Hay rumores sobre…
... una bestia enorme y terrible atemoriza a cualquier infeliz que se acerque a la Isla Momobami.
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[C-Pasado] Bestias en el mar, bestias en la selva
Octojin
El terror blanco
Sentado durante horas junto al fuego, Octojin observaba las llamas bailar en una fina y elegante armonía que se había metido en su cabeza y ya no podía salir. El gyojin escuchaba el crepitar de la madera mientras Asradi dormía profundamente. Aunque intentaba mantenerse ocupado, la espera le resultaba interminable. ¿Cuanto dormirían las sirenas de media? Esperaba que no fuesen años, o de lo contrario, se aburriría muchísimo. En algún momento de la espera decidió levantarse y estirar las piernas, caminando por la cueva, siempre cerca de la sirena para no perderla de vista.

La verdad es que ambos se habían quedado en una sección cómoda de la cueva, pero ésta era más grande de lo que creía, con pasadizos que se bifurcaban hacia zonas oscuras y rincones llenos de antiguas pinturas en las paredes. Observó con sorpresa las imágenes. Eran figuras difusas y símbolos extraños que alguna vez debieron tener un significado importante para los antiguos habitantes de la isla, pero que para el tiburón no representaban nada. No era alguien que entendiera o valorara mucho las historias plasmadas en las piedras. Bueno, realmente ni siquiera en papel. Su vida se había desarrollado en las profundidades del mar, donde el lenguaje y la cultura eran distintos. Aunque el arte de los humanos siempre le había parecido curioso, ahora solo eran sombras en una roca.

Recorriendo los sinfines de la cueva, un ruido suave pero firme llamó su atención. Giró la cabeza y vio cómo una bestia felina, de porte elegante y ojos penetrantes, se acercaba lentamente desde la entrada. El gyojin, visiblemente sorprendido, dió un paso hacia atrás, y pensó en qué hacer. El animal era imponente, pese a que era bastante más pequeño que la bestia que habían derrotado anteriormente. Pero lo más extraño fue que no mostraba signos de agresividad. Octojin, sorprendido, levantó las manos con cuidado, esperando que el animal reaccionara de alguna manera. Para su asombro, la criatura simplemente lo miró durante un momento, como si lo evaluara, y luego siguió su camino al fondo de la cueva sin más.

"Qué extraño" pensó Octojin mientras bajaba las manos lentamente, intentando no hacer ningún ruido que pudiese llamar la atención de aquella bestia. La naturaleza era caprichosa, pero nunca había visto a una bestia como esa ignorar a una posible presa tan deliberadamente. Quizá el ambiente de la cueva o el olor de la sangre de la bestia derrotada la habían calmado, pero fuera cual fuera la razón, el tiburón decidió no darle más vueltas. No representaba una amenaza, así que no valía la pena despertarla.

Lo cierto es que en aquél momento ni se le pasó por la cabeza levantar a Asradi. El gyojin pensó si aquello supondría un problema después, pero al observar su rostro sereno y su respiración tranquila, creyó haber hecho lo mejor. Sabía lo importante que era ese descanso para ella, sobre todo después de haber estado cuidando de él todo este tiempo. "Déjala dormir" se dijo, decidiendo que lo mejor era que recuperara toda la energía posible.

El gyojin caminó de vuelta hacia el fuego, tomando asiento de nuevo. La tentación de salir a explorar los alrededores lo embargó por un instante, pero rápidamente la desechó. Si salía de allí, dejaría a Asradi sola y vulnerable. Aunque la zona parecía segura, no podía correr el riesgo. Menos aún ahora que aquella bestia felina andaba por allí. Con un suspiro, se quedó sentado, perdido en sus pensamientos mientras el tiempo pasaba.

Entonces recordó su vida en el mar, la libertad de nadar sin preocupaciones, el sonido de las corrientes y la paz que le brindaba el océano. Aquello siempre le reconfortaba de alguna manera, incluso en los peores escenarios. Pero en la superficie, todo era más caótico y más impredecible. A veces se preguntaba si había tomado la decisión correcta al abandonar la isla y emprender aquél viaje, pero en el fondo sabía que su propósito era más grande que su nostalgia.

Finalmente, tras lo que le parecieron horas, escuchó a Asradi moverse ligeramente entre las hojas que le había puesto como manta improvisada. El susurro de su nombre lo sacó de sus pensamientos, y al girarse, vio cómo los ojos de la sirena comenzaban a abrirse lentamente.

El tiburón se acercó con una sonrisa tranquila y, con una mano suave, tomó la de Asradi y la posó sobre la suya, intentando transmitirle calma y confort. Su mano estaba bastante más caliente que la del tiburón, seguramente porque las grandes hojas habían conseguido hacer ese efecto de manta correctamente.

— Has dormido casi medio día —dijo con una voz baja pero amable, inclinándose ligeramente hacia ella—. ¿Te sientes mejor? Si tienes hambre, he cortado algunas partes de la bestia. Están cerca del fuego, listas para comer.

Asradi parpadeó, probablemente asimilando la información mientras se acomodaba mejor en su lugar. Octojin notó que aún parecía un poco desorientada, pero el descanso habría sido sin duda beneficioso. Su semblante ya no estaba tan tenso como antes, y su color de piel reflejaba una mejoría notable.

— También me aseguré de alejar los restos de la bestia para que no atraigan a más animales —continuó, mirando hacia la entrada de la cueva—. No podemos darnos el lujo de ser descuidados aquí.

Le dedicó una mirada seria antes de añadir con una ligera sonrisa.

— Aunque, hablando de animales, no te lo vas a creer. Algo curioso pasó mientras dormías... Un felino entró en la cueva. No parecía querer atacarnos, solo pasó a mi lado y siguió su camino hacia el fondo sin hacer nada. Fue... extraño. Bastante. Se ha perdido por allí —señaló en dirección al fondo de la cueva.

El tiburón se encogió de hombros.

—Supongo que incluso las bestias de esta isla entienden cuando no es necesario pelear.

Se sentó de nuevo cerca del fuego, observando las llamas mientras esperaba a que Asradi terminara de desperezarse. El silencio entre ellos no era incómodo, sino más bien una pausa tranquila después de todo lo que habían pasado. El habitante del mar se sentía en paz con el silencio, sabiendo que por fin ambos podían descansar un poco sin la amenaza constante de una enorme bestia o del veneno que había afectado su cuerpo.

Tras un rato, volvió a hablar, con un tono relajado.

— Me voy a poner con la comida. Cuando estés lista, podemos comer. El fuego ha mantenido la carne caliente, así que no creo que tengamos que dejarlo mucho más. Y aunque no es un festín digno del mar, al menos nos llenará.

"Ha sido un día largo, pero al menos estamos más cerca de recuperarnos por completo."

Y así, mientras las llamas seguían ardiendo y el sonido del río cercano llenaba el aire, Octojin empezó a cargar los filetes de la bestia sobre las piedras cercanas al fuego, observando cómo la sangre teñía aún más de rojo la propia piedra.
#29
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RE: [C-Pasado] Bestias en el mar, bestias en la selva - por Octojin - 05-09-2024, 04:54 PM

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