Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
02-09-2024, 12:05 AM
Norfeo no me había contestado. No solo eso, sino que había declarado aquel territorio como vencedor. ¿La recompensa? Una lucha a muerte entre todos los supervivientes hasta que solo quedase uno. La rabia se agolpaba en mi interior. Había demasiadas cosas mal en aquello. Demasiadas. La misma esencia de mi ser se rebelaba contra la crueldad de aquella criatura, aquella especie de dios malévolo que jugaba con nosotros. Inspiré hondo y apreté mis puños. El ruido de las batallas no se había apagado del todo. Había idiotas dispuestos a seguir peleando y obedecer ciegamente a aquella entidad, pero no todo el mundo era así. Escuché gritos y abucheos de gente que se negaba a asumir aquella injusticia. A pesar de que aquello me alivió e hizo sentir algo de esperanza, no pude evitar cierto desdén mordaz al pensar que aquella gente había estado matándose entre sí escasos segundos antes.
Sentí ganas de unirme a los gritos, de amenazar y provocar a Norfeo, de, en definitiva, hacer algo, lo que fuera. Sin embargo, tras mi error anterior no estaba dispuesto a volver a actuar precipitadamente. Acompasé mi respiración y me centré en mi educación marcial. ¿Qué podía hacer en esa situación? ¿Qué me había dicho mi padre? Había demasiadas lecciones que había desechado con el tiempo por considerarlas pseudointelectuales y basura mística ilógica. Sin embargo, últimamente me encontraba cada vez más a menudo en situaciones en que aquellas lecciones cobraban sentido - ¿qué solía decir? - musité para mí - algo de oponer resistencia pasiva. De que la piedra no gasta fuerza en evitar ser movida y no por ello es fácil de mover... ah, no lo recuerdo - pese a todo, sí que había retenido la idea central. No necesitaba hacer nada para resistirme a Norfeo. De hecho, la manera de resistir era precisamente no hacer nada.
Caminé hacia una roca y me senté encima. Sentía frío, pero ahora mismo era más importante mandar un mensaje que entrar en calor. Asegurarme de que mi inactividad transmitiera claramente la idea de que no iba a ceder a los deseos de aquella caprichosa y retorcida criatura. Me crucé de brazos y miré hacia el cielo con el ceño fruncido. Se me pasó por la mente que, en ciertos aspectos, aquello era lo más parecido a hacerle un gesto obsceno con la mano de forma diplomática que podía imaginar. Se me escapó una media sonrisa y mi humor mejoró un poco. Si al menos lograba frustrar un poco a Norfeo, quedaría contento.
Sentí ganas de unirme a los gritos, de amenazar y provocar a Norfeo, de, en definitiva, hacer algo, lo que fuera. Sin embargo, tras mi error anterior no estaba dispuesto a volver a actuar precipitadamente. Acompasé mi respiración y me centré en mi educación marcial. ¿Qué podía hacer en esa situación? ¿Qué me había dicho mi padre? Había demasiadas lecciones que había desechado con el tiempo por considerarlas pseudointelectuales y basura mística ilógica. Sin embargo, últimamente me encontraba cada vez más a menudo en situaciones en que aquellas lecciones cobraban sentido - ¿qué solía decir? - musité para mí - algo de oponer resistencia pasiva. De que la piedra no gasta fuerza en evitar ser movida y no por ello es fácil de mover... ah, no lo recuerdo - pese a todo, sí que había retenido la idea central. No necesitaba hacer nada para resistirme a Norfeo. De hecho, la manera de resistir era precisamente no hacer nada.
Caminé hacia una roca y me senté encima. Sentía frío, pero ahora mismo era más importante mandar un mensaje que entrar en calor. Asegurarme de que mi inactividad transmitiera claramente la idea de que no iba a ceder a los deseos de aquella caprichosa y retorcida criatura. Me crucé de brazos y miré hacia el cielo con el ceño fruncido. Se me pasó por la mente que, en ciertos aspectos, aquello era lo más parecido a hacerle un gesto obsceno con la mano de forma diplomática que podía imaginar. Se me escapó una media sonrisa y mi humor mejoró un poco. Si al menos lograba frustrar un poco a Norfeo, quedaría contento.