¿Sabías que…?
... Garp declaró que se había comido 842 donas sin dormir ni descansar porque estaba tratando de batir un récord mundial. ¿Podrás superarlo?
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[Común] [Común] ¿Nadando con un gyojin tiburón. ¿Qué puede salir mal?
Octojin
El terror blanco
Octojin sonrió al escuchar la propuesta de Takahiro. Una carrera de natación con un humano siempre era interesante, aunque la idea lo hacía recordar todas las veces que el mar le había dado alegrías.

El mar, para Octojin, era más que un simple hogar; era su esencia, su libertad. Cada vez que sentía el agua abrazar su cuerpo, era como si volviera a sus raíces más profundas. Recordaba las veces que se había sumergido en las vastas profundidades, donde el silencio era tan absoluto que le permitía escucharse a sí mismo, sin los ruidos de la superficie ni las miradas juzgadoras de los humanos. Allí, rodeado de oscuridad y luz a la vez, encontraba la paz que tanto le costaba hallar en tierra firme.
El mar le había dado todo lo que necesitaba para sobrevivir y prosperar. Sus corrientes eran su guía, el agua era su energía, y su inmensidad, un recordatorio de la libertad infinita que poseía. Cada brazada que daba bajo el agua lo conectaba más con su esencia, con su inmensa fuerza, con una velocidad que era incomparable, y allí, en su reino, ningún obstáculo era demasiado grande. El océano lo había hecho fuerte, le había enseñado a luchar, a ser paciente, a sobrevivir.

Pero, sobre todo, el mar le recordaba que no estaba solo. Cada criatura marina que cruzaba su camino era un compañero de viaje, un igual. En la tierra, las miradas de los humanos podían ser frías y llenas de prejuicio, pero el océano nunca le juzgaba. En sus profundidades, era libre de ser quien realmente era: un ser poderoso, inquebrantable, un gyojin tiburón con una historia tan vasta como el propio mar.

—¡Está bien, una carrera! —respondió con entusiasmo, siguiendo a Takahiro.

Un buen chapuzón le sentaría de maravilla después de todo lo que había pasado desde que llegó al cuartel. Seguro que podía relajarse y tener una competencia sana con el humano. Si bien lo cierto era que se veía muy seguro de si mismo a Takahiro, el tiburón sabía que no tenía nada que hacer. Bajo la inmensidad del mar, no tenía rival.

Mientras caminaban hacia la cala oculta que mencionaba su compañero, Octojin no podía evitar reflexionar sobre los comentarios racistas y las miradas despectivas que recibía. Pero en lugar de dejar que le afectaran, decidió que lo mejor era ignorarlos. Después de todo, su objetivo no era complacer a esos estúpidos humanos que no entendían lo que significaba ser diferente. Él estaba centrado en hacer bien las cosas, en superarse, y en demostrar que su valor no dependía de su apariencia.
Finalmente, llegaron a la cala. El lugar era precioso, un rincón virgen de la naturaleza, alejado del bullicio y el juicio de los demás. Las rocas y las algas decoraban el agua cristalina, y el sonido suave del oleaje le recordó a las profundidades marinas que tanto amaba. Octojin se detuvo un momento a disfrutar de la vista antes de prepararse para la carrera.

Observó cómo Takahiro se quitaba la ropa superior y se metía en el agua. El sol comenzaba a calentar más, lo cual hacía que el agua fresca llamara a gritos a su cuerpo. El gyojin, con una sonrisa divertida, decidió darle a Takahiro una pequeña ventaja.

—Te daré cinco segundos de ventaja, así será más interesante —dijo, inclinándose hacia adelante y apoyando las manos en las rodillas para calentar, observando cómo Takahiro se lanzaba al agua de cabeza.

Contó los cinco segundos en voz alta y, en cuanto terminó, el tiburón se lanzó al agua con un potente salto. El frío lo envolvió, pero la sensación era revitalizante. Su aleta dorsal cortaba el agua mientras cogía velocidad, deslizándose con fluidez. En un breve parpadeo de tiempo, había recuperado la distancia que Takahiro había ganado. Sonriendo con picardía, extendió su mano y agarró el tobillo de Takahiro, tirándolo hacia abajo y sumergiéndolo brevemente unos metros para después soltarlo y subir a la superficie con él.

—¡El agua es lo mío! —bromeó con una carcajada mientras continuaba nadando a toda velocidad, dejando que la charca le recordara lo poderoso que se sentía allí.

Mientras nadaba junto a Takahiro, esas memorias de sus días pasados y las historias felices en el fondo del mar resurgían con fuerza, haciendo que se sintiera más vivo que nunca. El mar era su refugio, su santuario. Era el único lugar donde podía ser él mismo sin restricciones. Allí, las preocupaciones desaparecían, las heridas sanaban, y el eco de las olas le recordaba que, pase lo que pase, siempre sería parte del mar y el mar parte de él.
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RE: [Común] ¿Nadando con un gyojin tiburón. ¿Qué puede salir mal? - por Octojin - 04-09-2024, 02:37 PM

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