Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[C-Presente] Intercambio equivalente
Airgid Vanaidiam
Metalhead
Día 15 de Verano del año 724.

Hace un par de horas...

Ya estaba todo pensado, todo hablado, todas las cartas encima de la mesa. Dentro de poco, no sabía aún exactamente cuando, saldría de la isla con Ragnheidr, Ubben, Asradi... se moría de ganas. Pero tenía que hacer unos cuantos preparativos antes. Llegó a su pequeña y destrozada casa, o garaje, mejor dicho, pues se trataba de una sola habitación cuya puerta era de metal y se elevaba hacia el techo. O sea que no, no era una casa de verdad. Pero lo había sido para ella durante muchos años. Le daba cierta morriña tener que decirle adiós a tantas cosas a las que les había pillado cariño. Sabía que muchas de esas cosas se irían con ella, y aunque sintiera algo de pena, lo que más predominaba en su cuerpo era la emoción, las ganas, la expectación. Llevaba toda la vida esperando una oportunidad así.

Una vez en su casa, recogió un par de cosas que le hacían falta, entre ellas, una escondida bolsa de dinero. Estaba detrás de unos tablones de madera, ajena a cualquier persona que pudiera entrar a robarle... que no sería la primera vez, la verdad. Por suerte, nunca antes habían encontrado sus pequeños ahorros ocultos. Que de pequeño no tenían nada, se trataban de unos buenos cuantos millones de berries. Nunca antes se había planteado usarlos, siempre evitaba tocar ni uno de esos berries por si ocurría cualquier cosa y los acababa necesitando. Pero estaba a punto de comenzar una vida nueva. Y quería ir con todo, bien equipada, preparada. Sabía dónde empezar.

En la actualidad, a las 22:30 de la noche.

La página de una enciclopedia. Una enciclopedia para poder encontrar una de esas especiales y tremendamente raras frutas del diablo. ¿Era eso lo que necesitaba para comenzar su viaje? La mera idea de poder conseguir una de esas frutas, de consumirla, de obtener una nueva y poderosa habilidad... nunca se había imaginado a sí misma haciendo algo como eso. Pero la curiosidad se había apoderado de ella, la necesidad de volverse más fuerte, de expandir sus fronteras, de continuar avanzando. Las ganas de ser una mujer útil, más de lo que era. La falta de su extremidad, aunque ella intentara que no fuera así, siempre había supuesto una enorme debilidad. Quizás con el poder de una de esas frutas podía suplir ese defecto. No podía más. No le importaba dejarse todo su dinero en esa página que aquella extraña gyojin parecía dispuesta a ofrecerle. — ¿Veinte millones te parese bien? — Preguntó. Acababa de conocerla hacía una media hora como mucho, no sabía si podía fiarse de ella, pero... era un trato jugoso para ambas. Llevaban unos minutos regateando, millón arriba, millón abajo. Veinte sería su oferta final. O al menos esa era la impresión que quería ocasionar en la contraria.

Se encontraban a las afueras de la taberna donde se encontraron por casualidad. Si iban a hablar de negocios, era mejor no hacerlo delante de un montón de borrachos. Iluminadas por la luz de una solitaria farola, Airgid estaba en su silla de ruedas, cansada ya de las muletas, con una expresión decidida en el rostro y la bolsa del dinero guardada en el escote. Un lugar bastante seguro, se notaba un poco, pero al menos si alguien se la intentaba quitar podría cortarle la mano al susodicho.
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[C-Presente] Intercambio equivalente - por Airgid Vanaidiam - 02-09-2024, 04:47 PM

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