Rocket Raccoon
Rocket
05-09-2024, 05:25 AM
El lugar del que hablamos nunca fue tocado por la luz natural y cálida que ofrecía la gran estrella de magma y lava que cubría las islas de este vasto mundo con su cariñoso abraso del calor con el cual sus infinitos brazos llegaban a tocar cada superficie posible. En cambio, las criaturas que ahí vivían... si bueno, estaban vivas por lo menos, lo único que lograban ver cuando no todo estaba a oscuras, era el brillo artificial que ofrecían unas lámparas situadas a lo largo de unos interminables pasillos, los cuales también eran fríos y ásperos a la vista de los ahí presentes. Pero esta luz, por lo menos, los dejaba verse los unos a los otros, decenas y decenas de prisioneros variopintos que simplemente esperaban ahí el momento que unas manos los tomaran.
Quizás estén pensando en una guardería o en un recinto de animal, y que dichas manos que venían por ellos eran para llevárselos a un hogar, donde podrían vivir felizmente sus días. Pero no, esto es todo lo contrario, y para nada es una historia bonita, pero es una historia que será contada en otro momento. Este era el tipo de pesadillas que atormentaban a la pequeña criatura que ahora veía la habitación donde se encontraba, extrañada del lugar, parecía que era la primera vez que presenciaba un entorno como este. Era cálido y en cierto modo afable. El mueble donde lo habían dejado, era acolchonado, cómodo. 'Malditos barrotes' Pensaba, mientras su respiración comenzaba a desacelerar para que entrase la calma.
Una voz hizo eco en mi sentido auditivo. El tono femenino no me era ajeno, en aquel lugar también había de estos seres con pechos más grandes que el sexo masculino. Eran las que nos trataban un poco mejor, pero aun así, igualmente también eran unas malparidas, al igual que todos los machos, que lo eran aún más.
Giré para mirarla, parecía una humana común y corriente, como los pocos que había visto. 'Ay.... me vio gritando como una señorita, qué verga va a pensar'. Mire los vendajes que cubrían mis brazos, y la observe a ella. -Fuiste...- Una mueca de dolor se hizo presente, apenas intenté formular una oración entera. -Joder- Me retorcí un poco por el dolor, lo sentía en la garganta, así que llevé mis manos a ella... las cuales también me dolían infinitamente. -tsk- Chasqueaba los dientes -Joder-, en señal de molestia. Eso sí podía hacerlo. Había dejado de mirarla a ella, solo recordaba a pocas su cabello marrón, pero no mucho más. Me volví a tirar a la cama, o al mueble... no sé. La cosa es que no tenía muchas energías para entablar conversación, eso creía.
Volví a posar mi vista sobre ella, y le levanté el pulgar, haciéndole saber que estaba bien. En más de una ocasión vi a mis captores hacer este tipo de señas, quizás me acostumbre.
'¿Mapache?' No sabía muy bien que era lo que decía. 'Quizás sea un maldito animal, algo así había visto en uno de tantos libros... supongo que eso es lo que soy'. Pero la palabra comida sí me era conocida, y mis dos ojeras se levantaron en punta nada más escucharla. -Gracias.- Quizás una sonrisa se dibujaría en mi hocico. -Joder- ¿Sabría sonreír? ¿La señorita sabría que eso era una sonrisa? -Pez- Me parecía vergonzoso el tener que hablar de esta forma, -Joder- pero de momento no podía hacer más que eso.
Quizás estén pensando en una guardería o en un recinto de animal, y que dichas manos que venían por ellos eran para llevárselos a un hogar, donde podrían vivir felizmente sus días. Pero no, esto es todo lo contrario, y para nada es una historia bonita, pero es una historia que será contada en otro momento. Este era el tipo de pesadillas que atormentaban a la pequeña criatura que ahora veía la habitación donde se encontraba, extrañada del lugar, parecía que era la primera vez que presenciaba un entorno como este. Era cálido y en cierto modo afable. El mueble donde lo habían dejado, era acolchonado, cómodo. 'Malditos barrotes' Pensaba, mientras su respiración comenzaba a desacelerar para que entrase la calma.
Una voz hizo eco en mi sentido auditivo. El tono femenino no me era ajeno, en aquel lugar también había de estos seres con pechos más grandes que el sexo masculino. Eran las que nos trataban un poco mejor, pero aun así, igualmente también eran unas malparidas, al igual que todos los machos, que lo eran aún más.
Giré para mirarla, parecía una humana común y corriente, como los pocos que había visto. 'Ay.... me vio gritando como una señorita, qué verga va a pensar'. Mire los vendajes que cubrían mis brazos, y la observe a ella. -Fuiste...- Una mueca de dolor se hizo presente, apenas intenté formular una oración entera. -Joder- Me retorcí un poco por el dolor, lo sentía en la garganta, así que llevé mis manos a ella... las cuales también me dolían infinitamente. -tsk- Chasqueaba los dientes -Joder-, en señal de molestia. Eso sí podía hacerlo. Había dejado de mirarla a ella, solo recordaba a pocas su cabello marrón, pero no mucho más. Me volví a tirar a la cama, o al mueble... no sé. La cosa es que no tenía muchas energías para entablar conversación, eso creía.
Volví a posar mi vista sobre ella, y le levanté el pulgar, haciéndole saber que estaba bien. En más de una ocasión vi a mis captores hacer este tipo de señas, quizás me acostumbre.
'¿Mapache?' No sabía muy bien que era lo que decía. 'Quizás sea un maldito animal, algo así había visto en uno de tantos libros... supongo que eso es lo que soy'. Pero la palabra comida sí me era conocida, y mis dos ojeras se levantaron en punta nada más escucharla. -Gracias.- Quizás una sonrisa se dibujaría en mi hocico. -Joder- ¿Sabría sonreír? ¿La señorita sabría que eso era una sonrisa? -Pez- Me parecía vergonzoso el tener que hablar de esta forma, -Joder- pero de momento no podía hacer más que eso.