El choque de espadas en el aire favoreció a Yui. La fuerza de su golpe, combinada con su velocidad inhumana, le permitió cortar a Illya con precisión quirúrgica. Aunque la herida había abierto la carne del lunarian, las llamas generadas por la fricción de su técnica cauterizaron al instante, sellando la lesión y evitando cualquier sangrado que pudiera debilitarlo más. Yui, con una mente estratégica y ojos entrenados, percibió que cada enfrentamiento estaba empezando a desgastar a su adversario. Cada impacto, cada roce de las espadas, debilitaba poco a poco al alado guerrero. Y eso era un hecho notable: muy pocos en toda la isla podían soportar tanto tiempo en combate directo contra él sin sucumbir al cansancio o al filo de su espada.
Durante unos segundos, el ambiente pareció detenerse. El aire, que había permanecido en silencio mientras los dos guerreros intercambiaban golpes feroces, volvió a soplar, fresco y revitalizante. Las hojas de los árboles cercanos crujieron, acompañando el susurro del viento, y los cabellos de Yui se agitaron ligeramente. Incluso en medio de la tensión del combate, hubo un instante de quietud, un respiro breve, pero necesario.
— Gracias, no lo haces nada mal. —respondió Yui, con sinceridad en la voz. El lunarian, a pesar de sus heridas, había demostrado una destreza que no todos podían igualar. Yui, siempre analítico, reconoció el talento de su adversario; no era un enemigo común.
El cambio de táctica por parte de Illya no pasó desapercibido. Ahora, con una explosividad renovada, el lunarian ejecutó un salto prodigioso, elevándose en el aire como si sus alas invisibles lo impulsaran hacia las alturas. Sus dos espadas apuntaban hacia atrás, listas para lanzar un golpe demoledor desde lo alto. Sin embargo, la altura de su salto, aunque impresionante, transformó su embestida en algo que Yui pudo prever con claridad. Un ataque recto, directo, demasiado sencillo de leer para un espadachín con la experiencia de Yui.
"Este salto es su error", pensó Yui mientras adoptaba una postura defensiva. No iba a esquivar. Esta vez, iba a recibir el golpe de frente y mostrar que su fortaleza no solo residía en su velocidad y agilidad, sino también en su capacidad de resistir y contrarrestar incluso los ataques más poderosos. Con los pies firmemente plantados en el suelo, Yui ajustó su cuerpo hacia arriba, preparado para amortiguar el impacto del enemigo. Su mirada se mantuvo fija en los filos de las espadas de Illya, siguiendo su trayectoria con paciencia, buscando el momento adecuado para actuar.
Esperó… y esperó… pero cuando finalmente llegó el impacto, no fue capaz de ajustar su guardia con la precisión habitual. Levantó su espada para bloquear, pero el golpe fue más potente de lo anticipado. A pesar de hacer toda la fuerza posible para repeler el ataque, una de las espadas de Illya logró penetrar su defensa, dejando un corte en su hombro. El dolor fue agudo, pero más intensa fue la frustración que siguió al golpe. Yui arrugó el rostro, enfadado consigo mismo. Permitirse ser herido era inaceptable. Sabía que aquello le acarrearía problemas, no solo físicos, sino también personales. Si su dojo se enteraba, si su padre lo descubría… la decepción sería grande.
Desde muy joven, a Yui no se le había permitido fallar. La presión de mantener su imagen impecable lo acompañaba como una sombra constante. No se podía permitir ser débil; la fortaleza era su responsabilidad, su legado. La rabia brotó en su interior, inflamando sus pensamientos por un instante, pero el joven espadachín no dejó que lo dominara. Cerró los ojos por un breve segundo, respiró profundamente, y en un acto de autocontrol, se obligó a hacer una pausa. Sabía que la rabia solo lo conduciría a cometer más errores.
Con un gesto deliberado, Yui enfundó su espada y levantó una mano en señal de tregua momentánea.
— Ha sido un buen golpe. Dame un segundo. — Dijo, con una calma que contrastaba con la batalla feroz que acababa de tener lugar.
De entre sus ropajes, Yui sacó un par de frascos y los lanzó hacia Illya. Uno contenía un ungüento T2, diseñado específicamente para aliviar el dolor de las quemaduras, mientras que el otro era un pequeño botiquín con materiales básicos para tratar las heridas sufridas en el combate. A simple vista, parecía un gesto insignificante, pero para Yui, era un acto de superación personal. En lugar de permitir que la frustración lo cegara, eligió el camino de la madurez, algo a lo que aún se estaba acostumbrando. Ayudar a quien había provocado su rabia era un acto que demostraba el control sobre sí mismo, algo que no siempre había sido capaz de hacer.
— Tómate tu tiempo. — Dijo Yui con una leve inclinación de cabeza. — Me excedí en el ataque anterior. Continuaremos cuando lo indiques.
Con serenidad, Yui dio unos pasos hacia atrás, alejándose a una distancia prudente de cinco metros. Luego, volvió a adoptar su postura de combate, su katana en alto, pero su mente despejada, listo para el próximo enfrentamiento cuando Illya estuviese preparado.
Nuevamente es un ataque totalmente directo por lo que considero que Yui lo puede deflectar con facilidad. No obstante aqui hay varios problemas:
- Has atacado con una técnica defensiva y evidentemente no aplica.
- Has utilizado una doble técnica con cada una de tus espadas de manera simultanea y hasta donde tengo entendido, no es posible (sino imagínate el descontrol).
