Hay rumores sobre…
...un hombre con las alas arrancadas que una vez intentó seducir a un elegante gigante y fue rechazado... ¡Pobrecito!
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Marine siempre tienen buena mercadería
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
Con la atención del chico pelinegro sobre mí, no tardó en dirigirse hacia donde le hablaba y quería para las nudilleras que ofertaba. El joven parecía que no albergaba ningún tipo de interés, a pesar de que estaba allí mismo queriendo vender su género, y pronto se me dirigió con unas palabras y un tono poco visto en un vendedor. Sin embargo, quien era yo para ofenderme sin saber si aquel joven llevaba un mal día, una mala semana, pasaba por una mala racha o había tenido una vida difícil, no, por mi educación, ese tipo de juicios no me correspondían a hacerlos con o sin conocimiento.

No reaccioné de mala manera, me limité a seguir de forma neutra con la transacción mientras le dedicaba un gesto fraternal, no lo conocía, y a pesar de su ruda contestación, no recibiría un feo gesto de mi parte. Sin embargo, el chico cambió de parecer cuando vio el dial que sacaba del bolsillo. Sus ojos se dilataron levemente, y en ese momento supe, al igual que me pasó con Galhard, que el vendedor tenía un interés en aquello, podía haber trato. Por dentro me alegró saber que el chico parecía acceder ahora a la venta de sus nudilleras, y pronto cambió de parecer.

Le dediqué una grácil sonrisa mientras entrecerraba los ojos, sin esperar ni un segundo, deposité el dial justo al lado de la nudillera para que el chico pudiera cogerlo. Acto seguido, alcancé una hoja del viejo diario en el que apuntaba algún mantra oportuno que se me viniera y mis reflexiones más personales. Me fui hasta la última hoja, y comencé a escribir sobre esta un permiso especial para el joven, para que este pudiera pedir en el banco de Rostock, una retirada de 4 millones de berrys a pesar de que en un principio me indicó que eran 3 millones y medio. Esperaba, tras eso, que al menos su visión de mí mejorase y a la vez, le fuera mejor el día.

Comencé a escribir de mi puño y letra en la hoja, tras acabar, guardé el lápiz, arranqué esta y se la extendí al joven pelinegro. En ella podía ver tanto mi permiso, así como la cantidad de berrys a su favor, que compensarían el trato por de más. Tomé la nudillera, una gran banda fina perfecta para amoldar a las almohadillas de mi palma, con ellas, estaba seguro de que en mis próximas intervenciones, no tendría miedo a emplearme a fondo.

Le dediqué una reverencia una vez el intercambio se efectuó, y tras ello, inicié la despedida y me distancié del puesto. Retomé de nuevo el caminar, pero esta vez ya era más que suficiente el paseo de la tarde, ahora llevaría mis pasos rumbo a la base, con las 2 nuevas adquisiciones me sentía más que satisfecho y algo motivado para querer utilizarlas. Estaba preparado para que en las próximas veces en las que mi condición de marine tuviera que salir a relucir, tuviera la confianza suficiente como para demostrar todo mi potencial sin miedo.
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RE: Marine siempre tienen buena mercadería - por Gautama D. Lovecraft - 06-09-2024, 12:26 AM

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