Anko
Médica Despiadada
04-09-2024, 12:25 PM
Los ojos de la marine buscaban y buscaban por todos lados a alguno de sus conocidos, el plan no era ir ella sola hasta la base de Loguetown, pues aún tenía esa dificultad para presentarse estando sola y sin nadie conocido cerca. Para su buena suerte, entre la multitud de marines, una figura alta y ágil se movilizó entre todos los presentes, al igual que ella, buscando a sus conocidos. El hombro de Anko fue rozado por unas suaves palmadas que provenían de aquel adulto mayor, la cabeza de la chica se giró levemente para atender a quien sea que estuviera tocando su hombro, y en cuanto lo vio, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. No tardó mucho en unirse al sargento Lovecraft en su búsqueda para encontrar a Galhard.
El grupo ya reunido fue llevado casi a rastras por todos los marines ahí reunidos, en dirección a la base G-31. Anko caminaba con ambas manos guardadas en los bolsillos de su gabardina marrón, el silencio del grupo creaba un ambiente tenso para cualquiera que no los conociera, para ellos, esa situación era prácticamente normal. Algunas personas de Loguetown observaban con curiosidad la cantidad de soldados de la marina que avanzaban con paso firme hasta la propia base de la isla. Loguetown era un lugar más bullicioso y grande que DemonTooth, obviando en su infraestructura más urbanizada, muy diferente a lo selvático que llegaba a ser la isla natal de Anko.
Por otro lado, la base G-31 era un lugar mucho más grande y preparada que la base G-23 de donde ellos provenían. Como de costumbre, la mirada de la peli marrón daba un vistazo al lugar, memorizando la zona, pues nunca se sabe cuándo pueda ser de utilidad. El trío formado en línea fue recibido por un grupo de marines un tanto peculiar y que, sin duda, destacaban bastante entre el resto de integrantes de su base. Primero, un joven de cabellos verdosos se acercó hacía el trío, pero se enfocó en Galhard de forma muy animada, aunque su presentación fue amable y para todo el grupo. El segundo fue otro joven, pero de cabellos plateados y brillantes, su aspecto físico era llamativo, se trataba de un hombre apuesto pero intimidante a la vez, una característica que compartía con la marine castaña y ella lo sabía.
Este chico se presentó a sí mismo, así como también, a al tercer marine que se encontraba con ellos, un hombre rubio que rápidamente alcanzó la reunión entre los marines del G-31 y el G-23 para escuchar el intercambio de palabras entre ellos. Pero antes de que Galhard o Anko pudieran decir algo, el líder del movimiento Lotus Marine habló, indicando los nombres de cada uno de ellos para después callar y no mencionar una palabra más, dejando ver una serenidad pocas veces vista en las personas. A esto, el marine de cabellos castaños siguió la presentación y luego de unos segundos, era el turno de la propia Anko, en ella recaía la responsabilidad de indicar la razón del porqué, Lovecraft no era tan hablador como otros. — Y bueno… Como ya se mencionó, yo soy Anko, sargento de la base G-23, al igual que mis dos compañeros aquí presentes. Disculpen a Lovecraft, él no es muy hablador que digamos, no quiere ser grosero, pero decidió guardar la mayor parte de su voz al mundo —. Dijo la marine de forma amable y una sutil sonrisa.
– Como dijo Galhard, G-23 es algo más modesta que su base, y el personal es algo más reducido, aunque debo decir que al igual que tú, sigo sin reconocer todos los rostros de allá —. Respondió al comentario de Atlas. Parecía que las presentaciones habían terminado ahí y podían tomarles la palabra a los marines de la G-31 para ser guiados por la base y conocerla, pero un último integrante se unió al grupo, presentándose de forma amable y haciendo una pequeña reverencia, Anko pudo notar que aquel gesto iba especialmente dirigido al sargento Lovecraft, aparentemente, Lionhart tenía cierto respeto por el mayor, al igual que Anko.
