Son Goku D. Namek
Dr. Goku
05-09-2024, 09:59 PM
(Última modificación: 05-09-2024, 10:00 PM por Son Goku D. Namek.)
Goku no pudo evitar sentirse un poco halagado por el ambiente en el que se encontraba. Este lugar era sorprendentemente lujoso, mucho más de lo que había imaginado. Las baldosas brillaban bajo la tenue luz, reflejando la decoración ostentosa que le rodeaba, cada rincón del lugar parecía cuidadosamente pensado para exudar riqueza y sofisticación, las paredes estaban adornadas con cuadros que parecían sacados de una galería de arte, y las molduras en el techo le daban un aire de palacio. Definitivamente, este no era el tipo de lugar al que estaba acostumbrado.
Pero, lo que más llamó su atención no fue el lujo desmedido, sino las jóvenes que atendían en la entrada. Eran atractivas, con una elegancia que no se limitaba solo a su apariencia. Se notaba que eran más que simples recepcionistas, parecían haber sido entrenadas para algo más... aunque Goku no se percataba realmente de ello, pero lo cierto es que irradiaban una confianza y forma muy familiar e inusuales para alguien que simplemente asignaba habitaciones.
Después de recibir la llave de su habitación, un número que, para ser sincero, Goku no presto mucha atención, comenzó a caminar hacia ella. Sin embargo, antes de que pudiera avanzar mucho, un joven empleado se acercó rápidamente para tomar su equipaje. Algo en la apariencia de aquel chico le resultó extrañamente familiar. Era bajo, musculoso, y con un porte que, sin razón aparente, le hizo pensar en alguien llamado "Krillin". No es que Goku conociera a alguien con ese nombre, pero la imagen de un hombre pequeño, robusto, y con esa mezcla curiosa entre Tontatta y humano simplemente lo hizo bautizar mentalmente al joven como Krillin. “Es el nombre perfecto para él”, pensó, sin saber muy bien por qué, sonriéndole y saludándolo con la mirada.
El chico, ahora "Krillin" en su mente, tomó el único equipaje que Goku llevaba, un maletín con algunos artículos médicos y, si acaso, algo de ropa. Lo cierto es que no le importaba mucho, después de todo, vivía a solo unas calles al este, no era como si necesitara demasiado para esta pequeña misión.
Cuando finalmente llegó a su habitación, Goku se despidió del joven musculoso, agradeciéndole con un gesto antes de cerrar la puerta detrás de él. Al fin estaba solo. Soltó un largo suspiro de alivio mientras observaba el lugar, esperando a que el Narrador le detallara levemente como era esta... si no, entonces simplemente le pondría... ¿una cama de dos plazas? ¿cortinas blancas? ¿un escritorio? tal vez un sillón, oh, y una mesita de noche, un escritorio, un baño dentro con decoración acorde, no se, algo peculiar, ojala algo que pudiese usar en un futuro para matar a alguien, tal vez.
Bueno... supongo que es hora de relajarse un poco - murmuró para sí mismo, desabotonándose la chaqueta con cierta pereza. Se aflojó la corbata con un tirón despreocupado, y se dejó caer en uno de los sillones, o sobre la cama, si es que no hay sillones, hundiéndose en la comodidad del asiento.
De repente, una imagen cruzó por su mente, la de la recepcionista de la entrada. Aquella muchacha de buen porte y figura. La forma en que se movía, sus gestos... Goku sonrió mientras pensaba en lo atractiva que era - Al menos la chica de la recepción estaba bastante bonita... - se dijo en voz alta, mientras su mente divagaba entre pensamientos sueltos, deformando la figura real de la muchacha y transformandola en una imagen mental de una jovencita rubia de pelo corto y gran busto, una cintura de avispa y caderas rimbombantes.
