Terence Blackmore
Enigma del East Blue
02-09-2024, 09:07 PM
En el interior de una mansión sombría, el aire estaba cargado de una tensión palpable. La sala principal, con sus paredes de piedra negra y un suelo de mármol frío, se extendía hasta una cristalera que daba a un jardín bien cuidado. La vegetación exuberante del exterior contrastaba con la atmósfera opresiva del interior. Hombres y mujeres, vestidos con ropajes modestos y algunos con grilletes en los tobillos, trabajaban en el jardín, cuidando las plantas con esmero bajo la vigilancia de los guardias. El jardín estaba lleno de flores exóticas y árboles frondosos, creando una escena de aparente calma que contrastaba con la tensión dentro de la mansión. En el centro de la sala, una figura alta y musculosa permanecía envuelta en la penumbra, su rostro oculto en la oscuridad, aunque su presencia imponente y el eco grave de su voz revelaban un carácter severo y experimentado.
De repente, el silencio sepulcral fue interrumpido por el sonido característico de un Den Den Mushi. Un repetido “purupurpupurup” resonó en la sala, mientras la figura en las sombras se movía con una lentitud calculada hacia el caracol de comunicación. La voz del hombre de blanco emergió a través del Den Den Mushi, transmitida emitiendo un sonido de profundidad marítima de fondo, con un ligero crujido de madera y un suave mecer en las aguas cercanas. Aunque el entorno del barco no ofrecía mucho lujo, el tono de la voz era firme pero notablemente nervioso.
—Señor, hemos logrado sabotear el tren como se ordenó. Sin embargo, durante la operación, fuimos interrumpidos por un grupo de marines. No pudimos completar nuestra misión según lo planeado en su totalidad... señor—
La figura en la penumbra se detuvo, su presencia proyectando una sombra aún más inquietante. Aunque su rostro permanecía oculto, el tono de su voz era firme y cargado de una amenaza latente.
—¿Interrumpidos por marines? — La voz grave retumbó en la sala — No toleraré ninguna incompetencia. La misión debía ser completada sin fallos. Si es necesario, no dudaré en tomar tu vida para asegurar que esto no vuelva a suceder... ¿Está lo suficientemente claro, señor Stracciatella?
El hombre de blanco, visiblemente afectado por la amenaza, tragó saliva y asintió con una mezcla de respeto y preocupación. El miedo palpable en el ambiente parecía intensificarse ante la inminente decisión de la figura sombría, cuya sombra se cernía como una amenaza constante sobre su subordinado.
Con un último parpadeo del Den Den Mushi, la figura en las sombras se volvió hacia el jardín. La escena del exterior, con sus prados bien cuidados y las figuras trabajando con diligencia, contrastaba con la atmósfera pesada del interior. La oscuridad envolvía nuevamente a la figura en un manto impenetrable, mientras el eco de su promesa resonaba en el aire, marcando el inicio de una nueva fase en su siniestro plan.
El sol estaba en su punto más alto cuando la división marine se reunió en la explanada de la base naval. Ray, con su cabello plateado ondeando al viento y sus ojos de un azul penetrante, lideraba el grupo con una elegancia natural. Su mirada escudriñaba a los presentes, como si cada uno de ellos pudiera ocultar secretos profundos.
Atlas, con su cabello rubio rebelde y una cicatriz que cruzaba su ojo derecho, estaba ligeramente inclinado hacia adelante, atento a las instrucciones. A pesar de su apariencia ruda, su expresión mostraba una amabilidad sutil, aunque su porte imponente no dejaba de generar respeto entre sus compañeros.
Takahiro, el imponente gigante con cabello verdoso, se situaba a un costado, su torso expuesto como de costumbre, lo que atraía miradas curiosas y divertidas de sus compañeros. Su estatura masiva y su apariencia única le conferían una presencia inconfundible en cualquier grupo.
Por otro lado, Camille, destacando con sus cuernos rojos y su altura imponente, se erguía con una postura firme. Su uniforme de la Marina estaba diseñado para acomodar sus cuernos, y los vendajes que cubrían su pecho ondeaban ligeramente. Su figura esbelta y su mirada incisiva añadían un toque intimidante a su ya prominente presencia.
Mientras el grupo se reunía en la explanada bajo el sol ardiente, un hombre extraño apareció repentinamente en el horizonte. Se trataba de un mensajero apresurado, vestido con ropajes desordenados y manchados de barro, que corría hacia ellos con un aire de desesperación. Su apariencia contrastaba fuertemente con el orden de los marines de la base, y su urgencia era palpable.
Al acercarse, el mensajero, con su rostro sudoroso y su aliento entrecortado, gritó:
—¡Urgente! ¡La estación del tren ha sido atacada! Necesitan prepararse para una posible segunda ofensiva. ¡El enemigo podría estar planeando algo aún más grande!— dijo con voz entrecortada, aun tambaleándose.