— Un gusto en conocerte también, Lionhart. Yo soy Anko, sargento de la G-23 al igual que tú, creo que no habíamos tenido el gusto de conocernos por allá —. Con eso, el grupo estaba listo para partir con la guía de los integrantes del G-31. Pero algo hizo eco en la mente de Anko, algo que si bien no era tan importante; en ese momento, sí le picaba un poco la curiosidad. ¿Qué significaba la “D” en el nombre de Lionhart? Eran escasos, pero juraba que ya había escuchado esa singular inicial en otras personas, pero nunca se había detenido a preguntar, posiblemente, esa era una buena oportunidad.
El grupo ya reunido fue llevado casi a rastras por todos los marines ahí reunidos, en dirección a la base G-31. Anko caminaba con ambas manos guardadas en los bolsillos de su gabardina marrón, el silencio del grupo creaba un ambiente tenso para cualquiera que no los conociera, para ellos, esa situación era prácticamente normal. Algunas personas de Loguetown observaban con curiosidad la cantidad de soldados de la marina que avanzaban con paso firme hasta la propia base de la isla. Loguetown era un lugar más bullicioso y grande que DemonTooth, obviando en su infraestructura más urbanizada, muy diferente a lo selvático que llegaba a ser la isla natal de Anko.
Por otro lado, la base G-31 era un lugar mucho más grande y preparada que la base G-23 de donde ellos provenían. Como de costumbre, la mirada de la peli marrón daba un vistazo al lugar, memorizando la zona, pues nunca se sabe cuándo pueda ser de utilidad. El trío formado en línea fue recibido por un grupo de marines un tanto peculiar y que, sin duda, destacaban bastante entre el resto de integrantes de su base. Primero, un joven de cabellos verdosos se acercó hacía el trío, pero se enfocó en Galhard de forma muy animada, aunque su presentación fue amable y para todo el grupo. El segundo fue otro joven, pero de cabellos plateados y brillantes, su aspecto físico era llamativo, se trataba de un hombre apuesto pero intimidante a la vez, una característica que compartía con la marine castaña y ella lo sabía.
Este chico se presentó a sí mismo, así como también, a al tercer marine que se encontraba con ellos, un hombre rubio que rápidamente alcanzó la reunión entre los marines del G-31 y el G-23 para escuchar el intercambio de palabras entre ellos. Pero antes de que Galhard o Anko pudieran decir algo, el líder del movimiento Lotus Marine habló, indicando los nombres de cada uno de ellos para después callar y no mencionar una palabra más, dejando ver una serenidad pocas veces vista en las personas. A esto, el marine de cabellos castaños siguió la presentación y luego de unos segundos, era el turno de la propia Anko, en ella recaía la responsabilidad de indicar la razón del porqué, Lovecraft no era tan hablador como otros. — Y bueno… Como ya se mencionó, yo soy Anko, sargento de la base G-23, al igual que mis dos compañeros aquí presentes. Disculpen a Lovecraft, él no es muy hablador que digamos, no quiere ser grosero, pero decidió guardar la mayor parte de su voz al mundo —. Dijo la marine de forma amable y una sutil sonrisa.
– Como dijo Galhard, G-23 es algo más modesta que su base, y el personal es algo más reducido, aunque debo decir que al igual que tú, sigo sin reconocer todos los rostros de allá —. Respondió al comentario de Atlas. Parecía que las presentaciones habían terminado ahí y podían tomarles la palabra a los marines de la G-31 para ser guiados por la base y conocerla, pero un último integrante se unió al grupo, presentándose de forma amable y haciendo una pequeña reverencia, Anko pudo notar que aquel gesto iba especialmente dirigido al sargento Lovecraft, aparentemente, Lionhart tenía cierto respeto por el mayor, al igual que Anko.
— Un gusto en conocerte también, Lionhart. Yo soy Anko, sargento de la G-23 al igual que tú, creo que no habíamos tenido el gusto de conocernos por allá —. Con eso, el grupo estaba listo para partir con la guía de los integrantes del G-31. Pero algo hizo eco en la mente de Anko, algo que si bien no era tan importante; en ese momento, sí le picaba un poco la curiosidad. ¿Qué significaba la “D” en el nombre de Lionhart? Eran escasos, pero juraba que ya había escuchado esa singular inicial en otras personas, pero nunca se había detenido a preguntar, posiblemente, esa era una buena oportunidad.