Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
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[C-Pasado] Bestias en el mar, bestias en la selva
Asradi
Völva
Era verdad que ya veía mucho mejor a Octojin con respecto al día anterior, pero no por ello Asradi dejaba de vigilarle, aunque lo hacía con cierto disimulo y cuidado para que el escualo no se sintiese, tampoco, demasiado agobiado. Pero ella tenía que asegurarse, al menos, de que la recuperación iba por buen camino. Y sí, el que tuviese apetito ya era una buena señal de ello. Por eso también le permitió que comenzase a moverse, a desentumecer los músculos, entregándole el testigo para que fuese él quien se hiciese cargo de la cena de esa noche. Al fin y al cabo, el esfuerzo no era grande. Solo era cocinar la carne y vigilar que no se hiciese demasiado. No era como si lo hubiese enviado a cazar o a pelearse. Como el día anterior con la bestia que, casualmente, pronto iban a comerse. Aunque en algún momento dado sí le molestó para recolocarle bien las vendas del pecho, sobre la herida. Y también comprobar que todo estaba correcto ahí. Luego de eso, le dejó en paz en ese sentido.

El calor del fuego era reconfortante, a pesar de cierta sequedad en el ambiente y sobre las escamas de su cola. Igual tenían un río cercano para ir a refrescarse si así lo necesitaban. Ahora bien, cuando Octojin puso los trozos de carne sobre las piedras calientes, y el aroma se elevó de manera deliciosa, a Asradi casi se le hizo la boca agua. No había comido nada desde que se había encontrado con el gyojin, y estaba realmente hambrienta. En realidad no lo había demostrado porque también había estado más al pendiente del estado de salud de Octojin.

Eso huele muy bien. — Murmuró, cuando el grandullón comenzó a repartir los trozos de carne. Le hizo algo de gracia que lo hiciese de manera igualitaria. Era verdad que Asradi, a pesar de su apariencia menuda, comía bastante. Pero es que estaba segura que no tanto como la mole tiburonil que tenía al lado.

Aún así, de momento la sirena no dijo nada al respecto y comenzó a comer tranquilamente los trozos de carne que habían sido cortados. Se sorprendió, con un gesto adorable, lo jugosa que estaba siendo cuando dió el primer mordisco. Pero no fue eso lo que más le gustó. Asradi miraba de reojo a Octojin. Como éste comía de manera tan cuidadosa. Examinó sus gestos, sus expresiones, y la sirena no pudo evitar que se le dibujase una suave sonrisa divertida que disimuló metiéndose otro trozo de comida a la boca.

Era terriblemente adorable verle medio luchar contra su hambre y sus instintos. Guardando esa compostura delante de ella cuando, al menos para la sirena, no era necesario. Se limpió un poco los labios con el dorso de la mano, en un gesto aún así delicado y femenino. Y luego apoyó eses mismos dedos en el brazo de Octojin, al estar sentada cerca de él.

No tienes porqué contenerte. Debes de estar hambriento. — Ella era también de una especie de tiburón, podía ser muy agresiva con la comida si se lo proponía, sobre todo si intentaban robársela. Aunque ahora no estaba siendo el caso, pero no se avergonzaba por que Octojin simplemente quisiese ser más salvaje al respecto.

Tras un par de palmaditas en la alba piel del tiburón, ella continuó comiendo. De hecho, lo disfrutó abiertamente, notándose que sí tenía un buen apetito. Aún así, dejó un par de trozos grandes a mayores para que el otro escualo los disfrutase y diese buena cuenta de ellos. Por su parte, estaba satisfecha. Por otro lado, se sentía muy cómoda al lado de uno de los suyos. Sobre todo después de todo lo que ella arrastraba. Y la conversación fluía de manera natural mientras comían. Era un momento sencillo pero muy agradable, al fin y al cabo.

Tú también deberías continuar descansando. — Le instó, mientras lanzaba un par de huesos a la hoguera, avivando brevemente las llamas. — Todavía no estás del todo recuperado, aunque ahora te notes mejor.

Lo peor que podía pasar es que, de alguna manera, el gyojin recayese. A esas alturas sería complicado, pues el peligro más grande ya había pasado. Ya no tenía fiebre y la toxina estaba prácticamente eliminada. Pero se preocupaba igualmente, no podía evitarlo.

Y, aún así, no negaba que ella misma necesitaba un buen descanso, su cuerpo le pedía dormir.

Dormiré un rato. — Con un suspiro, la sirena accedió. — Pero no te fuerces y duerme también cuando termines de recoger eso. — Por fortuna no era mucho.  Luego, le miró con algo de seriedad. — Si necesitas o pasa cualquier cosa, por favor, avísame. — Prefería que le despertase sin problema alguno, así también ella estaría más tranquila.

Echó un vistazo breve a la venda del tiburón, y a él mismo, como una manera de cerciorarse y, tra asentir un poco para sí misma, se fue a acomodar contra una roca, usándola como apoyo para la espalda y quedándose medio sentada en ese lugar, cerca de la hoguera. Miró unos instantes hacia el exterior, escuchando el murmullo nocturno de la selva. Poco a poco, y aunque intentó aguantar, los ojos se le fueron cerrando, hasta que terminó quedándose dormida, un poco acurrucada contra sí misma y procurando tener la cola a una buena distancia del fuego.

Estaba agotada.
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RE: [C-Pasado] Bestias en el mar, bestias en la selva - por Asradi - 04-09-2024, 01:02 PM

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