Hay rumores sobre…
... una isla que aparece y desaparece en el horizonte, muchos la han intentado buscar atraídos por rumores y mitos sobre riquezas ocultas en ella, pero nunca nadie ha estado en ella, o ha vuelto para contarlo...
[Común] [C-Presente] Guía para guiris de Loguetown... o algo de eso
Masao Toduro
El niño de los lloros
Tras el encontronazo con la señora, el grupo reanudó el movimiento, por lo que tras darle una palmadita en la espalda a Ray me giré a conversar con otros grupos, el primero fue el dúo de Camile y Atlas, los cuales al parecer requerían de mi vasto conocimiento católico.

—Poh la verdad ez que no sé cómo lo harán aquí, en mi congregación del barrio le rezábamos a la virgen de la “Ostia consagraa”, el padre Damián siempre nos dio a mí y siete hermanos ayuda siempre que lo hemos necesitado, azi que imagino que aquí será igual, y ezo que yo era mu pecador eh— dije antes de mirar al cielo momentáneamente, claramente emocionado — Doy gracias al señor y al padre Damián por ello, así que ya sabeh rubia, siempre estás a tiempo de arrepentirte y la vida en el barrio es mu dura— le y dándome palmadas en el pecho en cuanto mencioné al barrio, el barrio no sería lo mejor, pero era el mío y eso era lo importante.
Mientras continuaba el trayecto aproveche para zarandear algo a Atlas el cual parecía algo abatido y cabizbajo. Según nos aproximamos al mercado el hervidero de gente se hacía patente, y en un pis pas acabamos a la entrada de la iglesia, allí uno por uno, salvo por Ray, se trataron de escaquear de ir a ver a la virgen, algo esperable teniendo en cuenta el culto satánico al que probablemente adorara la mayoría.

Pese a que la iglesia era de un tamaño modesto para lo que cabría de esperar de una ciudad del tamaño de Loguetown, alguien de pueblo y que no había salido apenas de su barrio le resultaba gigantesca, no fue diferente para Masao. La ermita construida con piedra envejecida tenía unos muros que reflejaban el paso de los años de lo que era aquella ciudad centenaria. Y su campanario, un torreón sencillo, pero imponente, se erigía como un faro espiritual que guiaba tanto a los hombres del mar como a sus familias.

— Pero no iras a quedarte ahí, ¿no? Se va a poner triste la virgen, además, tendrás que conocer al cura para confesarte si quieres que te acojan— respondí a Atlas llorando abiertamente y decepcionado con la bujarra, ya que estaba seguro de que cristo le perdonaría incluso teniendo esas tendencias amorosas tan retorcidas.
 
Trataría de arrastrar al rubio al interior de la iglesia, pero tampoco lo forzaría, puede que no tuviera modales, pero sabía respetar un espacio sagrado como aquel. Fuera cual fuera el resultado entraría dentro y tras mirar a la imagen se comenzaría a santiguar.
 
— En nombre del padre, del hijo y del espíritu santo— murmuró, en un tono adecuado para lo que correspondía.
 
Tras el rito de rigor, me detuve a examinar el lugar, Lo primero a destacar era que la estancia estaba bañada por la luz tenue, atravesaba los pequeños vitrales de colores a la espalda del altar principal, el cual se encontraba presidido por una imagen de la Virgen María. La estatua era casi de mí mismo tamaño, tallada en madera y pintada a mano con delicados detalles, parecía representa a la Virgen local, una patrona de los pescadores. Su mirada, suave y compasiva, parecía abrazar a todo aquel que entra en el recinto, como si comprendiera las penas y alegrías de cada alma.
 
A sus pies, había una ofrenda floral, la cual más tarde me enteré de que eran dejadas por las esposas de los pescadores y las viudas que dejaba el mar. A los laterales de este, se encontraban varias decenas de velas encendidas que parpadean tímidamente, iluminando los rostros de los devotos que se acercan en silencio, mientras que en las paredes más alejadas del altar, se podía apreciar unas pequeñas placas de agradecimiento y exvotos colgaban como testimonios de fe, contando historias de milagros, rescates y vidas salvadas en el océano. Lo curioso era que pese a lo alejado que estaba del puerto, la brisa marina, a veces se colaba por las puertas abiertas de la iglesia, trayendo consigo el aroma del mar, y mezclándose con el incienso que perfumaba el aire haciendo del tempo toda una experiencia.
 
Tras señalar a Ray que iba a la virgen y a poner unas velas, se acercó y si nadie se lo impedía, besaría los pies de la imagen de virgen, tras lo cual se retiraría, sin dar en ningún momento la espalda, se arrodilló en una de las primeras bancas y quitándose el rosario del cuello, comenzó a rezar. El rosario completo eran cincuenta bolitas, cinco tandas de diez, afortunadamente para su grupo, solo tenía que hacer una única tanda y a diferencia de su ritmo de lectura, la velocidad de sus rezos era casi tan grande como el fervor que procesaba. Tras los rezos prendió cinco velas, cuatro por el alma de sus compañeros y una por la suya propia, dono unas pocas monedas al cepillo e indicó a Ray (y a Atlas si finalmente lo había acompañado) que habría concluido, si es que todavía se encontraba dentro.
 
No tardó mucho al salir en enterarse de que había ocurrido una desgracia, remangándose se dirigió al meollo del asunto, con rostro serio y una profesionalidad que posiblemente podría llegar a sorprender vista su actitud habitual y sensible.
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RE: [C-Presente] Guía para guiris de Loguetown... o algo de eso - por Masao Toduro - 06-09-2024, 12:21 AM

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