Lance Turner
Shirogami
09-09-2024, 12:54 AM
(Última modificación: 09-09-2024, 12:55 AM por Lance Turner.)
El chico había guardado bien la compostura ante mi pequeña estratagema de aparecer por sorpresa a sus espaldas. La mayoría de visitantes solían gritar asustados, o al menos girarse con rapidez para estar listos en caso de un ataque sorpresa. No obstante, el joven marine se había girado, rápido, pero sin sobresaltos ni movimientos caóticos. Sin duda, estaba bien acostumbrado a enfrentar situaciones inesperadas, y ese era un paso fundamental en su formación.
Inspiré profundamente para darle una buena calada al puro, para luego expulsar el humo en grandes cantidades. Al tiempo que hacía esto, comencé a caminar hacia su posición mientras le analizaba de abajo a arriba. Primero comprobé sus zapatos, prestando atención a qué suela estaba más desgastada que la del paralelo, posibles desperfectos del calzado con el uso del tiempo. De esto podía sacar cuál era su pie dominante, patrones de movimiento al comenzar a moverse, o si usaba sus pies para el combate. Posteriormente miré cómo llevaba de abultados sus bolsillos y su equipamiento, de esto deducía su forma de distribuir lo que solía llevar encima. Una mala colocación podía hacerle perder cosas mientras corre, e incluso entorpecer su movimiento en la situación más crítica. Su mano estaba firme, sin nervio, y el estado de esta también me permitía leer cuánto uso le daba a estas. El uniforme estaba en correcto estado, y su mirada, mostraba determinación, aunque todavía tenía un brillo que hacía mucho que no veía.
El joven marine parecía querer engatusarme con sus palabras, eso, o estaba realmente emocionado por esta situación. Aunque era algo que extrañaba y me gustaba, no le encontraba sentido a ilusionarse ante un viejo decrépito como yo que nada tenía que ofrecer al mundo. Poco a poco se mostraba más emocionado, y al no ofrecerle respuesta alguna comenzó a tomar de nuevo la palabra.
- Espero que no se te hayan hecho los días largos como a mí. – Dijo sonriente para luego soltar una pequeña risa.
- Primer error, joven marine. – Pensé para mis adentros mientras me reía un poco. Esa es una información que nunca debes revelar.
Decidí guardar silencio, y ver qué más tenía que decir. Continuaba caminando a su alrededor, a paso lento, mientras le observaba. Presté atención a cómo sacaba la botella de Whisky y me la ofreció, vendiéndomela como si se tratase de una muy buena calidad. No lo descartaba, pero empezaba a ser demasiado evidente su trato de favor para caerme en gracia. Cogí aquella botella, y la empecé a descorchar riéndome un poco, en tono sarcástico.
- Me dices que se te han hecho los días largos tras nuestro último encuentro… - Dije guardando una pausa después para sacar el corcho con los dientes y guardarlo en mi bolsillo. – Me traes una botella del mejor Whisky que has encontrado… - Añadí para después tomar un trago de esa misma botella y así probarla antes de terminar ese pequeño comentario jocoso que tenía en mi cabeza. - Empiezo a pensar que quieres conquistarme, joven.
Me acerqué a una de las casas más cercanas y dejé en ella las dos botellas que tenía encima. Se acercaba el momento de la prueba y no quería estar cargando con ambas encima. Regresé sobre mis pasos y soltando una carcajada di un golpe en la espalda al chico.
- Tienes madera, sin duda has sido bien adiestrado, pero hay muchas cosas que no te enseñarán en la academia… una de ellas, es que debes aprender el valor del silencio, chico. Si comienzas a hablar y hablar, como si tuvieses miedo de él, sólo estás dándole información al otro. Muchas veces es más importante estar en silencio y observar, suele provocar nerviosismo en otros, haciendo que se pongan a soltar información para que no exista ese clásico silencio. – Di otra calada profunda y empecé a caminar por esa misma calle en dirección al que una vez fue el campo de entrenamiento del cuartel.– No le tengas miedo, chico, usa el silencio a tu favor.
Pecaba de prepotente, al final yo no era más que un desgraciado cobarde que había cavado su propia tumba por mis decisiones. Mostrarme ahora como alguien sabio era ridículo, si de verdad fuese tan inteligente, esta isla no estaría como está ahora, y es únicamente mi responsabilidad.
- Sígueme, muchacho. – Dije en tono seco mientras continuaba el camino, tratando de desviar esos pensamientos de mi cabeza. Irónico, yo soy el único de verdad teme al silencio.
- A continuación, nos dirigimos al campo de entrenamiento. Allí otros muchos marines han entrenado arduamente, incluso yo mismo cuando era un jovenzuelo… Hace años que nadie le da un buen uso, pero creo que tú, se lo vas a dar hoy.
Guardé silencio mientras me perdía en mis pensamientos, recordando aquellos tiempos donde este lugar estaba lleno de vida, y yo era un pequeño recluta cargado de ilusiones. Ignoré si me había dicho algo el simpático visitante, no de manera consciente, sino porque estaba sumido en aquellos malditos recuerdos cargados de una dolorosa y nostálgica felicidad.
