¿Sabías que…?
... Garp declaró que se había comido 842 donas sin dormir ni descansar porque estaba tratando de batir un récord mundial. ¿Podrás superarlo?
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[Común] [C - Pasado] Una mañana en el pasillo de las hierbas. [Terence]
Asradi
Völva
La nube de la incertidumbre se cernía en torno a aquel corrillo que se había formado alrededor del puesto de hierbas y medicamentos naturales. O supuestamente naturales, porque a estas alturas y con la reacción que había tenido el hombre, Asradi ya no se fiaba. Y se le notaba abiertamente por cómo miraba al hombrecillo que, muy descaradamente, había intentado timarla. A ella. Obviamente el tipo no sabía con quién se estaba metiendo, aunque ella tampoco lo sabía. A veces se arriesgaba demasiado y no lo tenía en cuenta.

El túmulo de voces comenzó a alzarse, algunos increpando al tendero, otras increpándole a ella y haciendo también que tensase un poco la espalda en el proceso. Claro que no pretendía tener problemas, pero tampoco iba a consentir que le intentasen timar. El sol que arreciaba con una temperatura agradable hasta ahora, fue comenzando a oscurecerse. Como si húmedas nubes de tormenta decidiesen que ya había robado demasiado el espectáculo. Por inercia, la sirena miró hacia arriba cuando esto sucedió. Y frunció el ceño apenas porque no vió nubes como tal. Vió una sombra volando.

¿Qué...?

Apenas y tuvo tiempo de reaccionar, solo para apenas hacerse a un lado, cuando una mole cayó con fuerza y brutalidad sobre el puesto del mercadillo. Ese en concreto, donde ella se encontraba. Los ojos azules, tormentosos en ese momento, de la mujer se posaron en el pobre interfecto que había aterrizado ahí. Y donde continuaba tirado, espatarrado cual trapo vapuleado entre los trozos de astillas, madera, mejuntes y cristales. No fue eso lo que le preocupó en sí, sino el escuchar unos pasos cerca suya. Por inercia su espalda se envaró un poco, y su mirada siguió a un hombre de apariencia joven y demasiado arreglada para su gusto. El chico se adelantó para agarrar el maletín que yacía, todavía, en la mano del caído.

¿Un ajuste de cuentas? ¿Un ladrón, quizás? No era su asunto. Ella había ido ahí de compras y bueno... Sus compras se habían destruído. Literalmente. Al menos todavía no había pagado ni una mísera moneda.

En un momento dado, sus ojos se cruzaron con los del recién llegado. No le importaron sus ropas, ni sus acciones, pero afiló un tanto la mirada cuando contempló la del chico. Había algo llamativo y extraño al mismo tiempo, sobre todo cuando, muy caballerosamente, se dirigió a ella. Una ligera sonrisa se formó en los labios sonrosados de la pelinegra. Tomó las flores ofrecidas, pero aún así no le quitó la mirada de encima al chico.

¿Verdad? Cada vez parece que son más descarados intentando robar o estafar a la gente. — Sus palabras fueron punzantes, dirigidas al hombrecillo que, refunfuñando, se iba retirando del lugar. No quería ya más líos de los que tenía encima.

De reojo, miró ella el tipo de flores que le habían sido entregados. Las analizó durante un par de segundos comprobando que, aparentemente, solo se trataba de una especie común y corriente.

Aunque creo que tampoco es muy normal que aparezca gente volando en una mañana tan buena como esta. — Asradi mantenía la sonrisa. Era una suave, bonita, pero también se le notaba una desconfiada cortesía al respecto.

La situación era bizarra, como poco. Al menos, la muchedumbre fue desperdigándose. El tumulto y el destrozo provocado no tardaría en llamar la atención de las fuerzas de la Marina, probablemente. Y no tenía ganas de verse envuelta en algo como eso. Ni que la interrogasen.

Parece que mi día de compras ha terminado. — Murmuró, con un suspiro.

No había encontrado nada bueno allí.
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RE: [C - Pasado] Una mañana en el pasillo de las hierbas. [Terence] - por Asradi - 04-09-2024, 11:26 AM

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