Anko
Médica Despiadada
08-09-2024, 05:07 AM
Una sensación leve de impresión llegó al cuerpo de la joven cuando el animal que había ayudado empezó a hablar, no dijo mucho, pero hablaba palabras humanas con total naturalidad, lo cual sólo significaba una cosa, aquel mapache, se trataba de un Mink o algún derivado de la raza. Esto era un poco emocionante para Anko, pues nunca había tenido la fortuna de ver uno, sabiendo de ellos gracias a libros y por la voz de otros que sí los habían visto de primera cuenta. Su pulgar levantado era un gesto muy usado para afirmar algo sin tener que pronunciar palabra alguna, y cuando Rocket usó aquel gesto, la chica no pudo evitar preguntarse porqué, pues no habían hablado aún, talvez sólo sea en agradecimiento por haberlo ayudado.
— ¿Pescado? —. Los dedos de Anko subían y bajaban en su barbilla mientras escuchaba lo poco que dijo el mapache. — Tengo algo de pescado, supongo debería prepararlo —. Tenía que admitir que su fuerte no era principalmente la cocina, muchas veces que lo llegó a intentar, terminaba con un plato mediocre y mal cocinado, muchas veces dejándolo muy crudo o muy cosido. Para buena suerte del pequeño Rocket, su habilidad en la cocina ya había mejorado, no alcanzaba la maestría que poseía su madre u otros cocineros del mundo, pero sus preparaciones eran comestibles. Incluso su padre tenía mejor sazón que ella, y tampoco era un cocinero experto.
Con un leve suspiro, la chica se puso de pie para dirigirse a la cocina de su hogar. De forma lenta y sutil, retiró de su cuerpo aquella gabardina marrón y la dejó en el respaldo del mismo sofá donde estaba sentada momentos atrás, obvio no iba a cocinar con aquello puesto, capaz y una pequeña chispa podría prender fuego aquella prenda de manga larga y terminar por incendiar toda su casa. — Bueno… Ya que puedes hablar, supongo podremos comunicarnos de mejor manera… Soy Anko. ¿Tienes un nombre? ¿Qué fue lo que te sucedió para terminar así? — La última pregunta se refería exactamente a sus heridas que ella misma curó. Anko no sabía aún que el mapache tenía dificultades para mantener una conversación por el momento, pero su reacción curiosa es normal en las personas.
La espadachina preferiría mantenerse por breves momentos en la sala, esperando alguna respuesta por parte de Rocket antes de moverse a la cocina y preparar la comida que le prometió.
— ¿Pescado? —. Los dedos de Anko subían y bajaban en su barbilla mientras escuchaba lo poco que dijo el mapache. — Tengo algo de pescado, supongo debería prepararlo —. Tenía que admitir que su fuerte no era principalmente la cocina, muchas veces que lo llegó a intentar, terminaba con un plato mediocre y mal cocinado, muchas veces dejándolo muy crudo o muy cosido. Para buena suerte del pequeño Rocket, su habilidad en la cocina ya había mejorado, no alcanzaba la maestría que poseía su madre u otros cocineros del mundo, pero sus preparaciones eran comestibles. Incluso su padre tenía mejor sazón que ella, y tampoco era un cocinero experto.
Con un leve suspiro, la chica se puso de pie para dirigirse a la cocina de su hogar. De forma lenta y sutil, retiró de su cuerpo aquella gabardina marrón y la dejó en el respaldo del mismo sofá donde estaba sentada momentos atrás, obvio no iba a cocinar con aquello puesto, capaz y una pequeña chispa podría prender fuego aquella prenda de manga larga y terminar por incendiar toda su casa. — Bueno… Ya que puedes hablar, supongo podremos comunicarnos de mejor manera… Soy Anko. ¿Tienes un nombre? ¿Qué fue lo que te sucedió para terminar así? — La última pregunta se refería exactamente a sus heridas que ella misma curó. Anko no sabía aún que el mapache tenía dificultades para mantener una conversación por el momento, pero su reacción curiosa es normal en las personas.
La espadachina preferiría mantenerse por breves momentos en la sala, esperando alguna respuesta por parte de Rocket antes de moverse a la cocina y preparar la comida que le prometió.