Hay rumores sobre…
... que existe una isla del East Blue donde una tribu rinde culto a un volcán.
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[C-Pasado] Bestias en el mar, bestias en la selva
Asradi
Völva
Asradi se quedó en la gruta, con Octojin, al menos hasta que se hubo quedado dormido. No fue algo demasiado complicado ni tardío, teniendo en cuenta que, aunque su orgullo le impidiese mostrarlo, estaba agotado. Los venenos eran peligrosos y ahora la prioridad era que lo expulsase de su cuerpo. Le dió una caricia en la frente, muy leve, cuando el gyojin se durmió. Y tras asegurarse que su respiración era limpia, a pesar de todo, se decidió a salir de la cueva.

Había muchas cosas que hacer. Y el tiempo corría contrarreloj.

Lo primero que hizo fue ir a por agua dulce y fresca. No estaba el río demasiado lejos, así que no le llevó mucho tiempo. Eso sí, estaba siendo todo lo cautelosa posible, pues no le apetecía tener un encontronazo con alguna bestia como la que habían encontrado ante la cueva. O como aquellas aves. Rellenó de agua los dos odres hechos con piel y luego volvió a donde había dejado a Octojin. Intentó, y procuró, ser lo más silenciosa posible, e ir borrando, más o menos, parte de su rastro. Comprobó que el grandullón continuaba durmiendo, así que le dejó estar. Cuanto más descansase, mejor era para su cuerpo en todos los sentidos.

Ella procuró hacer el menor ruido posible. Juntó ramas cercanas e hizo una hoguera en el exterior de la gruta, para que el humo no se adentrase. Una vez con el fuego crepitando, puso a hervir parte del agua que había conseguido, mientras también ponía a secar las algas que guardaba entre sus cosas. El calor del fuego ayudaría. Y, esperaba, también ahuyentase a cualquier animal que se atreviese a acercarse a fisgonear.

Cuando el agua comenzó a hervir, separó el recipiente del fuego y echó las hierbas necesarias para que infusionase. Sí, sabía a rayos. Ella misma lo sabía porque lo había probado en su día. Así comprobaba que ciertas cosas eran efectivas. Pero era un buen remedio y un buen lavativo para ese tipo de casos. Mientras el té reposaba y lo dejaba enfriar (le sería mejor tomarlo frío o del tiempo que recién caliente), se afanó con las algas. Separó las partes más tiernas y con ellas comenzó a preparar el mejunje que solía tener para limpiar y desinfectar heridas. Las algas también absorberían cualquier toxina que pudiese haber quedado rezumando de nuevo en la piel escamosa.

Cuando lo tuvo listo, se acercó a Octojin, y fue despojándole de las telas anteriores para dejar la herida del pecho a la vista. Parecía tener un mejor tono, al menos, así que por ese lado le tranquilizó.

Mientras volvía a aplicarle aquel ungüento, la sirena tarareaba muy suavemente, casi en un susurro, algún tipo de melodía. Era tranquilizadora e invitaba al descanso. No quería despertar a Octojin sino, más bien, hacer que su reposo fuese calmado.

Así estuvo, tratándole durante todo el tiempo en que el gyojin permaneció dormido. Solo cuando hubo terminado, se separó un poco de él para dejarle descansar como era debido. Ella se mantendría allí, a la espera.
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RE: [C-Pasado] Bestias en el mar, bestias en la selva - por Asradi - 02-09-2024, 09:58 PM

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