Hay rumores sobre…
... una plaga de ratas infectadas por un extraño virus en el Refugio de Goat.
35 años y ni un día mas.
Tofun
El Largo
El impacto fue brutal. Sentí la fuerza del golpe en todo mi cuerpo, pero logré mantenerme firme, como un faro en medio de una tempestad. La onda de choque levantó todo el polvo del lugar, y juraría que hasta desplazó a algunos de los cuerpos inconscientes que yacían en la calle, víctimas del extraño gas que lo impregnaba todo. Al retirar la mano, el coloso pudo comprobar que las mangas de mi camisa estaban hechas trizas, igual que la zona de la pechera, dejando mi torso al descubierto. Parecía que ahora estábamos igualados, él y yo: dos machos alfa semidesnudos, listos para... bueno, lo que fuera que viniera.

Su rostro se arrugó como el de un niño al que le quitan su juguete favorito, y entonces desenfundó su arma, una monstruosidad que parecía más diseñada para derribar edificios que para pelear. ¡Qué gusto tiene este tipo por los excesos! Pude ver el enfado en sus ojos, pero si algo he aprendido en la vida es que no se puede razonar con alguien tan enfadado como para usar una torre de asedio como arma. Tenía que actuar rápido antes de que me convirtiera en su próximo marca-páginas.

¡Calma! — grité, levantando las manos en un gesto universal de "¡por favor, no me aplastes!".

Estaba comenzando a captar su manera de hablar, algo tosca, pero no por ello menos intimidante. Ragnir preguntó si yo era amigo del tipo al que había protegido. ¿Amigo? Por favor, si lo único que nos une es que los dos estamos respirando el mismo aire.

Yo, Tofun. ¡Hip! No ser amigo de él. — Señalé al mequetrefe que había interrumpido nuestra charla. — Pero no querer que tú, Ragnir, tener problemas.

Al expresarme movía las manos como si estuviera bailando una danza ritual, tratando de comunicarle que no quería pelea, pero bien podría parecer que estaba coreografiando mi propia ejecución. Estaba a punto de seguir hablando cuando el coloso me lanzó una mirada que, honestamente, podría haber talado un árbol. Con su voz de trueno, sugirió amablemente, y con un tono tan sutil como un terremoto, que eligiera mis próximas palabras con cuidado. Oh, genial, lo que siempre había querido: una oportunidad de oro para convertirme en puré de tontatta. ¿Serían estas mis últimas palabras? No sería la primera vez que meto la pata, pero esta vez tenía un público demasiado grande como para fallar, tenía que jugar mi mejor baza.

Tú, Ragnir... — comencé, esperando que mi idea funcionara.— Mira esto.

Levanté la mano sobre mi boca y apreté el puño. Como un truco de magia de feria, empecé a generar cerveza desde el hueco entre mis dedos. Era mi poder de la Akuma no Mi, la Paramecia Gabu Gabu, que me permitía crear licores de la nada. ¡Nunca fallaba para romper el hielo!

¿Gustar cerveza? — dije con una sonrisa, arqueando las cejas y levantando el pulgar en señal de aprobación, como si eso fuera suficiente para detener la furia de un gigante.

No sabía como se lo había tomado pero si veía que sus músculos, que ya eran absurdamente grandes, comenzaron a hincharse aún más. ¡Por los dioses! ¿Cómo es posible que se hinche más? Sus venas sobresalían como si fueran caminos atravesando su cuerpo, y empezaba a parecer menos un gigante y más un mapa en 3D de la Red Line.

Bueno, a estas alturas, de perdidos al río. Ya no había vuelta atrás, así que decidí seguir adelante con la única herramienta que tenía: mi sinceridad.

— Ragnir... yo entender. Haber sido discriminado. — No, "discriminado" no es la palabra adecuada. Es demasiado complicada para esta conversación. — Yo también dolor. Nadie me tomar en serio. Siempre yo ser más pequeño. ¡Hip! Tú ser grande, pero yo saber cómo duele ser diferente.

Lo miré con seriedad, esperando que mis palabras tuvieran algún efecto. ¿O tal vez solo estaba deseando que no me pulverizara? Difícil de saber en ese momento.

— Yo querer ayudar a tú. —No estaba seguro de si me había explicado correctamente o si acababa de chapurrear el peor discurso de conciliación de la historia. Me sentía como un turista tratando de pedir direcciones en un idioma que claramente no dominaba. Por un momento, temí que lo que había dicho sonara tan ridículo que se lo tomara como una ofensa. No sería la primera vez que una mala traducción acaba en problemas, pero esperaba que este no fuera el caso. 

Tú y yo ir a zona verde, tranquila. Sin gente. Nadie molestar. —dije, señalando hacia las afueras de la ciudad.

Si lograba convencer al gigante, intentaría saltar de balcón en balcón hasta llegar a los tejados. Desde allí, guiaría a Ragnir por las calles, tratando de evitar más homicidios accidentales por pisotones. Me sentía somnoliento. ¿Tenía resaca?
#9


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35 años y ni un día mas. - por Tofun - 02-09-2024, 06:45 PM
RE: 35 años y ni un día mas. - por Tofun - 03-09-2024, 04:40 PM
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