Jack D. Agnis
Golden Eyes
03-09-2024, 02:52 AM
(Última modificación: 03-09-2024, 02:52 AM por Jack D. Agnis.)
El pequeño grupo que había ido conmigo estaba haciendo un trabajo mejor de lo que esperaba, y no solo porque eran casi silenciosos, sino porque también eran efectivos al hacerlo.
A diferencia de mi, que prefería tomarme el tiempo suficiente como para todo quedara mas que perfecto, pero aun así no era un trabajo que no pudiera terminar en poco tiempo.
-Jefe, jefe. Conseguí la brea y algunos clavos. Seguro que en la habitación del capitán podré encontrar cosas mas útiles- dijo el mas joven del grupo algo emocionado, mientras traía un balde con un liquido negro y espeso, y lo colocaba cerca del agujero, para luego meter su mano en los bolsillo y sacar un puñado de clavos, los cuales cayeron al suelo y rodaron lejos del joven y mio.
Aquello solo hizo que me riera. Aquella emoción y tal vez la edad del joven, me recordaban a mi cuando recién salia a la mar con mi anterior tripulación.
-Buen trabajo y si. Ve e investiga. Tal vez encuentras algo que nos sirva- le dije al mocoso, mientras observaba como los otros dos sujetos hablaban en voz baja, al mismo tiempo en que seguían limpiando con rigurosidad el lugar donde había estado estancado en agua.
-Oigan, no quiero ni una gota de agua en ese sector ¿Oyeron?- dije con voz un poco mas ruda, mientras aquellos sujetos comenzaban a apurarse a terminar con su tarea.
Tras decir aquello, me dispuse a terminar de aserrar aquellas maderas, dejándolas mas que impolutas.
Una vez terminado miré mi trabajo, que si bien aun no estaba finalizado, con orgullo y tranquilidad, al mismo tiempo en que pasaba mi mano sobre las tablas.
-Muy bien corazón. Es momento de que te repare y quedaras lista para navegar- dije en voz baja y sonriendo, antes de poder oír el grito del que parecía ser el joven, para luego oír un ruido seco sobre las tablas de aquel navío.
Tanto los hombres que estaba secando el barco como yo, nos miramos a los ojos.
-¿Que mierda esta pasando?- mascullé, antes de dar un ligero suspiro, comenzar a subir por las escaleras, para encontrarme a dos personas con sus armas apuntando al joven, al mismo tiempo en que lo estaba golpeando con sus pies.
-Ey ey, que mierda está pasando aquí? Suelten esas armas y dejen al chico- les ordené, mientras fruncía el ceño, al mismo tiempo en que alzaban sus ojos hacia mi.
-Eh? Y tu quien mierda eres? ¿Acaso quieres tomar el lugar de este niño?- preguntó aquel hombre, mientras le pisaba la mano al chico, el cual daba un grito de dolor.
-Tch, se puede saber que buscan? El navío está abandonado, ya lo revisé y no hay nada, pero si quieren, pueden buscar. No se los impediré. Solo suelten al chico- les dije, mientras lo miraba con ojos amenazantes.
-Jajajaja crees que somos estúpidos? Por supuesto que buscaremos algo valioso, pero para asegurarnos que no harás nada contra nosotros, nos llevaremos al mocoso para estar seguro de que nada nos pasará- dijo aquel maleante, antes de mover su mano hacia el niño y alzarlo, colocando su cuchillo en el cuello del chico.
-Mas te vale soltar al niño- dije amenazantemente.
-O si no que? - exclamó el otro pirata, mientras apuntaba su arma de fuego hacia mi.
-Los asesinaré- mascullé, mientras que un aura intimidante se hacia presente en aquel lugar y hacia el lugar se oscureciera ligeramente.
-N-no te muevas o asesinaré al mocoso- amenazó aquel pirata, pero sus amenazas eran mas que vacías, por lo que me abalancé hacia ellos.
El disparo de aquel pirata salio de su arma, pero gracias a mi habilidad con la espada desvié su bala y se la devolví, hiriéndolo de muerte con su propia bala y me dirigí hacia quien tenia el niño.
En el apuro y el nerviosismo, aquel sujeto lanzó un corte sobre le cuello del chico, el cual cayó al suelo, dejándolo libre para que mi espada atravesara su pecho.
-Estúpido infeliz- mascullé, antes de girarme hacia el joven, quien lentamente se estaba ahogando sus con su propia sangre.
-Aguanta- dije, mientras cubría su herida con mis manos y llamaba a los otros dos hombres que vinieran a socorrernos.
-Necesita un medico.- dijo uno de los hombres, lo cual hizo que recordara que el perro lo era.
-Muy bien. Volvamos a la playa- ordené, mientras rápidamente les encargaba el traslado del joven a los hombres, y yo bajaba y preparaba el bote.
Una vez listo, partimos hacia la playa.
- EYY PERRO. NECESITAMOS TU AYUDA- grité con fuerza, mientras ayudaba a remar. Desgraciadamente en la playa las cosas tampoco parecían que iba muy bien.
“Mierda” pensé