Qazan
Qazan
04-09-2024, 10:31 PM
Me encontraba en la carpintería que me había montado, en una pequeña zona que la banda me había cedido justo pegada a la cabaña donde nos habíamos instalado en las afueras del pueblo Rostock. Llevaba varios días trabajando en unos planos, tenía en mente crearle a cada integrante del Tenbatsu Kishidan un vehículo monoplaza totalmente personalizado, que estos puedan navegar por el agua utilizando como impulso la fuerza de cada uno de mis compañeros, ya sea por su habilidad natural o por el poder adquirido de sus frutas del diablo. Tenía ya diseñado la estructura de cada uno, solo me faltaba terminar de entender bien las fortalezas de cada uno para así adaptar a cada uno su correspondiente vehículo. Con un poco de suerte conseguiría tener montados los Wyverns antes de que nos marchemos de la isla.
El tiempo pasaba y solo era consciente de la horas en ciertos momentos puntuales del día, el primero de ellos era cuando Shiro nuestro querido cocinero peliblanco, se metía en los fogones a cocinar y al poco salía un aroma de dentro de la cabaña que se podía oler a decenas de metros a la redonda. Precisamente, el segundo momento en que era consciente de la hora en la que nos encontrábamos era cuando nuestra preciosa y querida por todos cerda Gretta, tras llegarle el aroma tan delicioso de la cocina de Shiro, aparecía corriendo y babeando. ¿Y porqué sabía la hora que era? Porque la mastodóntica jabalí generaba seísmos al ritmo que se acercaba a la cabaña para llenar su panza. Era muy satisfactorio verla llenarse ambos carrillos con comida, parecía que habías fusionado a una ardilla con un jabalí cornudo, además era muy gracioso verla babear de tanto que le gustaba la comida de nuestro compañero.
Y el tercer y último momento del día en que era consciente de la hora en que me encontraba... Cuando mis propias tripas pedían comida como si de una manada de lobos hambrientos se tratase. Me consideraba a mi mismo alguien muy comilón, al final del día estos tres metros de mala bestia tenían que mantenerse, pero en comparación a Gretta... El apodo de la Devoradora de Mundos le venía como anillo al dedo. Justo llegó ese momento del día, empezaba a tener algo de hambre pero no conseguía olisquear los deliciosos platillos que nuestro cocinero preparaba. "Vaya qué raro, normalmente suele coincidir que Shiro está en los fogones cuando rugen mis tripas... Voy a asomarme a la cocina para meterle algo de prisa". Cual fue si no mi sorpresa nada más salir de la carpintería ver cómo Shiro se montaba en Gretta.
-Siempre me sorprenderá ver cómo haces eso Shiro, de verdad que me parece algo fascinante-. Le dije mientras quedaba ensimismado viendo cómo habían formado una especie de tándem tan particular. Luego de la escena, parecía que se dirigían al pueblo, por lo que pude entender de su conversación, Gretta había dejado nuevamente las despensas vacías de alimentos. -Venga vamos, así me despejo yo también un rato que llevo mucho tiempo en la carpintería-. Entré rápido a mi zona de trabajo para atarme el zurrón a la cintura y ya unirme a ellos en la expedición. Todos en la banda confiábamos ciegamente en el olfato tan desarrollado de la cerda, así que simplemente nos dejamos llevar por su instinto olfativo.
-Vamos pueerrto y de vuelta pasiamos taberrna eh-. Dijo nuestra cerda de confianza. Así que allí nos dirigíamos los tres, dirección al puerto. Siempre me seguirá sorprendiendo lo desapercibido que yo podía llegar a pasar gracias al enorme pandero de mi cerda querida, a cada paso que daba la gente se le quedaba mirando y se echaban a los lados de la calle para no ser aplastados por sus pezuñas. -Buena chica, vamos a pasarlo bien-. Le dije dándole una suave palmada mientras caminaba a su lado.