¿Sabías que…?
... un concepto de isla Yotsuba está inspirado en los juegos de Pokemon de tercera generación.
[Diario] El nacimiento de una diva [Obtención de Akuma]
Suzuka D. Hanami
Dragón Floreciente
En las suaves aguas del North Blue, dulces recuerdos y un sentimiento de nostalgia se entrelazaban en la mente de Hanami mientras el barco Tempest se alejaba lentamente de su isla. Era una encarnación de la calma que había encontrado en sus días de tranquilidad. A pesar de todo el tiempo que había pasado allí ella sabia que con su nula orientación no encontraría fácilmente de vuelta el lugar, pero la promesa del mundo afuera le llamaba con una fuerza irresistible. Suzuka siempre había sido una aventurera en el corazón, y ahora tenía la oportunidad de explorar lo desconocido, siguiendo las historias que le contaba su padre de niña.

El Tempest era un barco imponente, diseñado para transporte pesado, y estaba ocupado por un grupo de marineros que eran más rudos que los paisajes serenos de su isla natal. En el viaje Hanami se había convertido en una especie de guardia, una escolta de los materiales que se transportaban para construir un ferrocarril en el otro lado del mar. Aunque no recibiría pago alguno, la recompensa era una inestimable experiencia que alimentaría su alma viajera, es decir, transporte gratis.

A medida que el barco surcaba las aguas, Hanami se familiarizaba más con los hombres a bordo. Uno de ellos, un marinero llamado Hugo, le contaba historias sobre Loguetown, y el East Blue. Familiarizándose un poco con su próximo destino la joven. Con su habilidad especial para contar historias, logró encender la imaginación de la Suzuka, quien anhelaba conocer esos lugares, recordándole a los cuentos de su padre.

Los días se sucedieron tranquilamente, pero todo cambió una mañana cuando el cielo se oscureció y el oleaje comenzó a elevarse inquieto. Un repentino grito resonó por el aire - ¡Saqueadores en el horizonte! - Vio la figura de un barco negro con velas grises que se acercaba rápidamente. Daba la sensación de que intentaban ser piratas, pero no lo parecían a ojos de Hanami.

Hanami se puso en pie, sus instintos de guerrera oni afloraron al sentir la creciente tensión en el aire. Ella había entrenado arduamente y estaba lista para enfrentar el desafío. Observó con determinación a su alrededor; los marineros se lanzaron a sus estaciones, preparándose para la batalla. Mientras los piratas se acercaban, la Oni empuñó su lanza, una extensión de su ser y su destreza.

El ruido de los cañones resonó, y el Tempest comenzó a moverse de una manera caótica, no buscaban hundirlos, sino cortarles el paso para que escaparan. El progreso del barco comenzó a tambalearse, y los marineros corrían de un lado a otro para mantener el control. Los piratas abordaron en un aluvión de ruido y gritos, y en un instante se desató el caos. 

Hanamise movió con gracia entre la confusión del combate. Su lanza silbaba por el aire con precisión; cada golpe era certero, cada movimiento, una danza. El primer pirata que se le acercó voló por los aires tras un golpe en la cabeza. No se detuvo; su cuerpo se deslizó hacia adelante, enfocándose en su próxima víctima mientras una ráfaga de fuego y humo llenaba el aire.

El sonido de los cañones de ambos barcos retumbaba por el mar mientras las balas silbaban por los aires. Suzuka desvió un ataque con su lanza y, utilizando su agilidad, saltó por encima de un grumete que la intentaba atrapar. La batalla era feroz, y cada vez que creía que la situación estaba bajo control, una nueva oleada de piratas invadía el barco. Justo cuando pensaba que todo estaba perdido, un grito resonó entre sus compañeros marineros - ¡Cuidado, por la popa! - Un grupo de piratas había llegado sin que lo notaran rodeando el barco en una barca, una táctica algo loca en esas circunstancias, pero que les causaba una situación de pinza, e intentaron rodear a Hanami. En un instante, se había convertido en el centro de la atención, y ella sabía que tenía que actuar rápido; aunque como para no llamar la atención sacando un metro a la mayoría de los presentes.

