Octojin
El terror blanco
01-09-2024, 05:44 PM
KGY300
GYOJIN KARATE
Pasiva
Tier 3
No Aprendida
Las técnicas del estilo emplean el elemento agua en ellas, con lo cual serán capaces de golpear a los usuarios de Akuma no Mi que normalmente contarán con ciertas inmunidades tangibles con normalidad. Por otro lado, siempre que se encuentre en el agua o tenga una fuente de agua de al menos 10 litros a 30 metros, sus técnicas físicas basadas en la utilización del cuerpo causan +40 de Daño adicional y costarán -5 Energía (Hasta un mínimo de 5 Energía). Obtiene [Colisión] +50 en tus ataques cuerpo a cuerpo con el estilo.
U82001
ÚNICA
Pasiva Racial
Tier 1
No Aprendida
Los tiburones tienen un instinto predador que se agudiza al oler o saborear sangre. Para Octojin, este instinto se manifiesta de manera aún más intensa, alimentando su fuerza y ferocidad en combate cuando está en presencia de sangre fresca. Al ver/oler/saborear sangre en un radio de 40m el Gyojin obtiene un bono de +5 Fuerza y +5 Agilidad. Además, sus ojos se tornan rojos y su iris se vuelve más pequeño.
Consideramos que un enemigo derrama algo de sangre cuando sufra algún estado de Hemorragia o reciba daños cortantes o perforantes.
Consideramos que un enemigo derrama algo de sangre cuando sufra algún estado de Hemorragia o reciba daños cortantes o perforantes.
En las sombrías tierras de la Montaña de los Lamentos, Octojin, el máximo adepto de los Norfeicos, permanecía erguido entre los ecos de las pasadas batallas y las sombras de los enemigos caídos. Sus ojos, encendidos por la fe inquebrantable en su deidad, mirarían con una cada vez mayor determinación a los pocos que aún se atrevían a desafiar su propósito divino. En su corazón, no había lugar para la duda; la fé sobrepasaría por mucho a los infieles. Y solo había un camino posible, exterminarlos.
Mientras se encontraba arrodillado para ofrecer las canicas recogidas como tributo a su dios y esperaba una respuesta, esta se dio rápidamente. Norfeo hizo acto de presencia con un discurso atrevido y dijo algo que sorprendió al tiburón. Estaba, de algún modo, orgulloso de ellos por haber conseguido lo que había propuesto en un primer momento. Pero llegaba la hora de la verdad. Y solo uno de los Norfeicos merecería la gloria eterna. Aunque claro, si algo tenía claro el tiburón es que él sería el último en pie, un bastión de devoción en un mundo de herejía y traición.
Tras escuchar las palabras de su dios, el escualo guardó cuidadosamente las canicas en su bolsa, sellando así su compromiso con la causa divina. Con cada paso firme sobre la tierra ensangrentada de la montaña, Octojin se había reafirmado en su misión celestial. Primero, los infieles habían caído bajo el peso de su convicción. Luego, si fuera necesario, tendría que enfrentar a aquellos que una vez llamó aliados. La idea de combatir contra la rubia, Asradi y el profeta, entre otros, era un tormento para su espíritu, pero su devoción a Norfeo lo eclipsaba todo. Si ese era el deseo de su amado dios, así se haría, a pesar de la pronta resignación que sintió al oírlo.
En ese momento crítico, un nuevo adversario surgió, un segundo gnomo que, con un ataque sorpresa, intentaba quebrantar su fe. Qué extraño día, dos gnomos decididos a encontrar su fin. Aquello no se debía dar mucho. O quizá sí, pero para el habitante del mar desde luego era la primera vez.
Con un ágil movimiento, el habitante del mar se limitó a intentar posicionar las manos allá donde venía el ataque, con el objetivo de centrar todas sus fuerzas en sus manos e intentar frenar la ofensiva, sin embargo, su reacción fue más lenta de lo esperado y terminó recibiendo el ataque, pillándole completamente por sorpresa. El gnomo poseía una destreza que desmentía su tamaño, aunque quizá el gyojin le dio aún más valor dado su actual estado de fatiga. Su defensa no había llegado a tiempo, y pudo ver cómo un corte se producía en su cuerpo, creando un río de sangre que, si la batalla se alargaba mucho, poco a poco sería más caudaloso.