El mensajero continuó, cayendo al suelo de agotamiento mientras con el hilo de voz que le quedaba musitaba en el tono más audible posible:
—Hay indicios de que el ataque no era solo un sabotaje aislado. Podría haber una coordinación más amplia. ¡Ayuden!—
La advertencia del mensajero elevó la tensión en el aire, al equipo a reorganizarse rápidamente y prepararse para enfrentar una posible crisis inminente. La calma de la explanada se transformó en una escena de acción y vigilancia mientras el grupo se movilizaba para responder a la nueva amenaza.
¿Qué les depararía a nuestro equipo de Marines favorito?
De repente, el silencio sepulcral fue interrumpido por el sonido característico de un Den Den Mushi. Un repetido “purupurpupurup” resonó en la sala, mientras la figura en las sombras se movía con una lentitud calculada hacia el caracol de comunicación. La voz del hombre de blanco emergió a través del Den Den Mushi, transmitida emitiendo un sonido de profundidad marítima de fondo, con un ligero crujido de madera y un suave mecer en las aguas cercanas. Aunque el entorno del barco no ofrecía mucho lujo, el tono de la voz era firme pero notablemente nervioso.
—Señor, hemos logrado sabotear el tren como se ordenó. Sin embargo, durante la operación, fuimos interrumpidos por un grupo de marines. No pudimos completar nuestra misión según lo planeado en su totalidad... señor—
La figura en la penumbra se detuvo, su presencia proyectando una sombra aún más inquietante. Aunque su rostro permanecía oculto, el tono de su voz era firme y cargado de una amenaza latente.
—¿Interrumpidos por marines? — La voz grave retumbó en la sala — No toleraré ninguna incompetencia. La misión debía ser completada sin fallos. Si es necesario, no dudaré en tomar tu vida para asegurar que esto no vuelva a suceder... ¿Está lo suficientemente claro, señor Stracciatella?
El hombre de blanco, visiblemente afectado por la amenaza, tragó saliva y asintió con una mezcla de respeto y preocupación. El miedo palpable en el ambiente parecía intensificarse ante la inminente decisión de la figura sombría, cuya sombra se cernía como una amenaza constante sobre su subordinado.
Con un último parpadeo del Den Den Mushi, la figura en las sombras se volvió hacia el jardín. La escena del exterior, con sus prados bien cuidados y las figuras trabajando con diligencia, contrastaba con la atmósfera pesada del interior. La oscuridad envolvía nuevamente a la figura en un manto impenetrable, mientras el eco de su promesa resonaba en el aire, marcando el inicio de una nueva fase en su siniestro plan.
El sol estaba en su punto más alto cuando la división marine se reunió en la explanada de la base naval. Ray, con su cabello plateado ondeando al viento y sus ojos de un azul penetrante, lideraba el grupo con una elegancia natural. Su mirada escudriñaba a los presentes, como si cada uno de ellos pudiera ocultar secretos profundos.
Atlas, con su cabello rubio rebelde y una cicatriz que cruzaba su ojo derecho, estaba ligeramente inclinado hacia adelante, atento a las instrucciones. A pesar de su apariencia ruda, su expresión mostraba una amabilidad sutil, aunque su porte imponente no dejaba de generar respeto entre sus compañeros.
Takahiro, el imponente gigante con cabello verdoso, se situaba a un costado, su torso expuesto como de costumbre, lo que atraía miradas curiosas y divertidas de sus compañeros. Su estatura masiva y su apariencia única le conferían una presencia inconfundible en cualquier grupo.
Por otro lado, Camille, destacando con sus cuernos rojos y su altura imponente, se erguía con una postura firme. Su uniforme de la Marina estaba diseñado para acomodar sus cuernos, y los vendajes que cubrían su pecho ondeaban ligeramente. Su figura esbelta y su mirada incisiva añadían un toque intimidante a su ya prominente presencia.
Mientras el grupo se reunía en la explanada bajo el sol ardiente, un hombre extraño apareció repentinamente en el horizonte. Se trataba de un mensajero apresurado, vestido con ropajes desordenados y manchados de barro, que corría hacia ellos con un aire de desesperación. Su apariencia contrastaba fuertemente con el orden de los marines de la base, y su urgencia era palpable.
Al acercarse, el mensajero, con su rostro sudoroso y su aliento entrecortado, gritó:
—¡Urgente! ¡La estación del tren ha sido atacada! Necesitan prepararse para una posible segunda ofensiva. ¡El enemigo podría estar planeando algo aún más grande!— dijo con voz entrecortada, aun tambaleándose.
El mensajero continuó, cayendo al suelo de agotamiento mientras con el hilo de voz que le quedaba musitaba en el tono más audible posible:
—Hay indicios de que el ataque no era solo un sabotaje aislado. Podría haber una coordinación más amplia. ¡Ayuden!—
La advertencia del mensajero elevó la tensión en el aire, al equipo a reorganizarse rápidamente y prepararse para enfrentar una posible crisis inminente. La calma de la explanada se transformó en una escena de acción y vigilancia mientras el grupo se movilizaba para responder a la nueva amenaza.
¿Qué les depararía a nuestro equipo de Marines favorito?