Alguien dijo una vez...
Iro
Luego os escribo que ahora no os puedo escribir.
[Común] [C-Pasado] Diamante en bruto
Airgid Vanaidiam
Metalhead
Fue difícil, Airgid era un hueso duro de roer, pataleando y zarandeándose como si le fuera la vida en ello, lanzando puñetazos e incluso, mordiendo la mano de alguno. Pero eran demasiados contra una sola chica de quince años. Finalmente, por mucho que se resistiera, Airgid acabó cayendo, amordazándola, atándola de manos y pies, y por último, golpeándola hasta que la dejaron inconsciente. No fue demasiado difícil, el cuerpo de la rubia estaba agotado de antes, apalizado y cansado, por lo que no pudo resistir más el abrazo del sueño.

Cuando despertó, enseguida notó que no podía mover los brazos. Bueno, sí podía, pero de forma limitante y dolorosa, pues tenía las manos atadas a la cama donde se encontraba tumbada. No sabía cuánto tiempo se había pasado en aquella postura, pero notaba cómo tenía los músculos resentidos. Lo siguiente que notó fue lo seca que tenía la boca, la sed vino a ella de manera casi inmediata, por un momento se sintió como un cactus en medio de un desierto. También notó la rigidez y el frío metal que se suponía que era una cama. La espalda le dolió rápidamente, al igual que el cuello, sin una almohada donde haber podido apoyar la cabeza. Por suerte, algo bueno que pudo comprobar, es que tenía las piernas libres, lo cual le dejaba un pequeño margen de movimiento y una ventana fuera de la incomodidad. Estaba tremendamente incómoda, en general. También llevaba otra ropa puesta. Le disgustó pensar en que alguien tendría que haberla visto desnuda, que alguien habría tocado su cuerpo, de hecho fue incapaz de reprimir una expresión de asco al pensar en ello. Era ropa cómoda, sucia, pero estaba acostumbrada a ello, aunque le preocupó saber dónde se encontraría la que ella llevaba. Sobre todo sus queridas gafas grandes de aviador, les tenía mucho cariño.

Aún algo aturdida, con la mirada ligeramente borrosa, miró a su alrededor. Alguien debió darse cuenta de que había despertado, pues una voz desconocida habló a su lado. Airgid giró ligeramente el rostro, como buenamente podía en aquella postura, para mirarle. Observó sin decir nada, cómo lanzó un trapo húmedo junto a una bandeja en el suelo, con comida, si es que se le podía llamar así a eso... sopa, pan duro y fruta. Por lo menos no había melocotones, era alérgica al melocotón, un dato de descubrió de una forma bastante desagradable hacía unos años. El estómago le rugió de forma inmediata, instantánea, como si hubiera reaccionado directamente al ver y oler la comida, que a pesar de ser pobre, era tremendamente apetitosa a ojos de Airgid. Y eso que la fruta no le hacía mucha gracia. Pero sus labios de fruncieron. No se fiaba de esa comida. De hecho, ¿dónde coño estaba? Recordaba la pelea en la casa de Padre, pero aquella era una habitación completamente diferente. Y era de día. ¿Cuánto tiempo había pasado dormida? Dijo que solo había cumplido órdenes. Lo dijo con tono pesadumbrado, pero Airgid no se lo creyó en absoluto.

Al parecer, si es que podía fiarse de algo que le dijera aquel hombre, llevaba dos días inconsciente. Ahora entendía el hambre y la sed que sentía. Pero Airgid era cabezota como una mula, no se sentía satisfecha con nada de lo que estaba escuchando, ni si quiera podría comer decentemente aún si lo quisiera, con las manos atadas a la cama de aquella manera. — No tengo hambre. — Mintió descaradamente. Y apartó la mirada de la comida, tentadora y apetitosa. Al girar la cabeza hacia otro lado, se fijó en la ventana que se encontraba cerca de ella, en la pared contra la que se apoyaba la cama. Se escuchaba el bullicio de la gente. Airgid ni si quiera preguntó, tampoco podía asomarse si quiera, pero no hizo falta. Aquel hombre que la acompañaba empezó a ponerla al día sobre todo lo que había pasado durante su largo sueño. ¿Ejecución? ¿La de Ming? No recordaba que le habían dicho que Ragnheidr había escapado la misma noche que la tomaron como cautiva.

