La chica se presentó como Akari. - ¡Es verdad! El presentador dijo tu nombre en la taberna-. Me vino a la mente su nombre justo después de que me lo recordase, supongo que ese cabello tan precioso había conseguido que dejase de prestarle atención al presentador, que maleducado por mi parte no haberle prestado la suficiente atención. Llamó a aquel cachivache del diablo "Violín". Me parecía muy curioso que un trozo de madera pudiese lanzar ese sonido tan precioso, como carpintero, ese instrumento era toda una fuente de inspiración. Quería en algún momento tratar de replicar ese instrumento, así que lo observé con mucho detenimiento tratando de desentrañar sus secretos. Parecía que al hacer una estructura en forma de caja, y la fricción entre el arco y las cuerdas hacían que el sonido que emitían resonase... Eso me dio varias ideas para un posible diseño una vez construyese mi propio taller de carpintería. Tenía pensado realizar trabajos artesanales de todo tipo, pero estaba algo escaso de ideas, así que ver aquel artefacto era toda una fuente de inspiración para mi. Seguramente aquella estructura la pudiese luego extrapolar a otros instrumentos musicales diferentes, como ese grande que parece un armario tumbado con teclas o ese otro con seis cuerdas que se toca pasandole los dedos por las cuerdas haciendo que vibren. Conocer a Akari iba a ser toda una revelación para mi como artesano... El primer instrumento que construyese debería ser para ella. Pensé para mis adentros, esa podía ser una muy buena forma de devolverle tantos conocimientos e inspiración.
Pronto volví en mi luego de ensimismarme tanto con el violín. Akari se volteó a ver cómo estaban yendo las cosas en la taberna y para nuestra sorpresa aún había mucha gente acumulada. -No te preocupes, seguro que pasas a la fase final-. Le dije a la muchacha tratando de darle ánimos, ciertamente, por mucha fama que tuviese ese trovador, estaba totalmente seguro de que Akari tenia el suficiente talento como para ganar el concurso, y yo pensaba estar ahí para verlo con mis propios ojos. -Tómate ahora un respiro, aún queda tiempo hasta que termine esta primera ronda-. Mientras estábamos dentro había podido leer la programación para el concurso, primero todos actuarían una vez y luego los 3 mejores pasarían a la la fase final. Por lo poco que había visto en la taberna, Akari tenía muchísimo talento, más que de sobra para alcanzar esa fase final, pero el problema era el dichoso trovador, su fama podía jugarle una mala pasada a la hora de que los jueces diesen su veredicto ya que podían verse coaccionados por lo conocido del chico. Espero que seas verdaderamente imparciales a la hora de realizar las votaciones.
-Por cierto Akari, ¿Qué es el premio?-. Desconocía cual podía ser el premio por ganar el concurso, al final, a mi me habían hecho una encerrona para que socializase con los habitantes de la isla, ni siquiera sabía de la existencia del concurso. Pero si era algo importante para Akari, no tenía problema ninguno en ayudarla en todo lo que pudiese para que ganase. -Si hay algo que pueda hacer para ayudarte a ganar solo pídelo-. Esa chica me reconfortaba mucho, me transmitía mucha calma y paz interior, así que estaba dispuesto a echarle una mano en todo lo que pudiese para que se llevase ese tan ansiado premio por el que todos estaban compitiendo. Esperaba un premio la mar de jugoso, el resto de competidores no lo se, pero Akari parecía estar esforzándose mucho por ganar, ya fuese por querer demostrarse a si misma de lo que era capaz de hacer o bien por enseñarle a otros el talento que tenía, pero era digno de admirar la fortaleza que estaba demostrando tener en el concurso.
La verdad es que era sorprendente ver la cantidad de personas que se había acumulado ahí dentro, y todavía más sorprendente que aún no hubieran ocurrido altercados... Espacios pequeños, mucha gente, demasiados roces... Todo aquello era un caldero apunto de estallar. Una suerte que ya estemos fuera del edificio por si las moscas, que no tenía porqué pasar nada, pero todos sabemos lo que suele ocurrir cuando juntas demasiadas personas ebrias, el mínimo roce por cualquier tontería podía comenzar una pelea de bar.
Pronto volví en mi luego de ensimismarme tanto con el violín. Akari se volteó a ver cómo estaban yendo las cosas en la taberna y para nuestra sorpresa aún había mucha gente acumulada. -No te preocupes, seguro que pasas a la fase final-. Le dije a la muchacha tratando de darle ánimos, ciertamente, por mucha fama que tuviese ese trovador, estaba totalmente seguro de que Akari tenia el suficiente talento como para ganar el concurso, y yo pensaba estar ahí para verlo con mis propios ojos. -Tómate ahora un respiro, aún queda tiempo hasta que termine esta primera ronda-. Mientras estábamos dentro había podido leer la programación para el concurso, primero todos actuarían una vez y luego los 3 mejores pasarían a la la fase final. Por lo poco que había visto en la taberna, Akari tenía muchísimo talento, más que de sobra para alcanzar esa fase final, pero el problema era el dichoso trovador, su fama podía jugarle una mala pasada a la hora de que los jueces diesen su veredicto ya que podían verse coaccionados por lo conocido del chico. Espero que seas verdaderamente imparciales a la hora de realizar las votaciones.
-Por cierto Akari, ¿Qué es el premio?-. Desconocía cual podía ser el premio por ganar el concurso, al final, a mi me habían hecho una encerrona para que socializase con los habitantes de la isla, ni siquiera sabía de la existencia del concurso. Pero si era algo importante para Akari, no tenía problema ninguno en ayudarla en todo lo que pudiese para que ganase. -Si hay algo que pueda hacer para ayudarte a ganar solo pídelo-. Esa chica me reconfortaba mucho, me transmitía mucha calma y paz interior, así que estaba dispuesto a echarle una mano en todo lo que pudiese para que se llevase ese tan ansiado premio por el que todos estaban compitiendo. Esperaba un premio la mar de jugoso, el resto de competidores no lo se, pero Akari parecía estar esforzándose mucho por ganar, ya fuese por querer demostrarse a si misma de lo que era capaz de hacer o bien por enseñarle a otros el talento que tenía, pero era digno de admirar la fortaleza que estaba demostrando tener en el concurso.
La verdad es que era sorprendente ver la cantidad de personas que se había acumulado ahí dentro, y todavía más sorprendente que aún no hubieran ocurrido altercados... Espacios pequeños, mucha gente, demasiados roces... Todo aquello era un caldero apunto de estallar. Una suerte que ya estemos fuera del edificio por si las moscas, que no tenía porqué pasar nada, pero todos sabemos lo que suele ocurrir cuando juntas demasiadas personas ebrias, el mínimo roce por cualquier tontería podía comenzar una pelea de bar.