Ray
Kuroi Ya
02-09-2024, 05:32 PM
Ray caminaba por la base despreocupadamente. Aquella mañana se había librado de la instrucción junto a algunos de sus compañeros, ya que se les había asignado dar la bienvenida a un nuevo recluta muy particular. Al parecer Camille y Atlas habían conocido recientemente a un gyojin bastante especial. Era por todos conocido que los hombres pez eran seres tremendamente poderosos, pero que no solían tener predisposición a relacionarse con los humanos debido a las disputas que durante siglos habían existido entre ambas razas. Y no solo eso, sino que habían logrado convencer a ese tipo de alistarse en la Marina. Según su amiga cornuda le había contado el nuevo fichaje era verdaderamente fuerte, y además muy buen tipo.
No tuvo que fijarse demasiado para darse cuenta rápidamente de quién era el nuevo, pues su imponente físico destacaba como lo hacía la primera cana en una cabellera negra. Era un gyojin tiburón, con una enorme mandíbula llena de afilados y peligrosos dientes, así como un volumen muscular descomunal que para cualquier ser humano habría resultado desproporcionado. Y si Camille era alta... aquel tipo era verdaderamente inmenso, pues incluso desde lejos se podía apreciar a la perfección que doblaba a Ray en altura, y eso que el peliblanco era alguien que superaba por bastante la estatura media de la raza humana.
Con aquel aspecto tan intimidante no era de extrañar que, si además era buena persona y simpático, Camille y Atlas hubieran querido que el gyojin se uniera a ellos. El joven tan solo podía imaginar lo que aquella mole de músculos era capaz de hacer en combate. Sin darse cuenta se encontró deseando entrenar con él, probando sus habilidades en un cara a cara. Sin ninguna duda la presencia de alguien tan fuerte físicamente les ayudaría a potenciar aún más sus habilidades. Cosa que les empezaba a hacer falta, pues los cinco amigos en muy pocas semanas habían dejado atrás al resto de marines de Cuartel General del G-31, que a esas alturas ya no eran rivales para ellos en los entrenamientos. Añadir un sexto individuo a aquella ecuación le hacía muy feliz.
Así que sin perder tiempo se acercó al tiburón y, con una sincera y cálida sonrisa en la cara, se presentó:
- ¡Hey, hola! Tú debes de ser Octojin, ¿verdad?
Tras esperar a que el hombre pez respondiera, continuó:
- Yo soy Ray, un amigo de Atlas y Camille. Ellos me dijeron que vendrías. Deben de estar al caer, venían también a darte la bienvenida. ¿Qué te está pareciendo el Cuartel por el momento?
No tuvo que fijarse demasiado para darse cuenta rápidamente de quién era el nuevo, pues su imponente físico destacaba como lo hacía la primera cana en una cabellera negra. Era un gyojin tiburón, con una enorme mandíbula llena de afilados y peligrosos dientes, así como un volumen muscular descomunal que para cualquier ser humano habría resultado desproporcionado. Y si Camille era alta... aquel tipo era verdaderamente inmenso, pues incluso desde lejos se podía apreciar a la perfección que doblaba a Ray en altura, y eso que el peliblanco era alguien que superaba por bastante la estatura media de la raza humana.
Con aquel aspecto tan intimidante no era de extrañar que, si además era buena persona y simpático, Camille y Atlas hubieran querido que el gyojin se uniera a ellos. El joven tan solo podía imaginar lo que aquella mole de músculos era capaz de hacer en combate. Sin darse cuenta se encontró deseando entrenar con él, probando sus habilidades en un cara a cara. Sin ninguna duda la presencia de alguien tan fuerte físicamente les ayudaría a potenciar aún más sus habilidades. Cosa que les empezaba a hacer falta, pues los cinco amigos en muy pocas semanas habían dejado atrás al resto de marines de Cuartel General del G-31, que a esas alturas ya no eran rivales para ellos en los entrenamientos. Añadir un sexto individuo a aquella ecuación le hacía muy feliz.
Así que sin perder tiempo se acercó al tiburón y, con una sincera y cálida sonrisa en la cara, se presentó:
- ¡Hey, hola! Tú debes de ser Octojin, ¿verdad?
Tras esperar a que el hombre pez respondiera, continuó:
- Yo soy Ray, un amigo de Atlas y Camille. Ellos me dijeron que vendrías. Deben de estar al caer, venían también a darte la bienvenida. ¿Qué te está pareciendo el Cuartel por el momento?