Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Diario] Una Hiena en Rostock
Vesper Chrome
Medical Fortress
Año 720
Dia 32, Invierno
Habia pasado poco más de un mes desde que habia llegado a Isla Kilombo, me he hospedado durante todo este tiempo en la posada Gran Perezoso, la verdad es una isla bastante bonita, dentro de todo ha sido un lugar bastan bueno, equilibrado, he podido hacer unos cuantos trabajos como médico y uno que otro recado que normalmente haría cualquier persona que trabaje en el local, sin embargo para mi estaba bien porque además de que podía conseguir ganarme la confianza de los presentes, podía hacerme cada vez más conocido entre ellos y los demás conocidos del mismo pueblo de Rostock, es así como el día de hoy me levante bastante temprano, el frio estaba normal, no como en mi isla natal donde era imposible de caminar en invierno, de por si siempre estaba nevando, pero en esta época era sumamente peor, era imposible caminar por las afueras o simplemente intentar mirar hacia arriba era un martirio aún mayor. 
 
—Buenos días Doctor Chrome. — Comentó una de las chicas de limpieza cuando me vio saliendo de la habitación bien temprano. Aunque mis modales no eran los mejores, nunca estaba de más el saludar amablemente a una hermosa mujer. —Marie, Buenos días. — Conteste casi fríamente sin mirarle a la cara y cerrando la puerta de mi habitación para proceder a bajar al piso inferior, siempre habían cosas importantes que hacer, además he podido ver que algunos clientes vienen buscando un médico y ahora que estoy aquí siempre dejan recados y direcciones a donde ir hacer uno que otro chequeo médico, las cosas en verdad estaban yendo bastante bien y no me quería quejar en lo absoluto, para ser una isla afiliada al gobierno mundial, donde habia precisamente una base de la marina y según yo, donde claramente debía haber mucha corrupción pues esa es la manera en la que siempre he visto a esa institución que supuestamente busca defender la verdadera justicia. —En la recepción hay un recado para ti. — Fueron las palabras que pude escuchar de Marie antes de perderla de vista mientras bajaba por las escaleras, así que no dude en ir detrás suyo hacia la recepción del local para ver en que podía ser útil el día de hoy, quizá sea una trabajo para ganar unos berries o simplemente un favor hacerle a las personas de la posada, la verdad daba igual. 
 
—Oi! Vesper! — Escuche a Missaek de recepción llamarme cuando asome parte del cuerpo por aquellas escaleras, aunque básicamente iba directo hacia allá, el siempre tan activo me llamó antes de que siquiera pudiera darle los buenos días, era un poco irritante pero ya estaba comenzando a acostumbrarme a ese tipo de cosas y aun mas con gente tan buena y amable como este. —¿Ahora que quieres Missaek? ¿No estás viendo lo temprano que es? — Pregunté directamente al acercarme al gran espacio dedicado a la recepción de nuevos huéspedes del local, aunque era temprano todos los que trabajan en el sitio ya se encuentran en sus respectivos lugares, incluso pude ver por la ventana que el bar de la posada que se encontraba justo al lado ya estaba abriendo sus puertas, y es que no podía esperar menos de un lugar donde los marinos, piratas y miembros de la marina pasan a beber sea de chill o para perder el conocimiento de tanto alcohol a cualquier hora del día. Había unos cuantos encargos en la pared de la posada, cosas simples para los trabajadores y sabía que por conocimiento me darían uno de esos, por paga quizás si era muy pesado. 
 
—Vesper, al norte de la isla hay una montaña, no es que sea una suuuper grande. — Missaek comenzó hablar, a explicar de que trataba aquello que probablemente me fueran asignar el día de hoy y yo simplemente observaba callado sus palabras, claro, como era de costumbre mi rostro es el de alguien que no quiere ver u oír a nadie, pero sencillamente es que es imposible ser de otra forma, al menos para mí. —En ese sitio vive Minato-san y su pequeña hija Shiori. — Continuó. —Ellos son los granjeros, básicamente son quienes nos suplen la carne de cordero, vaca y sobre todo el pollo que cocinamos en la posada y el bar, necesito que vayas hasta allá para buscar la carne que procesaron para nosotros. — El recado era simple, ir hasta el sitio y buscar unos kilos de carne para la posada, no debía ser algo difícil, ni complicado, pero lo que habría pasado ese día realmente marcó absolutamente todos mis días en la isla Kilombo. Como alguien que seguía ordenes terminé de escuchar lo que tenía Missaek que decirme y salí del local para ponerme manos a la obra, me tomaría unos 40 minutos caminando hasta llegar el sitio pero no era algo que me pesara hacer pues sabía que al final saldría recompensado por este tipo de cosas.
 
