Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Aventura] T2. ¿Quién acabó con Cheetony el Cheetah?
Ubben Sangrenegra
Vali D. Rolson
Personaje


El bribón de ojos dorados y blancos cabellos se encontraba en una taberna de mala muerte en el pueblo de Rostock, un lugar donde las paredes, corroídas por la humedad de la cercanía al puerto, parecían estar al borde del colapso, y tanto las sillas como las mesas, se encontraban maltrechas por el paso del tiempo, al punto de apenas soportar el peso de los de quienes las ocupaban. Un extraño olor impregnaba el ambiente, una mezcla indescifrable entre algo podrido y el hedor de alguien que llevaba días sin bañarse. El peliblanco, aunque incómodo, se encontraba en su elemento, rodeado de figuras sombrías y rumores que fluían tan fácilmente como el alcohol barato.

Ubben estaba sentado en una mesa, rodeado de borrachos, algunos de los cuales reconoció como miembros de los bajos fondos que había visto cuando conoció al Don de Rostock, Chettony. La partida de póker en la que participaba era más que un simple juego; era una excusa para conversar con tranquilidad, para intercambiar información sin levantar sospechas. Sin embargo, la situación no pintaba bien para el moreno de ojos dorados. Su mano inicial era un 4 de picas y un 6 de picas, cartas que no auguraban una victoria fácil. Mientras observaba las expresiones de los demás jugadores, todos ellos aparentando seguridad, supo que el verdadero juego no estaba en las cartas, sino en las palabras y gestos.

El crupier, otro de los tipos de los bajos fondos, sonreía mientras revelaba la primera carta del Hold'em, un 7 de picas. Ubben mantenía la compostura, sabiendo que una apuesta arriesgada podría costarle caro, pero una escalera de color era una posibilidad tentadora. Con el ceño fruncido, fingió desagrado por su mano, esperando que los demás asumieran que sus cartas eran peores de lo que realmente eran. El As de corazones fue la segunda carta revelada. El bribón mantuvo su expresión neutra, aunque por dentro su mente trabajaba a toda velocidad. Todos los jugadores decidieron mantenerse en la partida, y el crupier reveló la tercera carta: un 5 de picas. Uno de los jugadores se retiró en ese momento, lo que hizo reír al crupier nuevamente, mientras que los otros permanecieron imperturbables. La cuarta carta, un As de diamantes, hizo sonreír a uno de los presentes y fruncir el ceño a varios otros, pero nadie más se retiró.

Ubben sintió la tensión en su estómago aumentar. Estaba a una carta de obtener la escalera de color, la cual probablemente le otorgaría la victoria. Mientras la conversación en la mesa giraba alrededor de trivialidades, alguien mencionó, casi en broma, que Chettony estaba tan metido en la droga que había perdido su prestigio como Broker Estrella. Esa información hizo que los dorados ojos de Ubben brillaran con interés. Era un dato perturbador, ya que solo los peces gordos o la muerte podían hacer caer a alguien de esa posición, y hasta donde él sabía, el mink aún no había sido reportado como muerto.

El crupier reveló la última carta lentamente, casi disfrutando del suspenso. Un 8 de picas apareció ante los ojos del peliblanco, quien sintió un golpe de adrenalina al darse cuenta de que había ganado. La revelación de las manos llevó a quejas generales entre los jugadores, quienes mostraban tríos y pares, pero Ubben, con una pícara sonrisa, volteó sus cartas, revelando la escalera que le daba la victoria. Jugó un par de rondas más, manteniendo la charla en torno a Chettony, aunque la información seguía siendo vaga. Los rumores apuntaban a que el antiguo Don estaba desesperadamente intentando salvar lo que le quedaba de fortuna a través de uno de los puertos. Eso era justo lo que Ubben necesitaba oír... una oportunidad para hacerse con un botín interesante y, con suerte, ganar algo de renombre en los bajos fondos.

Cuando terminó su partida, el bribón se levantó de la mesa casi con la misma cantidad de dinero con la que había comenzado, pero con la cabeza llena de ideas y planes. Se dirigió a un herrero local, un lugar donde sabía que podría reabastecerse. La sed de sangre y la ambición por devorar el mundo lo impulsaban a prepararse lo mejor posible para el golpe que planeaba dar. Compró más agujas Senbon, su arma preferida, junto con un arco y flechas. Sabía que para lo que planeaba, necesitaría estar bien equipado. Con sus nuevas adquisiciones, Ubben se dirigió disimuladamente hacia el puerto. Sus ojos dorados recorrían constantemente las calles y callejones, verificando que todas las marcas que había dejado en días anteriores seguían en su lugar, listas para guiarlo en caso de que un escape rápido se hiciera necesario. El momento había llegado; estaba listo para hacer dinero, y el puerto de Rostock sería el escenario de su próximo movimiento.

Resumen
#3


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RE: T2. ¿Quién acabó con Cheetony el Cheetah? - por Ubben Sangrenegra - 04-09-2024, 10:30 PM

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