¿Sabías que…?
... Garp declaró que se había comido 842 donas sin dormir ni descansar porque estaba tratando de batir un récord mundial. ¿Podrás superarlo?
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[C-Pasado] Bestias en el mar, bestias en la selva
Asradi
Völva
El momento gracioso y un poco vergonzoso, por parte de Asradi, terminó arrancándole también una suave risa y un breve regaño a Octojin, medio en broma, cuando el escualo comenzó a reírse abiertamente en el momento en el que se atragantó con el agua del coco. La sirena le dió una palmada firme, aunque no dolorosa, ni mucho menos, en uno de los brazos, mientras el varón se reía sin reparos de ella. Pero lejos de sentirse humillada u ofendida, no tardó en acompañarle un poco en ese momento entretenido.

Era curioso. ¿Hacía cuanto que no se sentía así? Sin sentirse una paria, sin tener que darle explicaciones a nadie. O sin tener que dar explicaciones continuas de a donde iba y, sobre todo, con quien iba. Se chupó lentamente la punta de un dedo, retirando cualquier rastro de jugo de la carne que se le hubiese podido impregnar ahí, pero su mirada estaba, en ocasiones, envuelta en un halo de nostalgia y camaradería al mismo tiempo. Sentía que el momento de separarse se iba acercando inexorablemente. Luego de todo aquello, cada quien tendría que seguir su camino. ¿Y no era más fácil que se acompañasen mutuamente? Ninguno se lo había propuesto al otro, en realidad. Y aunque la sirena hubo tenido tal pensamiento también en la punta de la lengua... Nunca salió de entre sus labios. Por supuesto que le caía bien Octojin. Y no solo eso, sino que sentía que se había formado un fuerte lazo de camaradería, más allá de apoyarse mutuamente por pura supervivencia en un entorno hostil y ajeno a ellos. Pero quizás ambos eran independientes en ese sentido. Ella no quería coartar las decisiones o el rumbo que el gyojin tiburón fuese a tomar. De la misma manera que no quería que sucediese lo mismo con su persona.

Los sentimientos eran contradictorios y, aún así, profundos. Miraba de reojo al escualo entre risas y mientras conversaban animadamente. Lo hacían con confianza, como si se conociesen de hace años y no de, tan solo, unas cuantas horas. Era un momento dichoso y triste al mismo tiempo, porque a medida que el tiempo pasaba y las luces del amanecer iban iluminando, con más fuerza, los alrededores de esa cueva, Asradi era consciente de que la partida y, por ende, la separación estaban cada vez más cerca. El corazón se le encogió por momentos. Y más aún cuando sintió la mano de Octojin, grande y poderosa, sobre la suya más pequeña y de apariencia más delicada. Un ligero picorcillo subió por su garganta, pero sonrió de todas maneras.

Yo también me siento bien con tu compañía. — Le confesó casi a la par, también sintiéndose sumamente halagada por las palabras del gyojin. Luego, se le escapó una risita un poco nerviosa. No quería ponerse demasiado sentimental, pues no quería que Octojin pensase que tenía un carácter débil o algo parecido. La sirena tenía muy mala leche cuando se lo proponía, de hecho. — Me da mucha pena que nos tengamos que separar, aunque entiendo que cada uno tiene que seguir su camino. De todas maneras... Espero que nos volvamos a encontrar pronto.

La sonrisa que, ahora, la sirena le dedicó al gyojin fue mucho más sincera y bonita. Expresando la sinceridad de sus palabras y la profundidad de sus sentimientos. Solo habían pasado unas pocas horas juntos, ella le había tratado la herida y había cuidado de él. Y, al mismo tiempo, una vez Octojin estuvo recuperado, hizo lo mismo con ella, velando su descanso y su seguridad.

Quizás no en el destino, pero creamos en el mar. Somos sus hijos y sus protectores al mismo tiempo. El océano, aunque a veces es cruel y vasto, siempre provee, en mayor o menor medida. — Tomó aire ligeramente, tratando de apaciguar el sentimiento nostálgico que le embargaba. Era un momento un tanto agridulce. Pero pretendía disfrutarlo al máximo, y no dejar que la tristeza ganase ese partido por ahora.

Con un trozo de piedra afilada, partió a la mitad el último trozo de carne que quedaba. Una porción para ella, la otra para Octojin. Era como un silencioso ritual y una forma de agradecerle todo lo que había hecho por ella. Asradi le guiñó un ojo, antes de “brindar” de esa manera. Por ella, por él. Por los dos y por todo lo que les deparase a partir de ahora.

El resto del tiempo continuó fluyendo entre risas e historias cortas. Incluso ella pudo aprovechar para volver a revisarle, quizás por última vez, la herida de su pecho Los ojos azules de la sirena contemplaron la zona con cierto aire crítico.

Ya está mucho mejor. — Murmuró. No apartaba la vista de ese lugar y, por inercia, y también con un inexplicable deje de cariño, sus dedos recorrieron la blanca piel escamosa del escualo. Por un lado, comprobando que, efectivamente, el cicatrizante había hecho su trabajo. Por otro, como si quisiese alargar aquel momento a sabiendas de que la despedida estaba próxima.

Pensar en eso hizo que tragase saliva, casi dolorosamente, y una furtiva lágrima se le escapó. Al percatarse, se dió la vuelta de inmediato, disimulando al comenzar a hurgar en su mochila. Tenía un frasco más que, ahora ya más compuesta, le entregó al imponente gyojin tiburón.

Ten esto. Es el mismo remedio que te he puesto durante este tiempo. — La fresca crema de algas y demás compuestos vegetales marinos con la que había tratado, parcialmente, el zarpazo que Octojin tenía en el pecho. — Es un buen cicatrizante. Y seguro que te metes en más de una pelea a futuro. — Los tiburones eran belicosos, ella incluída. No lo decía por mal, sino que también había un sentimiento de orgullo en ello por parte de la fémina.

Entregó dicho frasco entre las manos de él, y con un gesto sutil de las suyas, las cerró en torno al botecito, donde la misma Asradi también dejó una sutil caricia en dichas extremidades antes de que sus manos se separasen lentamente. Tras eso, inspiró hondo y desvió la mirada hacia el exterior.

Creo que deberíamos ir regresando hasta la costa. — Tenian los estómagos ya llenos. Habían descansado y recuperado las suficientes fuerzas como para volver a sumergirse en el océano.

Y, a pesar de sus palabras, esa congoja todavía permanecía ahí.
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RE: [C-Pasado] Bestias en el mar, bestias en la selva - por Asradi - 07-09-2024, 02:36 PM

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