Sin embargo, lo que Goku ignoraba completamente era que aquella encantadora recepcionista también era una agente del Cipher Pol, igual que él. Este hotel, aunque lujoso y reluciente, no era solo un lugar para pasar la noche. Estaba lleno de agentes encubiertos, y cada movimiento, cada detalle, estaba siendo vigilado y controlado. Pero eso no parecía importarle demasiado a Goku en ese momento. Todo lo que quería era descansar y matar el tiempo hasta que llegara su misión.
Pero, lo que más llamó su atención no fue el lujo desmedido, sino las jóvenes que atendían en la entrada. Eran atractivas, con una elegancia que no se limitaba solo a su apariencia. Se notaba que eran más que simples recepcionistas, parecían haber sido entrenadas para algo más... aunque Goku no se percataba realmente de ello, pero lo cierto es que irradiaban una confianza y forma muy familiar e inusuales para alguien que simplemente asignaba habitaciones.
Después de recibir la llave de su habitación, un número que, para ser sincero, Goku no presto mucha atención, comenzó a caminar hacia ella. Sin embargo, antes de que pudiera avanzar mucho, un joven empleado se acercó rápidamente para tomar su equipaje. Algo en la apariencia de aquel chico le resultó extrañamente familiar. Era bajo, musculoso, y con un porte que, sin razón aparente, le hizo pensar en alguien llamado "Krillin". No es que Goku conociera a alguien con ese nombre, pero la imagen de un hombre pequeño, robusto, y con esa mezcla curiosa entre Tontatta y humano simplemente lo hizo bautizar mentalmente al joven como Krillin. “Es el nombre perfecto para él”, pensó, sin saber muy bien por qué, sonriéndole y saludándolo con la mirada.
El chico, ahora "Krillin" en su mente, tomó el único equipaje que Goku llevaba, un maletín con algunos artículos médicos y, si acaso, algo de ropa. Lo cierto es que no le importaba mucho, después de todo, vivía a solo unas calles al este, no era como si necesitara demasiado para esta pequeña misión.
Cuando finalmente llegó a su habitación, Goku se despidió del joven musculoso, agradeciéndole con un gesto antes de cerrar la puerta detrás de él. Al fin estaba solo. Soltó un largo suspiro de alivio mientras observaba el lugar, esperando a que el Narrador le detallara levemente como era esta... si no, entonces simplemente le pondría... ¿una cama de dos plazas? ¿cortinas blancas? ¿un escritorio? tal vez un sillón, oh, y una mesita de noche, un escritorio, un baño dentro con decoración acorde, no se, algo peculiar, ojala algo que pudiese usar en un futuro para matar a alguien, tal vez.
Bueno... supongo que es hora de relajarse un poco - murmuró para sí mismo, desabotonándose la chaqueta con cierta pereza. Se aflojó la corbata con un tirón despreocupado, y se dejó caer en uno de los sillones, o sobre la cama, si es que no hay sillones, hundiéndose en la comodidad del asiento.
De repente, una imagen cruzó por su mente, la de la recepcionista de la entrada. Aquella muchacha de buen porte y figura. La forma en que se movía, sus gestos... Goku sonrió mientras pensaba en lo atractiva que era - Al menos la chica de la recepción estaba bastante bonita... - se dijo en voz alta, mientras su mente divagaba entre pensamientos sueltos, deformando la figura real de la muchacha y transformandola en una imagen mental de una jovencita rubia de pelo corto y gran busto, una cintura de avispa y caderas rimbombantes.
Sin embargo, lo que Goku ignoraba completamente era que aquella encantadora recepcionista también era una agente del Cipher Pol, igual que él. Este hotel, aunque lujoso y reluciente, no era solo un lugar para pasar la noche. Estaba lleno de agentes encubiertos, y cada movimiento, cada detalle, estaba siendo vigilado y controlado. Pero eso no parecía importarle demasiado a Goku en ese momento. Todo lo que quería era descansar y matar el tiempo hasta que llegara su misión.