Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
Meando fuera del tiesto
Tofun
El Largo
En medio de mi sagrado ritual de evacuación de efluvios corporales un estruendo sacudió el aire, casi haciendo que me olvidara de lo que estaba haciendo... casi. Confuso, miré a la derecha, a la izquierda, y luego al cielo. "¿Está tronando o es que mi hígado ha decidido finalmente abandonar el barco?" pensaba mientras intentaba mantener el equilibrio. Pero no, el trueno venía de algo mucho peor. Al enfocar la vista una gigantesca figura de al menos 15 metros de altura emergió en la oscuridad como si el mismo infierno hubiera decidido hacer una visita turística a  Isla Kilombo.

De repente, me sentí más pequeño que mi dedo meñique. Y, créeme, eso es decir mucho para alguien que mide 30 centímetros. Caí de rodillas en el pasto, la chorra aún expuesta al mundo, mientras mis ojos trataban de procesar lo que veía. ¿Acaso estaba soñando? ¿O tal vez era un delirio alcohólico? Pero no... la realidad me golpeaba en la cara tan fuerte como un barril de ron rodando colina abajo. Para colmo, como si el universo tuviera sentido del humor, una música épica de fondo comenzó a sonar. No sé si era el mismísimo creador poniendo banda sonora al encuentro o si venía de algún bar de Rostock donde los músicos habían perdido la cabeza, pero, por la barba de mi abuelo, el ambiente era de película.



La criatura era descomunal, al menos tres veces más grande que cualquier semigigante que hubiera conocido, y créeme, he conocido a varios... por motivos que prefiero no recordar. ¿15 metros? ¡Bah! Excedía el acantilado por al menos 5 metros, lo que significa que solo podía ver su torso iluminado por una luz azul bioluminiscente. ¡Azul bioluminiscente! ¡Como si ser un monstruo gigante no fuera suficiente, tenía que brillar en la oscuridad también! Sus escamas estaban cubiertas de púas y deformaciones tan horribles que podrían competir en un concurso de belleza... ¡del inframundo! Y su rostro... bueno, parecía el trabajo de un pintor esquizofrénico con serios problemas para dormir. Su boca estaba llena de dientes afilados que de seguro habían probado buffet de ballena. Sus ojos amarillos, enormes y sin vida. ¡No tenían ni iris joder!

Y si eso no fuera suficiente, de su frente salía una antena... ¡una maldita antena con una bombilla natural al final! Iluminaba la zona como si estuviéramos en una persecución de GTA San Andreas. Solo faltaba un helicóptero de la Marina persiguiéndonos y yo robando un barco de la manera más torpe posible. El mero hecho de ser enfocado por ella ya me hacia sentir culpable de haber nacido.

Me dejé caer al suelo, sin haber terminado de subirme los pantalones, si te vas a morir, al menos que sea con estilo. ¿No? Espiaba de reojo cada movimiento de aquella cosa. Desde la distancia, los habitantes de Rostock señalaban hacia el monstruo como si estuvieran viendo el faro de la ciudad levantarse y caminar hacia ellos. "Hazte el muerto", me repetí una y otra vez. Tal vez si me quedaba quieto, me confundiría con un arbusto... un arbusto peludo... y borracho... Estaba acojonado, para qué negarlo.

Entonces, para mi sorpresa, la bestia habló. ¡Habló! Y en lengua común, nada menos. Preguntó si había alguien ahí. Fue en ese momento cuando, con el corazón acelerado y las rodillas más flojas que mi último intento de ligar, pensé: "No puedes morir aún, Tofun. ¡Todavía tienes sueños por cumplir, maldita sea! ¡Tienes que abrir tu propio bar, aunque solo sea para beberte todas las existencias!"

Así que, poniéndome en pie y tambaleándome como un árbol al borde del derrumbe, levanté la mano y dije con toda la serenidad de un borracho a punto de morir:

¡Hola! Acabo de ver a un tipo... ¡Hip! Correr colina abajo – Farfullé, intentando mantener la compostura mientras mis pantalones seguían colgando alrededor de mis tobillos.  – Estaba meando, lanzó una botella... Era feísimo. No... como tu y yo, ya me entiendes. Se fue por allí. – Señalé hacia Rostock con una cara pálida y descompuesta, mientras, muy lentamente, intentaba alejarme caminando hacia el lado contrario. Claro, fue en ese preciso momento cuando me di cuenta de que mis pantalones seguían bajados. Tropecé a causa de ello. Mientras intentaba subirmelos no dejé de mirar a la calamidad... Por si acaso decidía que un tontatta sabía mejor en formato batido.


Off: Te parece bien una distancia de 15 metros? Sino hablamos por privado!
#3


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Meando fuera del tiesto - por Tofun - 05-09-2024, 04:36 PM
RE: Meando fuera del tiesto - por Umibozu - 06-09-2024, 12:06 PM
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