King Kazma
Shiromimi
05-09-2024, 10:20 PM
(Última modificación: 05-09-2024, 10:22 PM por King Kazma.)
Parecía que el marine se había puesto nervioso. Puede que fuera porque tenía un rehén, o porque lo que le había dicho era verdad y nadie vendría a ayudarles tan pronto como para que esa situación acabara bien para ellos. Eso le ponía en ventaja. La parte mala de estar en ventaja es que no se podía ir a mejor, sólo se podía ir hacia abajo o mantenerse. Debía tomar una decisión sobre su curso de acción y pronto, no podía quedarse paralizado como en el incendio y dejar que otro decidiera por él. Mucho menos en ese caso, ya que no tenía ningún aliado al que confiar la elección. Pero el propio marine le dio algo más de tiempo para pensar, y una opción extra.
Decía que le dejaría escapar, tanto a él como a su tripulación y que además retrasaría a la Marina lo que pudiera. De ser otra persona a lo mejor le hubiera creído, tal vez un cazarrecompensas. ¿Pero un Marine? No tenía ninguna garantía de que no le pegarían un tiro nada más les diera la espalda. Al fin y al cabo, ellos tenían como trabajo detener a criminales como King, eran enemigos naturales. La oferta sonaba bien sobre el papel, y uno pensaría que un marine tendría palabra, pero también uno pensaría que un marine haría lo que fuera por capturar al malvado criminal y salvar a los inocentes de lo que pudiera hacer en un futuro. Era toda una dicotomía. ¿Peleaba y los dejaba incapaces de seguirle o confiaba en ellos?
¡A la porra la confianza! Sólo confiaba en unos humanos y estaban en su tripulación. Con la resolución de quien ha vivido una vida desdichada, simplemente se negaba a aceptar un trato con alguien como aquel marine, que no tenía motivos para dejarle ir una vez liberado el rehén. Lo alzó del suelo ligeramente antes de responder. – El trato suena bien y todo eso. Si tu palabra significara algo para mí, lo aceptaría. Así que… ¡NO! – Al grito de la última palabra, arrojó a su rehén contra el marine que todavía portaba un rifle y le apuntaba con él, esperando que eso lo entretuviera un rato mientras se encargaba del líder de aquel grupo. Obviamente, para aprovechar la sorpresa de la negativa ante el trato y el lanzamiento de Marine, se abalanzó rápidamente sobre el que era su líder, vigilando en todo momento su espada. No tenía sus nudilleras, así que estaba indefenso contra cualquier ataque con aquel arma salvo que la esquivara. Tenía que hacer algo. Así que fue directo a por el brazo que sostenía el filo, debía inutilizarlo o hacer que soltara la espada a como diera lugar. Al estar al alcance necesario, rotó sobre sí mismo y le propinó una fuerte patada con el talón de su pierna izquierda justo en el brazo del arma.
Decía que le dejaría escapar, tanto a él como a su tripulación y que además retrasaría a la Marina lo que pudiera. De ser otra persona a lo mejor le hubiera creído, tal vez un cazarrecompensas. ¿Pero un Marine? No tenía ninguna garantía de que no le pegarían un tiro nada más les diera la espalda. Al fin y al cabo, ellos tenían como trabajo detener a criminales como King, eran enemigos naturales. La oferta sonaba bien sobre el papel, y uno pensaría que un marine tendría palabra, pero también uno pensaría que un marine haría lo que fuera por capturar al malvado criminal y salvar a los inocentes de lo que pudiera hacer en un futuro. Era toda una dicotomía. ¿Peleaba y los dejaba incapaces de seguirle o confiaba en ellos?
¡A la porra la confianza! Sólo confiaba en unos humanos y estaban en su tripulación. Con la resolución de quien ha vivido una vida desdichada, simplemente se negaba a aceptar un trato con alguien como aquel marine, que no tenía motivos para dejarle ir una vez liberado el rehén. Lo alzó del suelo ligeramente antes de responder. – El trato suena bien y todo eso. Si tu palabra significara algo para mí, lo aceptaría. Así que… ¡NO! – Al grito de la última palabra, arrojó a su rehén contra el marine que todavía portaba un rifle y le apuntaba con él, esperando que eso lo entretuviera un rato mientras se encargaba del líder de aquel grupo. Obviamente, para aprovechar la sorpresa de la negativa ante el trato y el lanzamiento de Marine, se abalanzó rápidamente sobre el que era su líder, vigilando en todo momento su espada. No tenía sus nudilleras, así que estaba indefenso contra cualquier ataque con aquel arma salvo que la esquivara. Tenía que hacer algo. Así que fue directo a por el brazo que sostenía el filo, debía inutilizarlo o hacer que soltara la espada a como diera lugar. Al estar al alcance necesario, rotó sobre sí mismo y le propinó una fuerte patada con el talón de su pierna izquierda justo en el brazo del arma.