Al salir de la Posada el pueblo estaba bastante tranquilo, o la menos así me pareció a mí, no eran más de las ocho de la mañana, los pescadores ya estaban en el muelle, muchos locales de venta de artículos ya estaban abiertos, el mercadillo ya se encontraba hecho un caos con todos vendiendo y comprando cosas por doquier, pero esta vez me tocaba seguir mi camino de largo, salir del Rostock e ir a las lejanías de la isla en busca de aquel granjero en particular que parecía tener algún tipo de contrato con la posada, me encontré con algunos pacientes de los que he llegado atender en las semanas que tengo en la isla pero no hubo más que eso, los primeros veinte minutos fueron realmente normales, ya luego de alejarme suficiente del pueblo todo lo demás parecía solitario  y comencé a cuestionarme porque alguien viviría tan lejos de las personas, quizá un granjero necesite espacio, pero presiento que es un poco peligroso estar por estos lares solo, y aún más cuando es simplemente un hombre con su hija los que viven por este sitio.  El camino emperdigado y con arboles tan altos como el tamaño de una base de la marina eran lo que le daba un contraste tétrico y solitario al camino que guiaba hacia la dichosa granja, en el camino habia uno que otro animal salvaje pero no pasaba mucho más, dicen que los animales saben que no deben meterse en peleas que no pueden ganar, y quiero pensar que ese fue el motivo por el cual ninguno de esos salvajes se acercó a mí. 
 
Gracias a todo ello pude llegar con total normalidad a la granja en donde conocí al granjero, un hombre joven, la curiosidad no me permitió estar tranquilo hasta que le pregunté por qué vivían él y su hija solos en esta granja, su historia llegó al fondo de mi corazón, su esposa habia muerto a manos de unos piratas los cuales unos marines lograron atrapar y matar tiempo después, pero aun así prefiere mantener a su hija lejos del mar, de la costa y sobre todo de los piratas, cosa irónica, porque este no tenía ni la mínima idea de que yo mismo me consideraba un pirata, pero esas cosas no son de las que se dicen a personas tan buenas como ellos. 
 
— ¿Tú... dotoh, sehnoh? — La pequeña niña de pelo rubio y ojos verdes, que vestía casualmente con un hermoso gorro con forma de osito, un overol que le hacía ver aún más tierna y como si no fuera poca tenía un juguete que daba la impresión de ser un rábano o algo así, bastante felpudo y bonito, la voz en su pregunta fue bastante tierna y recordé a los niños de mi tierra natal. —Si mocosita, soy un doctor, me llamo Vesper. — Respondí cargando a la niña en mis brazos, era realmente pequeña, parecía no tener más de cuatro o cinco años, pero era realmente tierna y bonita, era una lástima que solo tuviera un padre y tenga que vivir tan lejos del pueblo, sola no podría divertirse con otros niños ni aprender cosas nuevas, aunque me imagino que se podría apasionar con lo mismo que su padre suele hacer. 
 
—Perdone Doctor Chrome, es muy pequeña todavía. — Su padre se acercó con unas bolsas con la carne muy bien empacada para poder llevarla al pueblo, parece que habia estado trabajando desde muy temprano para esto, y probablemente no era nada fácil trabajar en el campo y todo eso teniendo una niña tan pequeña en casa, no puedo imaginar lo difícil que es ser un padre soltero. —No te preocupes muchacho, siempre que necesites que alguien la cuide, puedes llamar a la posada, vendré con gusto. — Ese día fue el que conocí a la pequeña Shiori, niña que cambió drásticamente mi vida en esta isla, si aquel día hubiera imaginado que ese hombre y su hija se convertirían en personas tan importantes para mí, hubiera intentado pasar cada vez más tiempo con ellos. Tras despedirme volví a emprender mi viaje hacia el pueblo de Rostock con la carne en las bolsas, habia que llegar rápido para que la carne no se maltratase ni el olor llamar a los animales cercanos.
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Mensajes en este tema
Una Hiena en Rostock - por Vesper Chrome - 22-08-2024, 04:40 AM
El Granjero y Su Pequeña. - por Vesper Chrome - 07-09-2024, 03:21 AM

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