cantante. Él claramente tampoco disponía de un barco, y era lo normal, lo raro sería tener uno en realidad. A pesar de su rápida respuesta ante la pregunta de Jun, él había elegido continuar por otro lado, abrirse a nosotros.
- Está claro que tienes mucho que soltar ahí dentro, grandullón. – Pensé a medida que nos contaba cosas que había tenido que superar en su vida.
No era alguien privilegiado desde su infancia, y había aprendido a ganarse las cosas por su cuenta. Seguramente es por ello que valoraría al detalle cualquier cosa vital. Pero su sonrisa previa a dar un trago captó mi curiosidad, algo había en la cabeza de este hombre tan interesante. Sin mediar palabra, recogió una moneda más de la mesa. Sorprendido al verle coger otra decidí no interrumpir, y esperar a que hablase él.
Una apuesta. Había decidido, de manera unilateral, que la suerte sería la que decidiese su destino, y también en parte el nuestro. De ser cara, se uniría a cualquier tripulación de las nuestras. Si salía cruz, quería que le pagásemos los materiales para hacer uno, además de guardar nuestras rencillas hasta el Nuevo Mundo. Este último punto no me preocupaba, no parecía que Byron y yo fuésemos a enfrentarnos más allá de alguna discusión tonta y sin valor, pero su primera condición en el caso de salir cruz, era mucho más vital. No disponía de ese dinero, y en caso de que eso fuese a hacerse, él no se movería hasta que quisiera. No pensaba aceptar dicha propuesta, aunque pudiese ser lógica desde su punto de vista.
Sin siquiera esperar nuestra aceptación, la lanzó lo bastante alta como para casi alcanzar el techo. A pesar de no haber aceptado la propuesta, me generaba curiosidad saber el resultado.
- Cruz… - Pensé cuando vi el resultado caer en la mesa.
Acto seguido, declaró que, aunque valoraba nuestras inquietudes, y se ofrecía a ayudar, no podía seguir una aventura que no encajase con él. Esto me hizo extrañarme, pues en el caso de que eso fuese así, no tendría sentido alguno la apuesta. Además, parecía demasiado tranquilo tras haberse jugado su destino, con lo que actué con templanza recordando claramente que la apuesta no había sido aceptada.
Me reincorporé un poco en la silla para alcanzar la moneda de la mesa y le di la vuelta, mostrando la cara de dicha moneda con una pequeña sonrisa en mi rostro.
- Lo siento, pero el azar o la suerte, no escribirán mi destino. – Dije para justificar de algún modo mi moneda con una respuesta ingeniosa que captase aún más su interés. – Dicho esto, es totalmente normal lo que dices, lanzarse al mar sin estar seguro, o sin casar completamente con los demás compañeros, puede ser el error más grande que cometa una persona.
Volví mi mirada a Jun, queriendo ahora responder a su anterior pregunta. Había quedado un poco opacada ante este pequeño show de la moneda, pero merecía ser respondida, sin duda, ya que era algo clave.
- En cuanto a lo que preguntaste antes, Jun… en realidad, es una pregunta muy buena… y debo confesarte que mi respuesta es un no. – Dejé un breve silencio que no alcanzaba dos segundos y clavé mi mirada en ella con una sonrisa ladeada. – O mejor dicho, aún no. Pero pienso marcharme de esta isla con uno, no sé si me explico.
Acababa de confesar mi clara intención de robar un barco. Era algo estúpido por mi parte, por lo general, no tenía mucho que ofrecerme mostrarme así. Sin embargo, su pregunta era un dardo directo a un punto débil que tenía, y quizá mi única salvación era contar mi alocada idea.
- Mi buen amigo, y segundo al mando, es un navegante de cuidado, con lo que podemos decir que nuestra auténtica aventura empezará en unas semanas, cuando tengamos todo listo. – Concluí para posteriormente dar un buen trago a mi bebida.
Aunque no era buena idea delatar mis ideas, no creo que estas personas sean de las que vayan con el cuento a las autoridades. Y de ser así, simplemente son palabras, ningún crimen ha sido cometido todavía, y menos aún tendrían pruebas de mis declaraciones. Llegaría el día en el que esas coas me tuviesen que preocupar, pero por el momento, me había asegurado de mantener un perfil bajo.
Terminé mi bebida de un último trago y levanté la mano hacia la camarera, indicándole que nos pusiera una nueva ronda de bebidas para todos. Estábamos entrando aún más en una conversación interesante, por lo que necesitábamos más antes de seguir.
- Ahora, quisiera preguntaros yo… ¿Hasta qué punto daríais todo por un sueño? – Pregunté mirando a Drake, para luego redirigir mi mirada a Jun. – O por una persona querida… - Para finalmente continuar mirando a Byron. - ¿Por qué o quién, daríais vuestra vida?
Al hacer este tipo de preguntas, se podían obtener dos cosas. En primer lugar, averiguar más sobre el resto, claramente. Pero en segundo lugar, también permite que los demás sepan de ti, de tus inquietudes o intereses. Nos estábamos conociendo casi a marchas forzadas en un único rato, y al mismo tiempo, todo salía fluído. Quizá el alcohol tuviese parte de culpa, pero quizá la razón no sea esa, y vaya más allá de cualquier componente natural que nos afectase. Quizá, son las almas las que están dirigiendo este baile de información, conectándose las unas con las otras a toda prisa como si el tiempo estuviese corriendo en una improvisada cuenta atrás.