Qazan
Qazan
02-09-2024, 06:40 PM
Llevaba ya varios días buscando un tipo concreto de madera en el bosque, quería iniciar una fabricación artesanal de instrumentos musicales pero necesitaba aquella madera concreta, la dureza y flexibilidad perfectas, ligera como una pluma pero a la vez con una resonancia impecable para conseguir los sonidos más bonitos y maravillosos que su músico fuese capaz de sacarle al instrumento. -Dichoso bosque... llevo ya casi una semana y no hay manera de encontrar un solo árbol de Avellanario-. Dije hablando conmigo mismo mientras seguía deambulando por el bosque. No tardé mucho en escuchas a la lejanía un tremendo alarido, como si de una bestia sacada de los poetas de los trovadores se tratase.
-¡Ostias!-. Lo que fuese que había gruñido de esa manera debía tener un tamaño colosal, tanto, que de la potencia del rugido me había quedado paralizado unos segundos. -Si hay Avellanario puede esperar, esa cosa es más interesante-. Cayéndome una gota de sudor frío por la frente simplemente seguí el eco del alarido, no tenía mucha perdida ya que hasta las hojas de los árboles se había movido de la propia potencia. Conforme me acercaba, podía ver una calva entre los arboles, una pequeña zona despejada de los mismos por donde el sol se colaba casi marcando el punto exacto de un tesoro pirata. Cuando llegué la escena que me encontré era cuanto menos rara de narices.
Juuken estaba ahí plantado como un pasmarote mientras que delante suya había una especie de cerda gigantesca con las tetas colgando como dos globos de agua solo que cada una de estas era del tamaño del pequeñajo. Igual me estaba entrometiendo donde no debía, para gustos colores y siempre me han caído mejor las razas animaloides antes que los humanos. Debía ser un buen amigo, nuestra breve amistad lo valía y precisamente podía reforzarla todavía más si le ayudaba a ligarse a la jabalí. -Veamos, ¿Cómo podría ayudarle?-. Traté de pensar algo que pudiese servir para que aquella relación fuese lo más fructífera posible. -¡Ya sé! Le ayudaré con el primer paso-.
-Ánimo Juu, no decepciones a tu ligue-. Le dije mientras me acercaba a él poniéndole la aleta sobre el hombro para acto seguido lanzarle con un breve impulso a los brazos de la cerda. -Disfrutad la tarde chicos, me piro a la playa a ver si sigo con mi trabajo-. Les dije luego de lanzar al pequeño Juuken a los brazos de su nueva amiguita, de seguro que me lo agradecería, no conocía demasiado a Juu pero sabía que era demasiado tímido para dar el paso inicial... -Tranquilo Juu, en nombre de nuestra amistad, yo daré ese primer paso por ti-. Pensaba hacia mis adentros mientras me iba alejando para darles intimidad y espacio. Fíjate si era considerada la chica que parecía haberse entretenido en hacer una piscina donde poder revolcarse juntos y pasar un buen rato. -Les veo un buen futuro a ese par, les deseo lo mejor-.
-¡Ostias!-. Lo que fuese que había gruñido de esa manera debía tener un tamaño colosal, tanto, que de la potencia del rugido me había quedado paralizado unos segundos. -Si hay Avellanario puede esperar, esa cosa es más interesante-. Cayéndome una gota de sudor frío por la frente simplemente seguí el eco del alarido, no tenía mucha perdida ya que hasta las hojas de los árboles se había movido de la propia potencia. Conforme me acercaba, podía ver una calva entre los arboles, una pequeña zona despejada de los mismos por donde el sol se colaba casi marcando el punto exacto de un tesoro pirata. Cuando llegué la escena que me encontré era cuanto menos rara de narices.
Juuken estaba ahí plantado como un pasmarote mientras que delante suya había una especie de cerda gigantesca con las tetas colgando como dos globos de agua solo que cada una de estas era del tamaño del pequeñajo. Igual me estaba entrometiendo donde no debía, para gustos colores y siempre me han caído mejor las razas animaloides antes que los humanos. Debía ser un buen amigo, nuestra breve amistad lo valía y precisamente podía reforzarla todavía más si le ayudaba a ligarse a la jabalí. -Veamos, ¿Cómo podría ayudarle?-. Traté de pensar algo que pudiese servir para que aquella relación fuese lo más fructífera posible. -¡Ya sé! Le ayudaré con el primer paso-.
-Ánimo Juu, no decepciones a tu ligue-. Le dije mientras me acercaba a él poniéndole la aleta sobre el hombro para acto seguido lanzarle con un breve impulso a los brazos de la cerda. -Disfrutad la tarde chicos, me piro a la playa a ver si sigo con mi trabajo-. Les dije luego de lanzar al pequeño Juuken a los brazos de su nueva amiguita, de seguro que me lo agradecería, no conocía demasiado a Juu pero sabía que era demasiado tímido para dar el paso inicial... -Tranquilo Juu, en nombre de nuestra amistad, yo daré ese primer paso por ti-. Pensaba hacia mis adentros mientras me iba alejando para darles intimidad y espacio. Fíjate si era considerada la chica que parecía haberse entretenido en hacer una piscina donde poder revolcarse juntos y pasar un buen rato. -Les veo un buen futuro a ese par, les deseo lo mejor-.