Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
04-09-2024, 06:10 AM
Los últimos días en el cuartel han sido... revueltos, como mínimo. La mitad de la tropa ha recibido órdenes de doblar el número de patrullas, la otra mitad está trabajando en limpiar y adecentar todo el cuartel. Aquí y allá de habla de que se avecina alguna clase de inspección, revista de tropas o visita de alguien importante. Por suerte, por tu rango te has librado de pertenecer al grupo de desafortunados que ha estado limpiando letrinas o fregando suelos, pero no de tener que dirigir más patrullas de lo habitual. También has escuchado que ha habido un número inusualmente grande de redadas.
Es por la mañana. Estás pasando revista a tu pelotón y pasándoles las órdenes que te han llegado por parte de tus superiores. Algunos "afortunados" tienen que ir a limpiar unas pintadas en el muro del cuartel. A ti te toca guardia en la puerta del arsenal. O te tocaba, pues cuando estás en mitad de las intrucciones, un mensajero se aproxima corriendo y se cuadra ante ti - Disculpe la interrupción, sargento. La Teniente Orphelia le convoca en la sala de exposiciones A-3. También ha dicho que ordene a su pelotón preparar su equipo de combate y aguardar en el patio - ante estas palabras, hay algunos murmullos emocionados entre los reclutas. La mayoría son chavales más jóvenes que tú, bastante verdes, que nunca han visto acción de combate real. Uno de los "veteranos" (un soldado raso llamado Joe) carraspea de manera audible para acallar las conversaciones.
Una vez acabes con tu pelotón y te dirijas al lugar (asumiendo que quieras obedecer la orden de tu superior, si te sientes rebelde puedes ignorar esta segunda parte de la narración), te encontrarás con la teniente Orphelia, una mujer ancha de hombros con el rostro deformado por una quemadura y pelo corto oscuro. En la sala aguardan también un pequeño grupo de cuatro soldados de rango similar al tuyo, una mezcla de suboficiales y sargentos. Por último, puedes ver a alguien que no es marine o que al menos no lleva uniforme, un mink león vestido con una gabardina vieja beige, gafas de sol gastadas y un sombrero fedora mejor cuidado que el resto de su atuendo. Una vez estáis todos reunidos, la teniente se vuelve hacia vosotros y tus compañeros se apresuran a cuadrarse - Buenos días, líderes de pelotón. Se os ha convocado por una emergencia que requiere de vuestros hombres. Tal vez algunos de vosotros hayáis escuchado rumores sobre las razones detrás del aumento de actividad de nuestra base. No dudo que a ninguno se le ha escapado que algo se cuece tras las bambalinas - mientras da su discurso, se pasea frente a vosotros, mirándoos a cada uno a los ojos - Lo cierto es que es así. Próximamente Loguetown recibirá un ilustre visitante de Grand Line y el mando central del East Blue nos ha ordenado preparar todo para su llegada. Para ello, el archipiélago debe ser purgado de indeseables. Hasta ahora nos habíamos visto obligados a tolerar la presencia de alguna escoria menor para centrarnos en amenazas reales, pero es hora de limpiar nuestra casa. Eso nos lleva a las redadas que hemos realizado en las últimas semanas.
