Hay rumores sobre…
... una bestia enorme y terrible atemoriza a cualquier infeliz que se acerque a la Isla Momobami.
[Común] [C-Pasado] Diamante en bruto
Airgid Vanaidiam
Metalhead
Airgid había sido capaz durante toda su cortita vida de conseguir muchas cosas gracias a su simple carisma. Esta vez había sido una de esas ocasiones. Sus palabras, llenas de tristeza, rabia y sobre todo sinceridad, parecían haber conmovido lo suficiente a Frank como para remover por dentro algo de su conciencia. Dentro de su cabeza, algo hizo un "click" con suficiente fuerza como para hacerle actuar. El hombre se levantó con las llaves en la mano y extensas lágrimas en los ojos, pero a pesar de ello, se veía la deicisión en el brillo de su mirada. Se lanzó al suelo y empezó a abrir la puerta. Una sonrisa se dibujó en la cara de Airgid, una llena de esperanza. Todo el mundo tenía un límite, y Frank acababa de llegar al suyo, de sobrepasarlo. — ¡Así se habla, coño! — Le animó la rubia. Estaba claro que algo había que hacer en contra de ese tal Padre, la gente estaba empezando a darse cuenta. El hombre se acercó a ella con cuidado y comenzó a desatarla, librando sus muñecas de esas dolorosas cuerdas que al llevar días contra su piel le habían dejado unas rojizas marcas. Rápidamente se las acarició, tratando de aliviar un poco el dolor que sentía. Frank, en su lugar, se sentó en la cama de metal. Tenía un aire derrotista a su alrededor, justamente lo contrario a lo que ella sentía. Le pidió, por favor, que hiciera algo para parar a Padre. Airgid se metió corriendo el trozo de pan en la boca, estaba obviamente hambrienta pero no tenía tiempo como para quedarse a comer todo lo que había tranquilamente. Un chute de hidratos le vendría de perlas. También bebió un poco de agua del vaso antes de hablar. — Pararemo a ese hijo puta, no sé cómo, pero lo haremo. — Su voz denotaba confianza, al igual que su mirada, aunque hablaba con cierta incertidumbre. Al fin y al cabo no sabía ni conocía el lugar en donde se encontraba. No sabía cómo iba a conseguir liberar a Ragnheidr de esa ejecución, ni cómo podría vencer a Padre. Pero algo se le ocurriría, siempre había sido una chica con recursos.

Salió de la celda y luego de la habitación. Antes de salir del edificio, observó el lugar en el que se encontraba, rebuscó por todos los muebles que veía, así quizás podría encontrar algo por casualidad. Algo útil, algo que pudiera usar contra esos tíos. Tampoco tenía mucho tiempo. Rebuscando en los cajones encontró una pistola. Abrió el cargador, solo cuatro balas... buscó un poco más, quizás pudiera encontrar algunas más. Encontró una cajita de munición pero no tenía muchas más en su interior, solo cinco. Nueve balas en total. Tendrían que valer, o al menos de momento. Si se quedaba sin su mayor ventaja siempre podía contar con sus puños o con sus patadas, aunque no fuera igual de buena.

Recargó, se miró un segundo en un espejó que encontró anclado a una pared, se ordenó un poco los cabellos alrededor de la cara y ahora sí, salió corriendo de aquel lugar. Por suerte no había demasiada vigilancia aparte de Frank, tampoco había gente en la calle. Todo el mundo había sido congregado en la plaza para asistir a la ejecución pública, como si fuera un espectáculo de circo. Que cabrón. Airgid no podía pensar en otra cosa que no fuera meterle un buen tiro a ese tío, liberar a su colega y salir pitando de ese vertedero inmundo. Tratando de no llamar mucho la atención, empezó a caminar con cuidado siguiendo el sonido de la gente, el ruido de la voz de Padre que se alzaba por encima de todas las demás, dando una especie de monólogo que de repente fue interrumpido por un hombre, un civil que se atrevió a interrumpirle. A dudar de sus palabras. Eso solo fue una buena señal para Airgid. No solo era Frank el que se encontraba descontento con la situación que estaban viviendo en aquel lugar de la isla. Quizás, tanto Ragnheidr como ella podrían encontrar en los habitantes de la Granja un apoyo. Solo quizás.

Comenzó a mezclarse entre el gentío, con la mirada cabizbaja para poder pasar desapercibida entre los demás. Era una chiquilla, no demasiado alta todavía y con un aspecto descuidado que se podía camuflar fácilmente con el del resto de los habitantes. Observó de reojo cómo unos hombres vestidos de negro se llevaban a aquel civil a vete saber tú dónde. ¿Es que la gente no iba a abrir los ojos? ¿Cómo es que nadie decía nada? Anunció que ese sería el día de la muerte de Ragnheidr. Oh no, ni pensarlo. — ¡QUIETO TOL MUNDO! — Gritó con toda la potencia que pudo poner en su voz. Elevó el arma de fuego, apuntando directamente a Padre. Se escucharon algunos gritos de terror y de miedo por la sorpresa, aquel inesperado movimiento y sobre todo por la amenaza de la pistola. Los civiles se alejaron de ella, creando un cerco a su alrededor de espacio vacío y resaltando así aún más su presencia. — ¡Podemo hasé esto por la buena o por la mala, Padre! ¡Olvidaré que mas tenío encerrá y amordazá dos putos días! ¡Solo quiero que suelte a Ragn y nos iremo sin más movida! — En el fondo sabía que intentar convencerle sería inútil. Sabía que no iba a conseguir nada. Pero quizás pudiera dejar claro a los demás que no era una chica violenta, que no quería hacerle daño a nadie, solo ayudar a su amigo e irse de ahí lo más rápido que pudiera. Y lo peor es que, siendo sincera consigo misma, deseaba que de verdad no la creyera. Deseaba que no se rindiera, que hiciera alguna gilipollez que la obligase a dispararle y a cargárselo. Acabar con él ahí mismo. Solo necesitaba un mínimo movimiento para apretar el gatillo.
#15


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[C-Pasado] Diamante en bruto - por Airgid Vanaidiam - 22-08-2024, 10:50 PM
RE: [C-Pasado] Diamante en bruto - por Airgid Vanaidiam - 05-09-2024, 01:11 AM

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