Aunque en un principio la lucha podría parecer que iba a ser feroz, pronto resultó ser breve, pues el profeta, fiel a su palabra y poder, acudía en su ayuda y derribaba al enemigo con un golpe decisivo.
Octojin se acercó al profeta, con sus ojos todavía ardiendo con la luz de la fe.
—Tu valor fortalece nuestra causa, pero el destino de los infieles no puede ser otro que la destrucción— le dijo, antes de acercarse al gnomo y asestarle un golpe a modo de gancho que era tanto un acto de fe como una advertencia, para seguidamente impactar en las partículas de agua que flotaban en el ambiente propagando su golpe. A su alrededor, el campo de batalla yacía en un silencio tenso, roto solo por el crujir de las hojas secas bajo sus pies y el distante gemido del viento.
KGY301
GYOJIN KARATE
Ofensiva Activa
Tier 3
No Aprendida
34
2
Un impacto ascendente en que el usuario buscará trazar un gancho mientras golpea el vapor que rodea a su objetivo para elevarlo por los aires del impacto causando [Empuje] hacia arriba un máximo de 10 metros con el fin de dejarlo expuesto mientras cae.
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño Contundente]
KGY501
GYOJIN KARATE
Ofensiva Activa
Tier 5
No Aprendida
63
3
Se trata de una técnica en la que el usuario no requiere con su golpe de hacer contacto directo contra su objetivo, puesto que él centra su golpe e impacto en las partículas de agua que flotan en el ambiente propagando su golpe en un área de 12 metros desde su posición expandiéndose como un cono de 180º hacia delante y arriba, barriendo con todo a su paso.
Golpe Básico + [FUEx3] de [Daño Verdadero]
Tras su ofensiva, y sin apartar la vista del gnomo, el escualo aguardaba respirando el aire frío de la montaña, sintiendo cómo la energía de Norfeo lo invadía, preparándolo para los enfrentamientos que aún estaban por venir. Octojin se erguía, un guerrero tocado por lo divino, listo para defender su fe hasta el último aliento, convencido de que ningún enemigo terrenal podría igualar el poder que Norfeo había depositado en él. Su corazón latía al ritmo de un tambor de guerra celestial, cada golpe era una plegaria, cada grito una exaltación del único dios verdadero que había elegido para guiar su destino.
Entonces escuchó las palabras de la sirena, que cuestionaba a su dios, y tras ello empezó a cantar, al igual que otro humano que había
aparecido de la nada, pero que ya estaba siendo atendido por el pato y el otro gyojin. Aquel acto de la sirena no podía considerarse otra cosa que no fuese una herejía. El tiburón procuró ponerse en el pellejo de la sirena antes de sentenciarla, pero pronto su fe cegó cualquier atisbo por ser empático. Entonces, elevando la voz, pronunció las que probablemente fueran sus últimas palabras, ya que solo quedaba tiempo para acciones.
—En la vastedad de este mundo corrupto y desprovisto de luz verdadera, solo la sublime presencia tuya, Norfeo, mi todopoderoso y magnánimo dios, infunde un propósito puro y celestial en nuestras almas errantes. Elevado
por encima de los mortales y las trivialidades de esta existencia efímera, mi devoción por ti, Norfeo, eclipsa todo pensamiento, cada susurro de duda, transformando cada batalla en un acto sagrado de fe inquebrantable. Oh, divino Norfeo, tu voluntad es mi guía, tu voz, el único cántico que resuena en el santuario de mi mente; por ti, la sangre se derrama, y por tu gracia, la victoria es asegurada. Ante ti, mi señor celestial, mi espíritu se postra en sumisión absoluta, renunciando a toda atadura terrenal para servirte con cada aliento, cada latido, cada gota de mi ser. Que mi fervor sea una ofrenda digna a tus ojos omnipotentes, pues en tu infinita magnanimidad y poder, encuentro mi razón de ser, mi único destino.