Lionhart D. Cadmus
Tigre Blanco de la Marina
01-09-2024, 09:32 AM
Noveno Día en Rostock
El noveno día de Cadmus en la Marina resultó ser uno de los más intensos hasta el momento. Había sido asignado para acompañar a un pequeño grupo de marines al puerto de Rostock, un lugar conocido por sus actividades comerciales y, desafortunadamente, por ser un imán para piratas que quisiesen aprovecharse del pequeño pueblo cuando los marines no estaban en guardia. El ambiente en la ciudad era tenso, y los marines estaban en alerta máxima.
Desde la llegada del grupo, Cadmus sintió que algo no estaba bien. Mientras patrullaba las calles empedradas, observó cómo los ciudadanos evitaban hacer contacto visual, susurrando entre ellos con preocupación. No pasó mucho tiempo antes de que se confirmaran sus sospechas: un barco pirata había sido avistado acercándose rápidamente al puerto.
La alarma sonó en el pueblo, y los marines se prepararon para el enfrentamiento. El grupo de Cadmus, reducido y sin un liderazgo claro en el momento, tuvo que tomar decisiones rápidas. Cadmus, sin dudar, asumió el mando de la situación. Organizó a los marines en una línea defensiva en el puerto, utilizando cajas y barriles como barricadas improvisadas.
Los piratas, una banda feroz y bien armada, desembarcaron con la intención de saquear la ciudad. Pero Cadmus, con una determinación que surgió del instinto y del deber, lideró la defensa con eficacia. Aunque aún era apenas un soldado raso, intentó inspirar a sus compañeros.
Los marines lograron repeler a los piratas. Cadmus, fue fundamental en asegurar la victoria. Se destacó no solo por su habilidad en combate, sino también por su capacidad para mantener a sus compañeros enfocados y organizados en medio del caos.
Cuando la batalla terminó, el pueblo de Rostock estaría a salvo otra vez, y los piratas que no habían huido estaban capturados. Ya todo estaba seugro. Entre ellos, Cadmus se destacó, su uniforme de sudor, pero con la satisfacción de haber servido para la Marina y los habitantes de Rostock.
De regreso en la base, un superior se acercó a Cadmus con una sonrisa de aprobación.
Hoy has demostrado ir más allá de tu rango, Cadmus. Has ganado tu lugar, Sargento Cadmus.
El ascenso a sargento fue inesperado, pero Cadmus lo aceptó con humildad. Aunque todavía tenía dudas sobre su lugar en la Marina, sabía que, al menos en ese momento, había hecho lo correcto.
Gracias.
El noveno día de Cadmus en la Marina resultó ser uno de los más intensos hasta el momento. Había sido asignado para acompañar a un pequeño grupo de marines al puerto de Rostock, un lugar conocido por sus actividades comerciales y, desafortunadamente, por ser un imán para piratas que quisiesen aprovecharse del pequeño pueblo cuando los marines no estaban en guardia. El ambiente en la ciudad era tenso, y los marines estaban en alerta máxima.
Desde la llegada del grupo, Cadmus sintió que algo no estaba bien. Mientras patrullaba las calles empedradas, observó cómo los ciudadanos evitaban hacer contacto visual, susurrando entre ellos con preocupación. No pasó mucho tiempo antes de que se confirmaran sus sospechas: un barco pirata había sido avistado acercándose rápidamente al puerto.
La alarma sonó en el pueblo, y los marines se prepararon para el enfrentamiento. El grupo de Cadmus, reducido y sin un liderazgo claro en el momento, tuvo que tomar decisiones rápidas. Cadmus, sin dudar, asumió el mando de la situación. Organizó a los marines en una línea defensiva en el puerto, utilizando cajas y barriles como barricadas improvisadas.
Los piratas, una banda feroz y bien armada, desembarcaron con la intención de saquear la ciudad. Pero Cadmus, con una determinación que surgió del instinto y del deber, lideró la defensa con eficacia. Aunque aún era apenas un soldado raso, intentó inspirar a sus compañeros.
Los marines lograron repeler a los piratas. Cadmus, fue fundamental en asegurar la victoria. Se destacó no solo por su habilidad en combate, sino también por su capacidad para mantener a sus compañeros enfocados y organizados en medio del caos.
Cuando la batalla terminó, el pueblo de Rostock estaría a salvo otra vez, y los piratas que no habían huido estaban capturados. Ya todo estaba seugro. Entre ellos, Cadmus se destacó, su uniforme de sudor, pero con la satisfacción de haber servido para la Marina y los habitantes de Rostock.
De regreso en la base, un superior se acercó a Cadmus con una sonrisa de aprobación.
Hoy has demostrado ir más allá de tu rango, Cadmus. Has ganado tu lugar, Sargento Cadmus.
El ascenso a sargento fue inesperado, pero Cadmus lo aceptó con humildad. Aunque todavía tenía dudas sobre su lugar en la Marina, sabía que, al menos en ese momento, había hecho lo correcto.
Gracias.