Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
03-09-2024, 08:25 PM
Lo primero que se podía ver justo al bajar del barco, era el enorme puerto que tenía Loguetown. Se veía con claridad como la isla era mucho más próspera y cosmopolita que el pueblo de Rostock de donde proveníamos el resto de marines. Sus dimensiones garantizaban poder abarcar bastantes barcos, con muelles y muelles, el lugar ya te indicaba y ofrecía rasgos concretos relativos al tamaño de la ciudad, su base marina o su población. La riqueza que eso generaba a la isla en todos sus aspectos, era sin lugar a dudas de un valor incalculable, y en la carrera del desarrollo que podía tener frente a otras islas de todo el East Blue, Loguetown despuntaba y seguiría despuntando con notoriedad.
Mi curiosidad por ahondar en ella, su cultura, sus gentes y sus calles incrementaba a medida que más detalles veía de esta, sin embargo, empezaba a ser hora de al menos reunir al grupo. Sabía por la lista de voluntarios a la convivencia que tanto Galhard como Anko, se encontrarían bajando el barco, a pesar del gentío que se acumulaba en la zona del desembargo, esperé paciente a ver a alguno de los 2 antes de conocer al resto de compañeros de la base G-31. Alcé mi cabeza hacia varias direcciones, y entre los gorritos blancos que la mayoría de los marines de Rostock portaban, la castaña melena de Galhard resaltaba contrastando con el blanco común, levanté mi brazo mientras con cuidado de no pisar a nadie, me dirigía hacia él. Podría verme fácilmente entre el resto.
Sin embargo, para mi sorpresa, y debido a que los tonos cobrizos del joven marine llamaron mi atención, Anko se encontraba en la trayectoria de mi acercamiento a Galhard. Al toparme con ella, la saludé dando un par de palmadas sobre su hombro más cercano a mí, mientras esperaba que Galhard pudiera también alcanzarnos para estar los 3 reunidos. Una vez lo estuviéramos, les dedicaría a ambos la mejor de mis reverencias en señal de saludo, acompañándola con un grácil gesto risueño.
El trío de Lotus Marin, ya estaba agrupado, y ahora solo faltaba conocer a otro grupo de compañeros de la base G-31, para ello, los 3 casi arrastrados por la muchedumbre marine que se dirigía al interior de la base de Loguetown, avanzamos hasta el interior de esta, donde se suponía que en el campo de entrenamiento nos esperaban nuestros camaradas de la isla.
Aquella base, al igual que el puerto, correspondía con unas mayores dimensiones a comparación de la de Isla Kilombo, la base G-23, a primera vista era mucho más modesta. Su puerta era frondosa y sus muros casi inexpugnables, se palpaba que la autoría y capitanía del East Blue caía por enteros en la responsabilidad del sitio, dejando a las otras bases que hubiera por el mar como subordinadas. Nos internamos hasta su gran patio de entrenamiento, donde el resto de los marines de la G-31 aguardaban recibirnos. Los 3 en línea, formábamos el trío con Galhard a mi izquierda, y Anko a mi derecha.
Un primer marine peliverde, junto a otros 2 compañeros, se animaron a acercarse a nosotros. Yo mantenía una posición neutra y abierta, con los brazos hacia atrás, descansando en mis lumbares y con las manos entrelazadas. La llegada del trío me resultó curiosa dada algunas coincidencias que guardaban respecto a nosotros. Takahiro Kenshin se hizo llamar el primer joven que se nos acercó, presentaba un porte envidiable, y una altura que alcanzaba la mía con la coleta que me coronaba, pero que sobrepasaba la real por varios dedos.
Por otro lado, lo acompañaba otro marine con una estatura casi tan par a Takahiro y con el pelo tan blanco como el mío, resultaba curioso, ya que era todo un veinteañero, sin embargo, aquel rasgo le daba un aspecto particularmente especial, un atributo que cualquiera siempre familiarizaría con él. El tercero y último de cabellos rubios y ruda apariencia, parecía algo más mayor que sus 2 compañeros, y esperó a que su mayor, Ray, hiciera los honores para darnos la bienvenida a la base.
Con las presentaciones realizadas por su parte, lo más cortés sería que nosotros respondiéramos de igual manera, más aún cuando el de mayor edad era yo, y socialmente, recaería sobre mí hacer tal honores. Sabía que tanto Anko como Galhard eran conocedores de mi voto de silencio, y aunque iniciara yo las presentaciones, ambos debían de darme el apoyo comunicativo suficiente para que los 3 jóvenes de la G-31, fueran conocedores de nuestras particularidades. Accedí a tomar la palabra, desenvolví mis manos y con mi palma izquierda señalé a Galhard, con la derecha a Anko y educadamente yo me presentaría en último lugar llevando ambas a mi pecho.
- Galhard... Anko... Lovecraft. -
Dije mientras acompañaba las indicaciones de mis manos. Sabía que era algo escueta la presentación, pero también sabía que los 2 espadachines terminarían de dar la información pertinente al trío de jóvenes de Loguetown. Tras decir mi nombre, junté ambas palmas a la altura de mi plexo solar, y les dediqué una reverencia hacia ellos, inclinando mi tronco unos grados al frente, para luego volver a la verticalidad. Me intrigaba que podíamos llegar a intercambiar con esos 3 jóvenes tan vitales, un gesto fraternal se dibujó en mi rostro, recuerdos de mi juventud colmaron mi mente durante un par de segundos hasta volver de nuevo al presente. Veía en los 5 jóvenes que me rodeaban un potencial enorme. ¿Que podrían llegar a ofrecer todos en favor de la Marina? ¿Una nueva Marina?
