Alguien dijo una vez...
Bon Clay
Incluso en las profundidades del infierno.. la semilla de la amistad florece.. dejando volar pétalos sobre las olas del mar como si fueran recuerdos.. Y algún día volverá a florecer.. ¡Okama Way!
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[Común] [C - Pasado] Una mañana en el pasillo de las hierbas. [Terence]
Terence Blackmore
Enigma del East Blue
Quizá no fue la mejor aproximación a conocer a nadie, pero bien es cierto que el destino tiene una vía caprichosa para unir dos caminos, y esta fausta situación era símbolo de algún tipo de ventura extraña. No pude evitar pensar que los giros de la vida, en su naturaleza indescifrable, esconden siempre un propósito mayor, incluso cuando parecen simplemente accidentes fortuitos.

Mientras la muchacha hablaba, me retiraba manteniendo cierto contacto ocular ocasional como símbolo de importancia y préstamo de atención en su discurso, mientras solo desviaba la mirada mutua para buscar el maletín que había sido sustraído y que yacía sobre el desafortunado ladrón. Observaba con calma el entorno, calculando cada movimiento, como si cada detalle que pudiera pasar inadvertido tuviese un papel fundamental en la ópera que representaba.

Ciertamente, esta es una gran ciudad, y donde existe la ocasión, anida la oportunidad... — comentaba mientras esbozaba una casi tierna sonrisa al finalmente reconquistar mi maletín de los brazos de aquel sujeto. Giré mi mirada hacia la muchacha, esta vez con una expresión más relajada, como quien termina una tarea ardua y se permite un respiro antes de continuar. Adopté la total verticalidad, recobrando no solo la compostura física, sino también cierta sensación de control sobre el desenlace del día.

Tomé unos segundos para golpear mi pierna izquierda levemente y con ello levantar una ligera nube de polvo de mi indumentaria. Repetí el gesto en el hombro opuesto, como si con cada sacudida borrara la tensión acumulada en los últimos minutos. Mi caminar, desairado, pero resuelto, se dirigió hacia la mujer de cabello oscuro, observando de reojo sus reacciones, midiendo la tensión en su postura y su distancia social. El instinto me indicaba que, a pesar de su aparente calma, había una vigilancia latente en sus movimientos, como si ella también estuviese sopesando mis acciones con igual atención.

Siento haber arruinado tu día de compras, aunque, por otro lado, poco ibas a obtener con esto — mencioné con una leve sonrisa irónica, mientras tomaba con mi mano derecha un frasco que, por fortuna, había escapado al caos del disturbio. Lo observé con detenimiento, girándolo entre mis dedos para examinar su contenido, notando el tono grisáceo y el aroma extraño que emanaba de su interior. — Esto se vende como antibiótico pétreo, pero por su color gris oscuro y su olor a quemado, creo que es ceniza y no sulfa... — continué, llevando el frasco más cerca de mi rostro, como si el análisis se hubiera convertido en un pequeño experimento científico improvisado. Alzando la vista, le dediqué una mirada cómplice, la clase de mirada que compartes con alguien que ha vivido lo suficiente para identificar los engaños del mundo.

Con una ligereza casi lúdica, me acerqué un poco más, pero sin traspasar esa línea invisible que delimitaba la comodidad mutua. Aun manteniendo la prudente distancia, lancé el frasco en una curva calculada, esperando que la muchacha lo atrapara sin dificultad. El movimiento levantó una fina nube de polvo, añadiendo un sutil toque dramático al gesto. Traté de darle un aire de juego a la situación, como si con ese pequeño reto implícito le ofreciera una forma de redimir la experiencia de una forma más entretenida.

Por otro lado... quizá deberíamos movernos de aquí. Tengo entendido que en esta isla de vasta presencia gubernamental, te enchironan por nada — proseguí, adoptando un aire pensativo, con la mano bajo el mentón y la mirada vagamente dirigida al cielo, como si de repente me hubiese sumergido en una reflexión profunda sobre la naturaleza de las autoridades locales. — Conozco una cafetería no demasiado lejos de aquí. ¿Te apetecería acompañarme? — añadí, extendiendo mi mano con un gesto que, aunque pretendía ser casual, llevaba una carga de genuino interés. Era una invitación que mezclaba cortesía con una pizca de intriga, dejando entrever una naturaleza compleja que navegaba entre la calidez y la frialdad con igual destreza.

Mi nombre es Terence, perdona no haberme presentado antes — finalicé, acompañando mis palabras con un breve gesto de asentimiento, tan sutil como calculado. Mi mirada se mantenía firme, faustiana, sin presión ni prisa, mientras esperaba su respuesta consciente de que aquel encuentro fortuito podría dar desenlace a un interés fortuito.
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RE: [C - Pasado] Una mañana en el pasillo de las hierbas. [Terence] - por Terence Blackmore - 04-09-2024, 10:02 PM

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