El mink se aproxima a un proyector y procede a poner una serie de diapositivas. En la primera, podéis ver un mapa del archipiélago en el que alguien ha dibujado una serie de líneas rojas con números asignados, todas en torno a una pequeña isla al norte de Loguetown. Sin detenerse, Orphelia señala el lugar el cuestión - Esta es Punta Verde, un pedazo de tierra infernal que a duras penas merece el nombre de isla. Durante la marea alta, aproximadamente tres cuartas partes de la isla quedan sumergidas por el mar y el lugar se convierte en una suerte de marisma. Durante la marea baja, es un terreno lodoso lleno de charcos, vegetación baja y arenas movedizas. ¿Por qué nos interesa? Por una banda - hace un gesto y el mink pasa de diapositiva a una foto de un hombre poco agraciado, de rostro demacrado con marcas de viruela y una cresta punk roja. Tiene una sonrisa demente y ojos oscuros - La banda pirata del capitán Montazano, alias "Mad Mon". Un pirata de poca monta que intentaba cruzar a Grand Line. La segunda escuadra naval arrinconó su navío, pero nuestro amigo Montazano decidió encallar su barco, más pequeño que nuestros buques de guerra, en Punta Verde. Ha convertido el lodazal en su fortaleza personal. Nuestros barcos no pueden aproximarse sin arriesgarse en aguas tan poco profundas y un desembarco sería... una mala idea. La capitana había ordenado mantener el asedio naval, cañonearlos y dejar que los maten el hambre y la enfermedad. Al menos hasta que hubiera un motín y se rindiesen. Eso fue hasta que cierto genio con arena por cerebro y más estupidez que coraje, el comandante Bryan, decidiese contravenir las órdenes y desembarcar con una compañía entera en Punta Verde. Ahora ese idiota está atrapado en ese terreno infernal y bajo fuego enemigo. Más allá de que sea un idiota, no podemos abandonar a nuestra gente. Estas son vuestras órdenes. Reunid a vuestros pelotones, partid al puerto y embarcad en la Solemnidad Serena, nuestro navío más ligero. Navegad a punta verde y organizad la evacuación del pelotón de Bryan. También tenéis órdenes de arrestar a ese imbécil, asumiendo que siga vivo. La capitana decidirá su destino una vez esté en el cuartel - Orphelia suspira y añade - no quiero heroicidades. Espero que nadie siga la estela de Bryan o me aseguraré de patear personalmente su culo de camino a los calabozos. Si surge la oportunidad de arrestar a Montazano o a miembros de su banda, hacedlo, pero la prioridad es minimizar nuestras bajas y evacuar a la compañía de Bryan. Salvo que haya alguna duda, retírense a cumplir las órdenes. Descansen - con esas últimas palabras, tus compañeros relajan su postura. Menuda os ha caído, ¿no? Pasar de hacer aburridas guardias a iniciar una operación de rescate arriesgada en un terreno muy poco favorable. No sé si esto es buena o mala suerte, pero si algo tengo claro es que al menos no será un día aburrido.
Es por la mañana. Estás pasando revista a tu pelotón y pasándoles las órdenes que te han llegado por parte de tus superiores. Algunos "afortunados" tienen que ir a limpiar unas pintadas en el muro del cuartel. A ti te toca guardia en la puerta del arsenal. O te tocaba, pues cuando estás en mitad de las intrucciones, un mensajero se aproxima corriendo y se cuadra ante ti - Disculpe la interrupción, sargento. La Teniente Orphelia le convoca en la sala de exposiciones A-3. También ha dicho que ordene a su pelotón preparar su equipo de combate y aguardar en el patio - ante estas palabras, hay algunos murmullos emocionados entre los reclutas. La mayoría son chavales más jóvenes que tú, bastante verdes, que nunca han visto acción de combate real. Uno de los "veteranos" (un soldado raso llamado Joe) carraspea de manera audible para acallar las conversaciones.
