Qazan
Qazan
01-09-2024, 09:25 AM
Estaba dispuesto a volver a entrar a la taberna decidido con todo a encontrar a la chica, cuando me disponía a entrar, de pronto ella emergió de entre toda la muchedumbre enloquecida que había en la taberna. Parecía algo apurada agarrando fuertemente su violín y sujetándose el camisón, supongo que llevaba una ropa muy accesible como para quedarse entre toda esa gente... Antes de que pudiera darme cuenta se acercó a mi ofreciéndome su ayuda. - Oh, yo no... ¿Cómo haces para que ese trozo de madera suene tan bien?-. Le pregunté con total sinceridad. Aquella melodía hacia que muchos sentimientos en mi interior se agitasen y se revolviesen, sin embargo no era capaz de ordenarlos.
La muchedumbre de la taberna cada vez era más insoportable, nada más preguntarle a la muchacha coincidió con que empezaron a gritar como si fuesen animales de granja haciendo que fuese imposible tener una conversación normal. -¿Qué te parece si vamos a un lugar más tranquilo?-. Le propuse al ver el panorama que se nos venía, tanto grito a nuestro alrededor no nos iba a dejar poder charlar con comodidad y sabía de un pequeño risco saliente en un acantilado muy cerca de donde estábamos. - Compremos algo de comer en el puesto de esa señora y vayamos al risco-. Le sugerí. Todo aquel estrés de la mañana ya hacía que tuviese hambre, la chica me caía lo suficientemente bien como para no querer pegarle un mordisco y tener problemas con ella.
Me adelanté un poco en dirección al puesto, quería ver que ofrecía la señora para picotear. disponía de un buen surtido de golosinas típicas de la isla y también una zona de comida salada con empanadas de carne, verduras y pescado. - Buenos días señora, deme uno de cada- . Le pedí a la señora tendera mientras buscaba en mi zurrón los Beris que pedía. La señora apenas tardó en preparar mi pedido, muy maja la verdad. - Gracias-. Le dije sonriéndole. Podía parecer algo extraño pero la gente de aquella isla no toleraban demasiado bien a los gyojin, tenían muchos prejuicios hacia nosotros de hacía ya varias generaciones y ahora me tocaba a mi pagar parte de esas malas relaciones. Volví hasta la chica tendiéndole una de las empanadillas. - ¿Cómo decías que te llamabas?-.
La muchedumbre de la taberna cada vez era más insoportable, nada más preguntarle a la muchacha coincidió con que empezaron a gritar como si fuesen animales de granja haciendo que fuese imposible tener una conversación normal. -¿Qué te parece si vamos a un lugar más tranquilo?-. Le propuse al ver el panorama que se nos venía, tanto grito a nuestro alrededor no nos iba a dejar poder charlar con comodidad y sabía de un pequeño risco saliente en un acantilado muy cerca de donde estábamos. - Compremos algo de comer en el puesto de esa señora y vayamos al risco-. Le sugerí. Todo aquel estrés de la mañana ya hacía que tuviese hambre, la chica me caía lo suficientemente bien como para no querer pegarle un mordisco y tener problemas con ella.
Me adelanté un poco en dirección al puesto, quería ver que ofrecía la señora para picotear. disponía de un buen surtido de golosinas típicas de la isla y también una zona de comida salada con empanadas de carne, verduras y pescado. - Buenos días señora, deme uno de cada- . Le pedí a la señora tendera mientras buscaba en mi zurrón los Beris que pedía. La señora apenas tardó en preparar mi pedido, muy maja la verdad. - Gracias-. Le dije sonriéndole. Podía parecer algo extraño pero la gente de aquella isla no toleraban demasiado bien a los gyojin, tenían muchos prejuicios hacia nosotros de hacía ya varias generaciones y ahora me tocaba a mi pagar parte de esas malas relaciones. Volví hasta la chica tendiéndole una de las empanadillas. - ¿Cómo decías que te llamabas?-.