Con movimientos fluidos, Suzuka golpeó a uno, empujó a otro, y, usando su lanza como un contrapeso, se lanzó hacia un lado. Entonces, se refugio mientras retrocedía en una bodega buscando que sus perseguidores vinieran todos de frente en lugar de dos flancos. Y la entrar contemplo un gran cofre que se había roto su anclaje y con los movimientos había ido desplazándose. Entonces ella se fijaría que el mismo se había abierto y con otra sacudida su interior quedaría expuesto, un extraño fruto se asomo parecían unas cerezas, pero al mismo tiempo no lo eran. Hanami inmediatamente recordó las historias que había escuchado en la Grand Line sobre las Akuma no Mi, los legendarios frutos que otorgaban habilidades especiales.

Manteniendo a raya a sus perseguidores, ella retrocedió hasta alcanzar el fruto y sin más dilación, su instinto aventurero la empujó a tomar una decisión impulsiva - ¿Por qué no? - Pensó, mientras se llevó el fruto a los labios y lo mordía. El sabor era inconfundible, asqueroso y desagradable; la sensación que recorrió su cuerpo fue electrizante, y Hanami se sintió como si una energía nueva fluyera por cada fibra de su ser. Sin saberlo, acababa de consumir la Mero Mero no Mi.

Los efectos de la fruta comenzaron a inundarla. En un instante, sentía cómo el poder de la seducción y la transformación la invadían. Todo ese potencial y habilidad se sumaron a su destreza como guerrera. Justo cuando terminó de asimilar el impacto de su decisión, notó cómo los piratas seguían atacando a los marineros.

Con una nueva confianza, Hanami se levantó y lanzó un grito agudo que resonó desde el interior de las bodegas. Un destello de luz salió del interior del almacén y se hizo el silencio. Los piratas ante el suceso extraño se quedaron expectantes de que paso allí dado que sus compañeros se habían callado y el destello llamo la atención. Pero los pasos que resonaban en el aire solo eran el precedente del nuevo emerger de Suzuka D. Hanami. Nadie podía hacer frente a su presencia, y una extraña aura de magnetismo los empujó hacia atrás, como si hubiera desatado un poder incontrolable que irradiaba su más bello que nunca aspecto. Los ataques de los piratas comenzaron a flaquear; muchos, confundidos, se quedaron petrificados, y por poco literalmente.

Hanami, sintiéndose renovada, se movió una vez más a través del campo de batalla. Esta vez, no solo era experta con su lanza, sino que su nueva habilidad causó que aquellos hombres querer se capturaran en su mirada por un instante. Cada vez que un pirata la miraba, se sentía tentado a rendirse ante su voluntad, ella misma se sentía más provocativa que nunca. Controlando esa magia incontenible, le dio la oportunidad a sus compañeros marineros de concentrarse y así defenderse adecuadamente.

Finalmente, después de unos minutos que parecieron eternos, los piratas dieron la vuelta, incapaces de continuar al frente de aquel grupo de marinos exaltados y alguno un poco excitado. La batalla estaba ganada, y la mayoría de los saqueadores se habían lanzado por la borda o ya huían en su barco, dejando el Tempest en un silencio expectante.

Hanami se detuvo, tomando un respiro, su cuerpo todavía lleno de energía tras el increíble impacto de la fruta. Miró a su alrededor, a los hombres que habían luchado a su lado y que ahora respiraban aliviados. Sus corazones palpitaban con el eco de la victoria, y Suzuka sintió la satisfacción de haber superado la adversidad. Pequeñas lesiones adornaban a algunos de los marineros, pero gracias a Hanami se había logrado evitar lo peor.

Cuando el barco finalmente se aproximó a la costa de Loguetown, Hanami se sintió satisfecha. El horizonte se iluminaba con la luz del sol poniente, y ella sabía que esta ciudad también significaría nuevos comienzos, desafíos y exploraciones. Era una tierra donde los sueños se cruzaban con la realidad; donde cada paso podría llevarla más cerca de sus metas personales. Y de cara a los que recibieran la mercancía se atestiguaría como que la fruta debió ser robada en el ataque, puesto que incluso entre los marineros apenas el capitán sabia de esa carga concreta y aunque algo se olía prefirió hacer la vista gorda.

El Tempest ancló con una suave sacudida, y Suzuka, aún con su lanza en mano, se adentró en el bullicio del puerto. El aire estaba impregnado de olores de especias, mar y aventuras por descubrir. Mientras bajaba del barco, sentía que cada paso que daba era una reafirmación de su deseo de conocer el mundo. La mujer subió a ese barco como una joven ingenua y soñadora buscando aventuras, pero ahora descendía con un aura magnética y una seguridad electrizantes que desprendían divinidad.

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El nacimiento de una diva [Obtención de Akuma] - por Suzuka D. Hanami - 04-09-2024, 05:05 PM

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