- Para arreglarlo sin cambiar nada voy a dejar que me metas un doble ataque básico. 59+49=108PV - 69 (básico) - 25 (res)= 14PV de daño pasan directos. ¡Has dañado a Yui!
Despues te lanza un Unguento que te bajará un tier la quemadura y un botiquin que te cura 100PV. Tendrás que invertir el turno en curarte, no hay problema, avisa al finalizar en el turno y si quieres esta vez yui inicia el ataque.
Durante unos segundos, el ambiente pareció detenerse. El aire, que había permanecido en silencio mientras los dos guerreros intercambiaban golpes feroces, volvió a soplar, fresco y revitalizante. Las hojas de los árboles cercanos crujieron, acompañando el susurro del viento, y los cabellos de Yui se agitaron ligeramente. Incluso en medio de la tensión del combate, hubo un instante de quietud, un respiro breve, pero necesario.
— Gracias, no lo haces nada mal. —respondió Yui, con sinceridad en la voz. El lunarian, a pesar de sus heridas, había demostrado una destreza que no todos podían igualar. Yui, siempre analítico, reconoció el talento de su adversario; no era un enemigo común.
El cambio de táctica por parte de Illya no pasó desapercibido. Ahora, con una explosividad renovada, el lunarian ejecutó un salto prodigioso, elevándose en el aire como si sus alas invisibles lo impulsaran hacia las alturas. Sus dos espadas apuntaban hacia atrás, listas para lanzar un golpe demoledor desde lo alto. Sin embargo, la altura de su salto, aunque impresionante, transformó su embestida en algo que Yui pudo prever con claridad. Un ataque recto, directo, demasiado sencillo de leer para un espadachín con la experiencia de Yui.
"Este salto es su error", pensó Yui mientras adoptaba una postura defensiva. No iba a esquivar. Esta vez, iba a recibir el golpe de frente y mostrar que su fortaleza no solo residía en su velocidad y agilidad, sino también en su capacidad de resistir y contrarrestar incluso los ataques más poderosos. Con los pies firmemente plantados en el suelo, Yui ajustó su cuerpo hacia arriba, preparado para amortiguar el impacto del enemigo. Su mirada se mantuvo fija en los filos de las espadas de Illya, siguiendo su trayectoria con paciencia, buscando el momento adecuado para actuar.
Esperó… y esperó… pero cuando finalmente llegó el impacto, no fue capaz de ajustar su guardia con la precisión habitual. Levantó su espada para bloquear, pero el golpe fue más potente de lo anticipado. A pesar de hacer toda la fuerza posible para repeler el ataque, una de las espadas de Illya logró penetrar su defensa, dejando un corte en su hombro. El dolor fue agudo, pero más intensa fue la frustración que siguió al golpe. Yui arrugó el rostro, enfadado consigo mismo. Permitirse ser herido era inaceptable. Sabía que aquello le acarrearía problemas, no solo físicos, sino también personales. Si su dojo se enteraba, si su padre lo descubría… la decepción sería grande.
Desde muy joven, a Yui no se le había permitido fallar. La presión de mantener su imagen impecable lo acompañaba como una sombra constante. No se podía permitir ser débil; la fortaleza era su responsabilidad, su legado. La rabia brotó en su interior, inflamando sus pensamientos por un instante, pero el joven espadachín no dejó que lo dominara. Cerró los ojos por un breve segundo, respiró profundamente, y en un acto de autocontrol, se obligó a hacer una pausa. Sabía que la rabia solo lo conduciría a cometer más errores.
Con un gesto deliberado, Yui enfundó su espada y levantó una mano en señal de tregua momentánea.
— Ha sido un buen golpe. Dame un segundo. — Dijo, con una calma que contrastaba con la batalla feroz que acababa de tener lugar.
De entre sus ropajes, Yui sacó un par de frascos y los lanzó hacia Illya. Uno contenía un ungüento T2, diseñado específicamente para aliviar el dolor de las quemaduras, mientras que el otro era un pequeño botiquín con materiales básicos para tratar las heridas sufridas en el combate. A simple vista, parecía un gesto insignificante, pero para Yui, era un acto de superación personal. En lugar de permitir que la frustración lo cegara, eligió el camino de la madurez, algo a lo que aún se estaba acostumbrando. Ayudar a quien había provocado su rabia era un acto que demostraba el control sobre sí mismo, algo que no siempre había sido capaz de hacer.
— Tómate tu tiempo. — Dijo Yui con una leve inclinación de cabeza. — Me excedí en el ataque anterior. Continuaremos cuando lo indiques.
Con serenidad, Yui dio unos pasos hacia atrás, alejándose a una distancia prudente de cinco metros. Luego, volvió a adoptar su postura de combate, su katana en alto, pero su mente despejada, listo para el próximo enfrentamiento cuando Illya estuviese preparado.
Nuevamente es un ataque totalmente directo por lo que considero que Yui lo puede deflectar con facilidad. No obstante aqui hay varios problemas:
- Has atacado con una técnica defensiva y evidentemente no aplica.
- Has utilizado una doble técnica con cada una de tus espadas de manera simultanea y hasta donde tengo entendido, no es posible (sino imagínate el descontrol).
- Para arreglarlo sin cambiar nada voy a dejar que me metas un doble ataque básico. 59+49=108PV - 69 (básico) - 25 (res)= 14PV de daño pasan directos. ¡Has dañado a Yui!
Despues te lanza un Unguento que te bajará un tier la quemadura y un botiquin que te cura 100PV. Tendrás que invertir el turno en curarte, no hay problema, avisa al finalizar en el turno y si quieres esta vez yui inicia el ataque.