Mi curiosidad por ahondar en ella, su cultura, sus gentes y sus calles incrementaba a medida que más detalles veía de esta, sin embargo, empezaba a ser hora de al menos reunir al grupo. Sabía por la lista de voluntarios a la convivencia que tanto Galhard como Anko, se encontrarían bajando el barco, a pesar del gentío que se acumulaba en la zona del desembargo, esperé paciente a ver a alguno de los 2 antes de conocer al resto de compañeros de la base G-31. Alcé mi cabeza hacia varias direcciones, y entre los gorritos blancos que la mayoría de los marines de Rostock portaban, la castaña melena de Galhard resaltaba contrastando con el blanco común, levanté mi brazo mientras con cuidado de no pisar a nadie, me dirigía hacia él. Podría verme fácilmente entre el resto.
Sin embargo, para mi sorpresa, y debido a que los tonos cobrizos del joven marine llamaron mi atención, Anko se encontraba en la trayectoria de mi acercamiento a Galhard. Al toparme con ella, la saludé dando un par de palmadas sobre su hombro más cercano a mí, mientras esperaba que Galhard pudiera también alcanzarnos para estar los 3 reunidos. Una vez lo estuviéramos, les dedicaría a ambos la mejor de mis reverencias en señal de saludo, acompañándola con un grácil gesto risueño.
El trío de Lotus Marin, ya estaba agrupado, y ahora solo faltaba conocer a otro grupo de compañeros de la base G-31, para ello, los 3 casi arrastrados por la muchedumbre marine que se dirigía al interior de la base de Loguetown, avanzamos hasta el interior de esta, donde se suponía que en el campo de entrenamiento nos esperaban nuestros camaradas de la isla.
Aquella base, al igual que el puerto, correspondía con unas mayores dimensiones a comparación de la de Isla Kilombo, la base G-23, a primera vista era mucho más modesta. Su puerta era frondosa y sus muros casi inexpugnables, se palpaba que la autoría y capitanía del East Blue caía por enteros en la responsabilidad del sitio, dejando a las otras bases que hubiera por el mar como subordinadas. Nos internamos hasta su gran patio de entrenamiento, donde el resto de los marines de la G-31 aguardaban recibirnos. Los 3 en línea, formábamos el trío con Galhard a mi izquierda, y Anko a mi derecha.
Un primer marine peliverde, junto a otros 2 compañeros, se animaron a acercarse a nosotros. Yo mantenía una posición neutra y abierta, con los brazos hacia atrás, descansando en mis lumbares y con las manos entrelazadas. La llegada del trío me resultó curiosa dada algunas coincidencias que guardaban respecto a nosotros. Takahiro Kenshin se hizo llamar el primer joven que se nos acercó, presentaba un porte envidiable, y una altura que alcanzaba la mía con la coleta que me coronaba, pero que sobrepasaba la real por varios dedos.
Por otro lado, lo acompañaba otro marine con una estatura casi tan par a Takahiro y con el pelo tan blanco como el mío, resultaba curioso, ya que era todo un veinteañero, sin embargo, aquel rasgo le daba un aspecto particularmente especial, un atributo que cualquiera siempre familiarizaría con él. El tercero y último de cabellos rubios y ruda apariencia, parecía algo más mayor que sus 2 compañeros, y esperó a que su mayor, Ray, hiciera los honores para darnos la bienvenida a la base.
Con las presentaciones realizadas por su parte, lo más cortés sería que nosotros respondiéramos de igual manera, más aún cuando el de mayor edad era yo, y socialmente, recaería sobre mí hacer tal honores. Sabía que tanto Anko como Galhard eran conocedores de mi voto de silencio, y aunque iniciara yo las presentaciones, ambos debían de darme el apoyo comunicativo suficiente para que los 3 jóvenes de la G-31, fueran conocedores de nuestras particularidades. Accedí a tomar la palabra, desenvolví mis manos y con mi palma izquierda señalé a Galhard, con la derecha a Anko y educadamente yo me presentaría en último lugar llevando ambas a mi pecho.
- Galhard... Anko... Lovecraft. -
Dije mientras acompañaba las indicaciones de mis manos. Sabía que era algo escueta la presentación, pero también sabía que los 2 espadachines terminarían de dar la información pertinente al trío de jóvenes de Loguetown. Tras decir mi nombre, junté ambas palmas a la altura de mi plexo solar, y les dediqué una reverencia hacia ellos, inclinando mi tronco unos grados al frente, para luego volver a la verticalidad. Me intrigaba que podíamos llegar a intercambiar con esos 3 jóvenes tan vitales, un gesto fraternal se dibujó en mi rostro, recuerdos de mi juventud colmaron mi mente durante un par de segundos hasta volver de nuevo al presente. Veía en los 5 jóvenes que me rodeaban un potencial enorme. ¿Que podrían llegar a ofrecer todos en favor de la Marina? ¿Una nueva Marina?