Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
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[Común] [Común] ¿Nadando con un gyojin tiburón. ¿Qué puede salir mal?
Octojin
El terror blanco
Con un sonoro suspiro, Octojin miró los cuerpos inconscientes de los dos borrachos tirados en el suelo, con los brazos flácidos y los rostros inexpresivos. El gyojin sentía una mezcla de desconcierto y algo de lástima por aquellos humanos. ¿Por qué la gente disfrutaba tanto bebiendo hasta perder el control? No podía entenderlo. Él había crecido rodeado de las aguas cristalinas de la Isla Gyojin, y aunque allí también había quienes disfrutaban del alcohol, nunca había visto la misma compulsión entre su gente que observaba en los humanos. La bebida convertía a personas razonables en máquinas de caos, incapaces de controlar sus emociones, a menudo llevando las cosas al extremo. Y todo aquello siempre ocasionaba acciones negativas. ¿Qué sentido tenía?

Sacudió la cabeza, apartando esos pensamientos mientras trabajaba con agilidad. Ató las manos de los dos hombres entre sí con un trozo de cuerda que llevaba en su cinturón, asegurándose de que estuvieran bien sujetas. Luego los arrastró suavemente hacia una tubería de la calle, uniendo la cuerda alrededor de ella. No quería que causaran más problemas.

—Esto debería mantenerlos tranquilos hasta que terminemos aquí —murmuró para sí mismo.

Los disparos que sonaban desde el interior de la taberna sacudieron el ambiente pacífico de la calle. La gente, antes atraída por la conmoción, comenzó a dispersarse rápidamente. Octojin alzó la voz, con un tono firme pero no agresivo.

—¡Váyanse de aquí! Esto se volverá peligroso —dijo, observando cómo los curiosos retrocedían, alejándose en todas direcciones. Al menos no habría civiles que pudieran salir heridos si la cosa se ponía peor.

Ojeando por última vez a los dos humanos inconscientes, se decidió a entrar. Con una rápida carrera, se dirigió hacia la entrada de la taberna. No tenía tiempo para sutilezas. El deber llamaba, y el ruido de los disparos lo hacía aún más urgente. ¿Estaría bien Takahiro? Empujó la puerta de la taberna con fuerza y entró, preparado para cualquier cosa.

Como un bólido sin frenos, e intuyendo que los dos culpables de aquél escándalo eran los que le habían lanzado las copas, el gyojin corrió sin parar hasta la parte izquierda de la barra. No le dio tiempo a observar con detenimiento, pero el interior de la taberna estaba completamente revuelto. Botellas rotas, sillas caídas y manchas de alcohol que adornaban el suelo. Prosiguiendo su carrera, una mujer con una bufanda que le ocultaba el rostro sostenía un revólver, disparando sin control hacia donde Takahiro había buscado refugio. Sin perder el tiempo, Octojin enfocó su dirección a la tiradora y, sin pensarlo dos veces, cargó directamente hacia ella.

La mujer, sorprendida por la repentina aparición del gigantesco gyojin, levantó el arma y apretó el gatillo un par de veces justo cuando Octojin estaba a punto de alcanzarla. El sonido del disparo fue ensordecedor en el pequeño espacio, y el tiburón sintió un dolor agudo en su antebrazo derecho. Uno de los dos balazos lo alcanzó de lleno, atravesando su piel blanca y escamosa, pero eso no detuvo su impulso. Con un rugido de dolor y determinación, se lanzó sobre ella, placándola con fuerza al suelo.

El impacto fue brutal, y la mujer soltó el revólver al caer de espaldas. El peso de Octojin sobre ella la inmovilizó, y antes de que pudiera recuperarse, el tiburón le propinó un par de puñetazos rápidos en el rostro, más fruto de la ira que sentía en ese momento que la necesidad de inmovilizarla. Tras los golpes, se aseguró de que no intentara levantarse ni volver a pelear.

—¡Taka! —gritó Octojin—. ¡Necesito ayuda con el otro!

El humano, quien había estado oculto tras una columna, debía aparecer si querían salir de allí pronto y sin más rasguños. Al tiburón no le importaba recibir más heridas, pero seguro que a su capitana sí. Le había pedido no usar la fuerza, pero se había visto obligado a hacerlo. ¿Quién iba a pensar que estarían armados? Si no sacaron el arma al principio, nada les hacía pensar que la podían estar guardando para a saber qué. Porque, ¿qué pretendían? ¿Herir a un marine e irse de rositas?

—No te preocupes, esto no duele —gruñó Octojin, aunque el dolor comenzaba a intensificarse. El tiburón, decidido a no dejarse vencer por el daño, se centró en sujetar a la mujer con fuerza mientras Takahiro entraba en acción y se aseguraba de que los demás en la taberna no intentaran nada más.

Si todo salía bien, y una vez Takahiro tuviese la situación bajo control, el escualo saldría cargando a la mujer y la pondría junto a los otros dos humanos. Se quitaría la parte de arriba del uniforme, para taparse la herida y hacerse un improvisado torniquete y que así cesase la sangre, o al menos no fuera tan escandalosa.

La bala aún estaba incrustada en su carne, pero no era la primera vez que resultaba herido en combate. Aunque el dolor era intenso, sabía que podría aguantar. Seguro que en la marina tenían alguna unidad especializada en ese tipo de heridas.

—Puedo soportarlo —respondió con calma, mirando a Takahiro—. Pero necesitamos irnos rápido o perderé mucha sangre.

El escualo le pidió ayuda al humano. Podía cargar con los borrachos, llevándolos sobre los hombros, pero la acción de subirlos, le provocaba un gran dolor en el antebrazo. Así que se puso de rodillas y empezó a cogerlos como buenamente pudo, esperando la ayuda de su compañero.

Aquello parecía haber terminado. No de la mejor manera, desde luego, pero había terminado. Ahora el tendero tenía una tediosa labor limpiando su taberna. Y tendría que llamar al seguro, y arreglar un montón de desperdicios. Por un momento el gyojin se sintió mal, aunque realmente no era su culpa. Pero aquél hombre tendría que cerrar varios días su negocio. ¿No habría alguna manera de ayudarle? Quizá, si lo hablaba con Montpelier, podía contarle cómo había sucedido todo y que desde la marina se abriese algún tipo de colecta o algo así. Cualquier ayuda para el propietario de la taberna sería una bendición. Bueno, quizá lo hablase con Takahiro, después de todo él solo era el nuevo y no podía meter la pata en algo como aquello.
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RE: [Común] ¿Nadando con un gyojin tiburón. ¿Qué puede salir mal? - por Octojin - 06-09-2024, 03:50 PM

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