Volvió a insistirle en que comiera. Se presentó como Frank y también como médico. Airgid bufó, sin querer mirarle aún a la cara. Cosa que cambió cuando Frank le contó que al que planeaban ejecutar era a su nuevo amigo, a Ragnheidr. Entonces no pudo evitar volver a mirar al médico a los ojos, con una expresión inicialmente de sorpresa que fue evolucionando a la ira. Entonces, mientras le contaba lo que había pasado aquellos dos días, fue recordándolo todo, rellenando los huecos que su memoria había omitido. Recordó las miradas que intercambió con el gran rubio, esa conexión que tuvieron. Recordó el nombre de su idioma, "Språket til store menn", se propuso no olvidarlo y por caprichos del destino, así fue. Al parecer había matado a muchos. Pero no a los suficientes. No a ese cabrón de Padre.

Tenía que hacer algo. No podía quedarse ahí, quieta, atrapada mientras mataban públicamente a su amigo. Y por el tono de su voz, era como si aquel hombre, Frank, también quisiera ayudar pero se hubiera dado por vencido hacía mucho tiempo. Quizás, solo quizás, podría convencerle de que la ayudara. — ¡Frank! Cúchame, tengo que salí daquí. ¡Esto ta mal! Yo tengo una familia, en otra isla, tengo gente que me tará buscando, ¡no puedo quedarme! — Se revolvió en la cama. Gracias a que tenía las piernas libres, fue capaz de sentarse en el suelo, aunque con los brazos en alto, aún atados a la cama. — Y tengo que ayudá a mi amigo. No puedo dejá que le maten, ¡es injusto! ¿Qué sitio de locos de mierda é este? — Estaba desesperada, trataba de convencerle, pero le resultaba difícil mantenerse serena y hablar, pensar en las palabras que decía. — ¡Habrá que hacer argo! No puede dejá que secuestre y mate gente porque le de la gana. — Se acercó un poco a la puerta, pero no podía sin traerse la cama a rastras con ella. — Entra, suértame los brazo, déjame escapá. Si no quiere mancharte la mano me parece bien, di que te engañé y que te pegué, inventate lo que sea que quiera, pero déjame salí. — Cada vez sonaba menos enfadada, más triste, más pesimista. Recordó a los amigos que habían venido con ella a Isla Dawn, que habían pasado dos días y que seguramente la estarían buscando, que era probable que se hubieran metido en el vertedero, que si no cuidaba bien por dónde iban, quizás los cogían a ellos también como prisioneros. Recordó a los amigos que la esperaban en isla Kilombo. Sintió su pecho encogerse, pero se reprimió las ganas de llorar. No era el momento, aún no, no estaba todo perdido. — Por favor... — Le dijo con un susurro. Sin saber qué más podría añadir, cómo poder convencer a una persona a la que apenas conocía de traicionar a la gente con la que convivía. ¿Cómo se hacía algo así? Se mordió la lengua, angustiada, frustrada, triste.



Karmas a tener en cuenta:

- Carisma: Tienes carisma para facilitar situaciones sociales en tu favor, lo que puede crear tramas más fácilmente o librarte de problemas.
- Tic Físico: Morderse la lengua.
#13


Mensajes en este tema
[C-Pasado] Diamante en bruto - por Airgid Vanaidiam - 22-08-2024, 10:50 PM
RE: [C-Pasado] Diamante en bruto - por Airgid Vanaidiam - 02-09-2024, 03:49 PM

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