Pasados unos minutos, llegábamos a lo que parecía un laberinto enorme. Eso me sacó de mis pensamientos, y miré el rostro del chico en busca de su reacción. Realmente, esto era lo primero de lo que me enorgullecía en muchos años.
- ¿Qué te parece? ¿Te atreves con este pequeño reto? - Pregunté antes siquiera de dar la información al respecto, queriendo, pues quería escuchar su respuesta.
Inspiré profundamente para darle una buena calada al puro, para luego expulsar el humo en grandes cantidades. Al tiempo que hacía esto, comencé a caminar hacia su posición mientras le analizaba de abajo a arriba. Primero comprobé sus zapatos, prestando atención a qué suela estaba más desgastada que la del paralelo, posibles desperfectos del calzado con el uso del tiempo. De esto podía sacar cuál era su pie dominante, patrones de movimiento al comenzar a moverse, o si usaba sus pies para el combate. Posteriormente miré cómo llevaba de abultados sus bolsillos y su equipamiento, de esto deducía su forma de distribuir lo que solía llevar encima. Una mala colocación podía hacerle perder cosas mientras corre, e incluso entorpecer su movimiento en la situación más crítica. Su mano estaba firme, sin nervio, y el estado de esta también me permitía leer cuánto uso le daba a estas. El uniforme estaba en correcto estado, y su mirada, mostraba determinación, aunque todavía tenía un brillo que hacía mucho que no veía.
El joven marine parecía querer engatusarme con sus palabras, eso, o estaba realmente emocionado por esta situación. Aunque era algo que extrañaba y me gustaba, no le encontraba sentido a ilusionarse ante un viejo decrépito como yo que nada tenía que ofrecer al mundo. Poco a poco se mostraba más emocionado, y al no ofrecerle respuesta alguna comenzó a tomar de nuevo la palabra.
- Espero que no se te hayan hecho los días largos como a mí. – Dijo sonriente para luego soltar una pequeña risa.
- Primer error, joven marine. – Pensé para mis adentros mientras me reía un poco. Esa es una información que nunca debes revelar.
Decidí guardar silencio, y ver qué más tenía que decir. Continuaba caminando a su alrededor, a paso lento, mientras le observaba. Presté atención a cómo sacaba la botella de Whisky y me la ofreció, vendiéndomela como si se tratase de una muy buena calidad. No lo descartaba, pero empezaba a ser demasiado evidente su trato de favor para caerme en gracia. Cogí aquella botella, y la empecé a descorchar riéndome un poco, en tono sarcástico.
- Me dices que se te han hecho los días largos tras nuestro último encuentro… - Dije guardando una pausa después para sacar el corcho con los dientes y guardarlo en mi bolsillo. – Me traes una botella del mejor Whisky que has encontrado… - Añadí para después tomar un trago de esa misma botella y así probarla antes de terminar ese pequeño comentario jocoso que tenía en mi cabeza. - Empiezo a pensar que quieres conquistarme, joven.
Me acerqué a una de las casas más cercanas y dejé en ella las dos botellas que tenía encima. Se acercaba el momento de la prueba y no quería estar cargando con ambas encima. Regresé sobre mis pasos y soltando una carcajada di un golpe en la espalda al chico.
- Tienes madera, sin duda has sido bien adiestrado, pero hay muchas cosas que no te enseñarán en la academia… una de ellas, es que debes aprender el valor del silencio, chico. Si comienzas a hablar y hablar, como si tuvieses miedo de él, sólo estás dándole información al otro. Muchas veces es más importante estar en silencio y observar, suele provocar nerviosismo en otros, haciendo que se pongan a soltar información para que no exista ese clásico silencio. – Di otra calada profunda y empecé a caminar por esa misma calle en dirección al que una vez fue el campo de entrenamiento del cuartel.– No le tengas miedo, chico, usa el silencio a tu favor.
Pecaba de prepotente, al final yo no era más que un desgraciado cobarde que había cavado su propia tumba por mis decisiones. Mostrarme ahora como alguien sabio era ridículo, si de verdad fuese tan inteligente, esta isla no estaría como está ahora, y es únicamente mi responsabilidad.
- Sígueme, muchacho. – Dije en tono seco mientras continuaba el camino, tratando de desviar esos pensamientos de mi cabeza. Irónico, yo soy el único de verdad teme al silencio.
- A continuación, nos dirigimos al campo de entrenamiento. Allí otros muchos marines han entrenado arduamente, incluso yo mismo cuando era un jovenzuelo… Hace años que nadie le da un buen uso, pero creo que tú, se lo vas a dar hoy.
Guardé silencio mientras me perdía en mis pensamientos, recordando aquellos tiempos donde este lugar estaba lleno de vida, y yo era un pequeño recluta cargado de ilusiones. Ignoré si me había dicho algo el simpático visitante, no de manera consciente, sino porque estaba sumido en aquellos malditos recuerdos cargados de una dolorosa y nostálgica felicidad.
Pasados unos minutos, llegábamos a lo que parecía un laberinto enorme. Eso me sacó de mis pensamientos, y miré el rostro del chico en busca de su reacción. Realmente, esto era lo primero de lo que me enorgullecía en muchos años.
- ¿Qué te parece? ¿Te atreves con este pequeño reto? - Pregunté antes siquiera de dar la información al respecto, queriendo, pues quería escuchar su respuesta.