Una vez acabes con tu pelotón y te dirijas al lugar (asumiendo que quieras obedecer la orden de tu superior, si te sientes rebelde puedes ignorar esta segunda parte de la narración), te encontrarás con la teniente Orphelia, una mujer ancha de hombros con el rostro deformado por una quemadura y pelo corto oscuro. En la sala aguardan también un pequeño grupo de cuatro soldados de rango similar al tuyo, una mezcla de suboficiales y sargentos. Por último, puedes ver a alguien que no es marine o que al menos no lleva uniforme, un mink león vestido con una gabardina vieja beige, gafas de sol gastadas y un sombrero fedora mejor cuidado que el resto de su atuendo. Una vez estáis todos reunidos, la teniente se vuelve hacia vosotros y tus compañeros se apresuran a cuadrarse - Buenos días, líderes de pelotón. Se os ha convocado por una emergencia que requiere de vuestros hombres. Tal vez algunos de vosotros hayáis escuchado rumores sobre las razones detrás del aumento de actividad de nuestra base. No dudo que a ninguno se le ha escapado que algo se cuece tras las bambalinas - mientras da su discurso, se pasea frente a vosotros, mirándoos a cada uno a los ojos - Lo cierto es que es así. Próximamente Loguetown recibirá un ilustre visitante de Grand Line y el mando central del East Blue nos ha ordenado preparar todo para su llegada. Para ello, el archipiélago debe ser purgado de indeseables. Hasta ahora nos habíamos visto obligados a tolerar la presencia de alguna escoria menor para centrarnos en amenazas reales, pero es hora de limpiar nuestra casa. Eso nos lleva a las redadas que hemos realizado en las últimas semanas.
El mink se aproxima a un proyector y procede a poner una serie de diapositivas. En la primera, podéis ver un mapa del archipiélago en el que alguien ha dibujado una serie de líneas rojas con números asignados, todas en torno a una pequeña isla al norte de Loguetown. Sin detenerse, Orphelia señala el lugar el cuestión - Esta es Punta Verde, un pedazo de tierra infernal que a duras penas merece el nombre de isla. Durante la marea alta, aproximadamente tres cuartas partes de la isla quedan sumergidas por el mar y el lugar se convierte en una suerte de marisma. Durante la marea baja, es un terreno lodoso lleno de charcos, vegetación baja y arenas movedizas. ¿Por qué nos interesa? Por una banda - hace un gesto y el mink pasa de diapositiva a una foto de un hombre poco agraciado, de rostro demacrado con marcas de viruela y una cresta punk roja. Tiene una sonrisa demente y ojos oscuros - La banda pirata del capitán Montazano, alias "Mad Mon". Un pirata de poca monta que intentaba cruzar a Grand Line. La segunda escuadra naval arrinconó su navío, pero nuestro amigo Montazano decidió encallar su barco, más pequeño que nuestros buques de guerra, en Punta Verde. Ha convertido el lodazal en su fortaleza personal. Nuestros barcos no pueden aproximarse sin arriesgarse en aguas tan poco profundas y un desembarco sería... una mala idea. La capitana había ordenado mantener el asedio naval, cañonearlos y dejar que los maten el hambre y la enfermedad. Al menos hasta que hubiera un motín y se rindiesen. Eso fue hasta que cierto genio con arena por cerebro y más estupidez que coraje, el comandante Bryan, decidiese contravenir las órdenes y desembarcar con una compañía entera en Punta Verde. Ahora ese idiota está atrapado en ese terreno infernal y bajo fuego enemigo. Más allá de que sea un idiota, no podemos abandonar a nuestra gente. Estas son vuestras órdenes. Reunid a vuestros pelotones, partid al puerto y embarcad en la Solemnidad Serena, nuestro navío más ligero. Navegad a punta verde y organizad la evacuación del pelotón de Bryan. También tenéis órdenes de arrestar a ese imbécil, asumiendo que siga vivo. La capitana decidirá su destino una vez esté en el cuartel - Orphelia suspira y añade - no quiero heroicidades. Espero que nadie siga la estela de Bryan o me aseguraré de patear personalmente su culo de camino a los calabozos. Si surge la oportunidad de arrestar a Montazano o a miembros de su banda, hacedlo, pero la prioridad es minimizar nuestras bajas y evacuar a la compañía de Bryan. Salvo que haya alguna duda, retírense a cumplir las órdenes. Descansen - con esas últimas palabras, tus compañeros relajan su postura. Menuda os ha caído, ¿no? Pasar de hacer aburridas guardias a iniciar una operación de rescate arriesgada en un terreno muy poco favorable. No sé si esto es buena o mala suerte, pero si algo tengo claro es que al menos no será un día aburrido.