Hay rumores sobre…
... que existe una isla del East Blue donde una tribu rinde culto a un volcán.
[Común] [C-Pasado] Trapicheos casi legales
Airgid Vanaidiam
Metalhead
Al parecer, a Byron le agradó saber que Airgid podría darle un buen uso a aquel arma. Bueno, en realidad parecía más que le daba un poco igual, pero de tener que elegir... pues al menos que pudiera aprovecharla. Aunque la realidad es que a la gente lo que más le interesaba era el dinero. Si el aficionado a las armas te ofrecía menos dinero que el que solo la iba a usar como decoración, la mayoría de las personas eligirían lo segundo. Pero bueno, al menos el detalle estaba ahí. Y no, Airgid no es que fuera tremendamente rica... de dinero, quiero decir, pero sí que tenía unos ahorrillos. Y estaba dispuesta a ponerlos sobre la mesa. — No usar ese arma debería ser considerao un pecao. Yo prometo haser unos cuantos agujeritos con ella. — Le dirigió un guiñito cómplice. No había especificado a qué... o a quién le haría esos agujeros, no tendría porqué asumir que planeaba hacerle daño a nadie. Puede que fuera una aficionada a la caza, o al tiro al plato. También podía ser una pirata, una rebelde, ¿quién sabe? La duda se quedaría en el aire.

La calle por la que circulaban estaba llena de vida. A cada segundo que pasaban llegaban a ella nuevos y diferentes olores, provenientes de los distintos locales por los que iban pasando. Servían todo tipo de comida, para todos los gustos, desde los más refinados hasta los más comunes y baratos, que no malos. También había simples bares, donde lo que servían se encontraba más centrado a el alcohol y la bebida con solo unas pocas tapitas disponibles de cocina por si a algún borrachillo se le abría el apetito no tuviera que irse a otro local. Airgid había pasado muchas veces por aquellas calles, había parado en casi todos los restaurantes, a excepción de los más caros, claro. Muchos también habían cambiado de dueño, de nombre, de tipo de comida... Y otros, sin embargo, permanecían como habían estado durante toda la vida, desde que la rubia era solo un mico.

Airgid se mordió la lengua ligeramente con las muelas mientras escuchaba a Byron contar la resumida y divertida historia que le había traído a Isla Kilombo. Decía haber llegado allí desde muy lejos, apenas ayer, y contra su voluntad, cuanto menos. Y ahí enlazó con su pregunta acerca de si siempre solía ser tan afortunado. Unos marines que al parecer conocía ya con anterioridad le arrestaron y le arrastraron a la base marine de la isla, lugar donde se dieron cuenta de que no tenían un motivo real para encerrarle o ponerle una recompensa. Le dejó a la rubia la potestad de juzgar si aquello había sido mala o buena suerte. Ella hizo un gesto de duda, mordiéndose ligeramente el labio inferior. — Mmm... parese como si se te hubiera compensao de alguna forma esa mala suerte inicial. Ni pa' ti ni pa' mi. — Le dedicó una sonrisilla.

Realmente Airgid no estaba segura de dónde parar, porque no conocía los gustos de su nuevo amigo. Pero ambos sintieron una conexión y un impulso casi instantáneo cuando vieron a aquel hombre comiéndose desesperadamente una sopa caliente. A Byron le rugieron las tripas, lo que desató una leve risilla en la rubia. Cuando los estómagos hablaban, poco más había que añadir. Estaba decidido, ya tenían plato que pedir. Además Airgid, sorprendentemente, no había probado nunca comer en ese restaurante. Le llamó la atención que fuera él el que se adelantara a ofrecerle asiento, apartando un poco la silla donde iba a sentarse. Era un gesto tan de... ¿caballeros? Pocas veces le habían dedicado algo así antes a la rubia, y era una tontería, de hecho no solía ser de su agrado que se preocupasen por ella, como si dieran por hecho que no podía valerse por sí misma. Pero ocurría tan poco, y notó en él que había sido con una buena intención, que le fue imposible enfadarse o decir nada. — Gracias. — Dijo sin más, con una sonrisa más suave. La gente rápidamente solía olvidarse de que le faltaba una pierna gracias a la energía que derrochaba, a lo autosuficiente que era, estaba acostumbrada a buscarse ella sola las habichuelas. Lo prefería así. Pero de vez en cuando, no podía negar que se sentía bien que te atendieran un pelín.

Ambos se pidieron lo mismo, cómo para no hacerlo después de ver el espectáculo de aquel señor. Y ambos quedaron ligeramente... decepcionados. Estaba rico, pero no tanto como se habían esperado. Igualmente, cuando el hambre llamaba, casi cualquier cosa entraba, y Airgid era una mujer de buen apetito y que le gustaba comer casi de todo, así que continuó con su sopa, pensando ya incluso en el postre que se iba a pedir después. Haciendo una pequeña pausa, Byron retomó la conversación, haciendo una bromita sobre que solo le faltaba un beso para ya sentirse pleno. Airgid no le tomó en serio, se rió de hecho, las bromas no solían ofenderla y menos cuando eran halagadoras. Pero rápidamente el chico afortunado cambió de tema, poniendo un precio sobre la mesa. Antes de preguntar sobre la historia de su pierna, de una forma demasiado cuidadosa que no era necesaria, era normal que tuviera curiosidad. — De 750 a 400, ¿eh? es una buena rebaja, además de contarte mi historia, claro. — Jugueteó un poco con la cuchara, removiendo la sopa. No le gustaba mucho hablar de sí misma. Se mordió un poco la lengua antes de comenzar. — No es una historia demasiao increíble... tenía unos... dieciséi años cuando unos pirata vinieron a la isla y comenzaron a saqueá el pueblo. Seguramente se pensaban que los habitante de aquí serían uno debilucho, que el asunto sería cosé y cantá, pero el pueblo trató de defenderse. Obviamente con la ayuda de lo marine, que pa algo tienen que serví de vé en cuando. En fin, yo en aquel entonse no era muy... parte del pueblo. Vivía en el bosque con unos colega, renegaba un poco de tó esto, de la civilización, se podría decir. Pero aún así, es mi isla, ¿sabes? Teníamos que defenderla. Así que eso hicimos. — Le dio un traguito a su cerveza, antes de continuar. — Fue durante el fuego cruzao, como se le llama. Estaba donde no tenía que estar, y un par de balas me dieron de lleno en una zona mu mala, cerca de la rodilla. Se me puso hecho un cristo y la única solución fue cortar. — Hizo el gesto de cuando cortabas carne. — Con una sierra. Dolió un coño, pero creo que gracia a eso ya no tengo miedo al doló, en general. No creo que nada duela má que eso. — Sonreía, a pesar de haber recordado un momento como ese. Porque eso no fue lo peor, lo peor fue tener que aprender a vivir de una forma a la que no estaba acostumbrada, completamente diferente. Era una nueva vida. Y le costó años aceptarla y valorarla. — Pero me las apaño bien. No es ningún drama. — Tampoco quería que ahora el tono de la conversación hubiera bajado después de tal historia.
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RE: [C-Pasado] Trapicheos casi legales - por Byron - 21-08-2024, 11:48 PM
RE: [C-Pasado] Trapicheos casi legales - por Byron - 23-08-2024, 05:37 PM
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RE: [C-Pasado] Trapicheos casi legales - por Byron - 07-09-2024, 12:24 AM

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