Vesper Chrome
Medical Fortress
04-09-2024, 08:54 PM
—Primero trata estas insignificantes heridas, luego tomaremos sake del bueno. — Expresé con la sonrisa más malévola que alguna vez pude darle a alguien, y es que soy alguien que sobre todas las cosas ama los retos, para mi el apostar con alguien que aparentaba ser bueno en algo, no importa lo que sea, era algo que me llenaba de vida constantemente, no me gusta vivir una vida aburrido a pesar de que mi cara siempre dice lo contrario. —Oye tú, trae dos botellas de sake para la niña y una hamburguesa, la mas grande que tengan. — Ordené a una de las camareras que pasaban por nuestro lado intentando arreglar del desastre de hace un momento. —Por supuesto Doctor Chrome. — Simplemente respondió la chica para posteriormente retirarse a buscar lo que había solicitado.
La jovencita había solicitado que mezclara las cartas y cuando me disponía a ello, aquel hombre extraño de tez aún más rara se acercó, tomo asiento y comenzó a mezclar las cartas como quien estuviera pendiente de cualquier juego de azar para poder participar activamente. —Muy bien, todo tuyo Strange — No sé el nombre, no se presentó, así que lo llamaré como se me pase por las pelotas, por ahora será Strange, porque no puede negarse que el hombre es bastante extraño, muy diferente a muchos de los que he visto en mis años de vida. —Apostemos cien mil berries. — Volví a tocar aquella bolsa que siempre tengo conmigo y saque del mismo unos cuantos billetes que coloque con avidez en la mesa. Recientemente había hecho un trato en el mercadillo en donde había ganado unos cinco millones de berries, no estaba mal, pasaría un buen tiempo viviendo en esta isla y quien sabe si gano un poco mas que eso.
La chica que se había ido hace unos minutos había vuelto con las dos botellas de sake y una hamburguesa, dejando todo en un lado de la mesa. Agradecí con un gesto y moví el plato hacia aquella de ojos interesantes y dientes de sierra. —Es para ti muchachita. — También puse frente a ella una de las botellas de sake y la otra la moví hacia quien se encontraba mezclando las cartas. —Strange, ¿Tomas sake? — Era una pregunta tonta, pues quien en su sano juicio entra a un bar si no va a tomar algo tan bueno como el sake. Los que solían verme diariamente estaban incluso extrañados de que esté siendo tan amable, pero es que estos dos parecían tener algo diferente al resto de los aburridos pueblerinos de Rostock, y no es como que me disgusten ellos, pero ya me encontraba bastante aburrido por estos lares.
Al escuchar las palabras del moreno simplemente tomé las cartas tomando dos partes del mismo mazo, colocando uno bocabajo y el otro encima de ese, no me gusta repartir así que dejaría que uno de ellos se tomara la libertad de hacerlo, al final de cuentas si los tres estamos aquí por diversión e intriga, nos divertiremos más que cualquiera fuera del bar, y con eso me refiero al vejestorio que habían sacado, conociéndole seguro vuelva a buscar problemas pero de momento tenemos que disfrutar grandemente este momento. No entiendo el motivo pero la determinación de esa chica me recuerda a mi hermana, aun sabiendo lo difícil que era vivir en nuestra isla quiso permanecer allí incluso cuando le ofrecí salir y surcar los mares conmigo, de ahí el motivo de ser amable con Jun, eran esos recuerdos lastimándome lentamente mientras intentaba sonreír.
La jovencita había solicitado que mezclara las cartas y cuando me disponía a ello, aquel hombre extraño de tez aún más rara se acercó, tomo asiento y comenzó a mezclar las cartas como quien estuviera pendiente de cualquier juego de azar para poder participar activamente. —Muy bien, todo tuyo Strange — No sé el nombre, no se presentó, así que lo llamaré como se me pase por las pelotas, por ahora será Strange, porque no puede negarse que el hombre es bastante extraño, muy diferente a muchos de los que he visto en mis años de vida. —Apostemos cien mil berries. — Volví a tocar aquella bolsa que siempre tengo conmigo y saque del mismo unos cuantos billetes que coloque con avidez en la mesa. Recientemente había hecho un trato en el mercadillo en donde había ganado unos cinco millones de berries, no estaba mal, pasaría un buen tiempo viviendo en esta isla y quien sabe si gano un poco mas que eso.
La chica que se había ido hace unos minutos había vuelto con las dos botellas de sake y una hamburguesa, dejando todo en un lado de la mesa. Agradecí con un gesto y moví el plato hacia aquella de ojos interesantes y dientes de sierra. —Es para ti muchachita. — También puse frente a ella una de las botellas de sake y la otra la moví hacia quien se encontraba mezclando las cartas. —Strange, ¿Tomas sake? — Era una pregunta tonta, pues quien en su sano juicio entra a un bar si no va a tomar algo tan bueno como el sake. Los que solían verme diariamente estaban incluso extrañados de que esté siendo tan amable, pero es que estos dos parecían tener algo diferente al resto de los aburridos pueblerinos de Rostock, y no es como que me disgusten ellos, pero ya me encontraba bastante aburrido por estos lares.
Al escuchar las palabras del moreno simplemente tomé las cartas tomando dos partes del mismo mazo, colocando uno bocabajo y el otro encima de ese, no me gusta repartir así que dejaría que uno de ellos se tomara la libertad de hacerlo, al final de cuentas si los tres estamos aquí por diversión e intriga, nos divertiremos más que cualquiera fuera del bar, y con eso me refiero al vejestorio que habían sacado, conociéndole seguro vuelva a buscar problemas pero de momento tenemos que disfrutar grandemente este momento. No entiendo el motivo pero la determinación de esa chica me recuerda a mi hermana, aun sabiendo lo difícil que era vivir en nuestra isla quiso permanecer allí incluso cuando le ofrecí salir y surcar los mares conmigo, de ahí el motivo de ser amable con Jun, eran esos recuerdos lastimándome lentamente mientras intentaba sonreír.