Hay rumores sobre…
... una bestia enorme y terrible atemoriza a cualquier infeliz que se acerque a la Isla Momobami.
[C-Presente] Éramos pocos y... apareció un tiburón
Camille Montpellier
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La noticia se había extendido por los barracones del G-31 rápidamente desde que esta llegara a oídos de los oficiales. No eran pocos los reclutas y soldados que comentaban ociosos sobre el más reciente y particular reclutamiento que la Marina se había anotado, y no era para menos. Aquel acontecimiento podría llegar a considerarse como un hito histórico para la Marina y el Gobierno Mundial, pues no era muy frecuente que integrantes de la raza de los gyojin decidieran enrolarse en sus filas. Habría más casos, seguro, pero cada uno debía ser tan inusual como ver una estrella fugaz... o quizá tan improbable como el salir victorioso de la lotería.

La primera vez que Camille escuchó los rumores no se lo tomó demasiado en serio: casi parecía que sus compañeros estuvieran intentando gastarle una broma o incluso meterse con ella. A medida que los días fueron pasando y los detalles sobre el nuevo recluta se iban transmitiendo, la oni empezó a hacer conexiones con lo que había ocurrido en los últimos días. Con cierta incredulidad, tan solo fue capaz de relacionar las palabras «gyojin» y «tiburón» con un único sujeto al que había conocido unas semanas antes. Después de todo, era demasiada casualidad que su compañero de reyertas y el nuevo recluta pudieran ser la misma persona, pero tampoco creía que hubiera muchos hombres pez cuya descripción coincidiera con esa exactitud. Finalmente, cuando el nombre de Octojin salió a la luz, la recluta se vio envuelta en una mezcla de confusión, curiosidad y emoción a partes iguales.

Con la ilusión de una niña, Camille se apresuró a presentarse como voluntaria para el comité de bienvenida que estaban preparando en la base, topándose para su sorpresa con el hecho de que toda su brigada había sido asignada con aquella tarea. Si se paraba a pensarlo tenía bastante sentido: los sujetos más peculiares del G-31, además de los que más se habían asegurado de destacar en las últimas semanas, eran los candidatos idóneos para acoger al gyojin bajo la bandera de la Marina. Quizá Octojin hubiera mencionado los nombres de Atlas y Camille también en su alistamiento, lo que solo reforzaría los motivos de la decisión.

Hoy es el día —dijo para sí misma, ajustándose como pudo la gorra con la visera hacia atrás y terminando de ajustarse el uniforme.

Mientras lo hacía no pudo evitar que su imaginación volara, tratando de unir el recuerdo del tiburón con un uniforme de la Marina, una idea que provocó en ella el inicio de una carcajada que se apresuró a cortar. Tendría que hacer un esfuerzo por no reírse al verle: ya tendría suficiente con el resto de miradas durante el primer día como para que una de las pocas caras que conocería por allí se fueran a mofar. Bueno, igual sí que se metería con él un poco, pero solo lo justo y necesario.

Camille emprendió la marcha hacia el patio de armas en cuanto terminó de prepararse, recorriendo los pasillos con pauso raudo y acelerando a ratos el ritmo casi sin darse cuenta. Nunca se había planteado realmente que Octojin se tomase en serio su oferta de unirse a la Marina, pero tras haber coincidido con Atlas y hablar del tema no le sonaba descabellado. Tampoco esperaba que algo así fuera a generar en ella semejante emoción, pero en cierto sentido aquello significaba que tendría un compañero que, sin menospreciar al resto de sus compañeros y sus esfuerzos por integrarla, entendía casi a la perfección la situación que la oni debía haber vivido. Tan solo esperaba que, al igual que había ocurrido con ella, la brigada fuera capaz de ofrecerle un entorno completamente diferente. Bueno, diferente seguro que era, teniendo en cuenta quiénes la formaban.

A medida que se iba acercando al punto de reunión empezó a escuchar algo de alboroto. El ruido se fue intensificando más y más, aproximándose a su posición y, de un momento para otro, tuvo que echarse rápidamente a un lado para no ser arrollada por dos figuras a la carrera. Fue un momento tan breve que apenas le dio tiempo a discernir quiénes eran, aunque no tardó en hacer sus propias cavilaciones. Sonrió levemente y se apresuró a llegar cuanto antes.

El panorama que se encontró fue cuanto menos cómico. Como era de esperar, Ray ya se encontraba allí y se atrevería a decir que había sido el primero en llegar. Atlas, por su parte, se escondía tras una enorme figura, refugiándose de la ira de Shawn, quien parecía demasiado ocupado intercambiando golpes de protocolo con el memo de Taka. Por supuesto, la gigantesca mole de músculos que —ahora sí— iba uniformada, no podía ser otro más que Octojin. ¿Recordáis eso de no reírse del tiburón hipertrofiado vestido de marinerito? Bueno, pues misión fallida. En el momento en que Shawn se esfumó, Camille llegó al lugar junto al resto de sus compañeros, intentando cortar la risa mientras se abrazaba el vientre. Era mucho mejor de lo que se esperaba.

¿Pero de dónde han sacado ese uniforme? —se apresuró a decir, aún medio riéndose mientras se secaba una lagrimilla traviesa con el dorso de la mano—. Perdón, perdón, ya paro.

Consiguió controlarse unos pocos segundos después, tras los cuales se dio un momento para quedarse mirando al gyojin directamente al rostro. Sus labios, que habían mostrado una sonrisa un tanto burlesca, poco a poco la transformaron en un gesto de amabilidad y orgullo. A decir verdad, no había terminado de creérselo hasta ese preciso instante pero, inequívocamente, los rumores y la información no estaban errados. No se trataba de nadie más que Octojin y eso, de hecho, era cuanto podía querer.

No esperaba que la oferta de friegasuelos fuera a resultarte tan atractiva —bromeó con complicidad, acercándose hasta donde estaba el enorme escualo y tendiéndole la mano a modo de saludo—. Bienvenido al G-31, Octo.
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RE: [C-Presente] Éramos pocos y... apareció un tiburón - por Camille Montpellier - 03-09-2024, 09:57 AM

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