Alguien dijo una vez...
Iro
Luego os escribo que ahora no os puedo escribir.
Tema cerrado 
[Común] [C - Pasado] Una mañana en el pasillo de las hierbas. [Terence]
Terence Blackmore
Enigma del East Blue
Me permití observarla en silencio mientras sus palabras flotaban en el aire, con la ligereza de una brisa marina. Asradi. Su nombre se deslizaba en mi mente, como una melodía que se repetía en un eco suave. Era astuta, lo suficiente como para jugar a este juego de máscaras conmigo, pero también lo suficientemente prudente como para medir sus palabras con el mismo cuidado que yo. Eso era lo que la hacía interesante; no era solo su apariencia o la peculiaridad de su caminar, era la manera en que su mente parecía danzar junto a su cuerpo, jugando con las sombras de la conversación, siempre buscando una salida, siempre alerta.

Cuando mencionó su interés en la medicina, no pude evitar notar cierta resonancia, y sonreí de manera casi jovial. No pude tampoco evitar reírme con autenticidad ante la expresión tan negra que realizó mostrando su minusvalía, lo que tomaba cierta idea de qué le pasó.

 ¿Puedo preguntar acerca de aquello?— repliqué mostrando curiosidad sobre su dolencia, al tiempo que señalaba con el dedo índice de la mano libre posándolo sobre la mesa de los cafés y claramente refiriéndome a su lesión. No podía ocultar la gran cantidad de libros de anatomía que había leído durante mi infancia y que el cuerpo humano siempre había resultado interesante, así que en un pensamiento casi arborescente, trataba de intuir el tipo de lesión o, quizá, el cómo solventarla.

Mis ojos se encontraron con los suyos, esos ojos azules que parecían contener la vastedad del océano, cambiantes y profundos, capaces de oscilar entre la calma y la tormenta. Era fascinante cómo una simple mirada podía contener tanto, como si cada parpadeo escondiera un sinfín de pensamientos no expresados. Podía sentir la tensión en el aire entre nosotros, como si estuviéramos en el borde de algo, una línea invisible que ninguno de los dos estaba dispuesto a cruzar todavía.

La medicina es una ciencia noble, sin duda — respondí con una ligera inclinación de cabeza, sosteniendo la taza de café entre mis manos, dejando que el calor me anclara al momento. — Pero, como bien dijiste, el mundo es amplio, y no todas las lecciones se aprenden de la manera más agradable. A veces, el verdadero conocimiento se encuentra en lo que no sale como se espera. — continué, agradable, con una mirada que parecía casi melosa, posando el brazo en la mesa con el codo cortante a esta, y sujetando mi cabeza de manera interesada, como un niño escuchando una historia.

Sabía que mi comentario tenía un doble filo, y quería ver cómo lo manejaría. La observé mientras tomaba otro sorbo de su café, con esa elegancia calculada que parecía tan natural en ella. Era como si cada uno de sus movimientos estuviera diseñado para mantenerme intrigado, para no mostrar demasiado, pero tampoco lo suficiente como para que yo perdiera el interés. Un delicado equilibrio, uno que solo aquellos que habían aprendido a sobrevivir en las sombras sabían mantener.

Su risa ligera, acompañada de ese comentario sobre mi pequeño incidente con el estafador, me sacó una sonrisa. Ah, sí, lanzar gente por los aires. Un acto de fuerza que podría haber revelado más de lo que me habría gustado, pero que, en ese momento, me había parecido la opción más eficiente. No obstante, su tono entretenido indicaba que no se lo había tomado demasiado en serio, lo que a su vez me dio una pista sobre su carácter. Asradi era flexible, adaptativa, pero no complaciente. Sabía cómo moverse en un mundo lleno de peligros, y eso la hacía, en cierto modo, una compañera de velada digna.

Ah, Loguetown — musité, permitiendo que el nombre de la ciudad rodara en mi lengua como una nota melancólica. — Este lugar tiene una forma única de atraer a todo tipo de almas perdidas, ¿no crees? — Dejé que mi mirada se deslizara hacia la ventana, observando las sombras que comenzaban a alargarse en las calles, mientras el sol descendía lentamente en el horizonte. — Como un faro para los desamparados, o quizás, como una trampa disfrazada de refugio. — comenté ocioso y divagante al tiempo que miraba hacia la nada, admirando la belleza del sol.

Volví a mirarla, permitiendo que mis ojos se entrecerraran ligeramente, como si estuviera evaluando algo en ella, aunque en realidad, solo estaba disfrutando de la tensión que se acumulaba en el aire entre nosotros. Era un juego de paciencia, y en este tipo de juegos, la prisa solo conducía a errores.

No es tan diferente de otros lugares que he visitado, aunque su reputación, como bien mencionaste, le precede. — Tomé un sorbo de mi café, dejando que el sabor amargo se extendiera por mi paladar. — Vine aquí por negocios, música, como siempre... Pero, como ocurre con los negocios, a veces te encuentras con sorpresas inesperadas en el camino. — Mi sonrisa se ensanchó ligeramente, pero mis ojos permanecieron serios, estudiándola con la misma intensidad que ella me devolvía, mientras daba pinceladas de veracidad a nuestro encuentro.

Había algo en su postura, en la manera en que se mantenía alerta, incluso en un lugar aparentemente seguro como esta pequeña cafetería, que me decía que no era solo una viajera en busca de conocimientos médicos. No, Asradi ocultaba algo más, algo mucho más profundo y peligroso que simples curiosidades académicas. Y eso, por supuesto, solo incrementaba mi deseo de descubrirlo.

Y hablando de sorpresas inesperadas — continué, dejando que mi tono se suavizara ligeramente, como si fuera una simple observación casual — parece que tú también has tenido tu cuota de encuentros interesantes desde que llegaste aquí. — Mis palabras estaban cargadas de una insinuación apenas velada, un pequeño toque de curiosidad que dejaba la puerta abierta para que ella decidiera hasta qué punto quería jugar este juego conmigo.

Dejé que el silencio se asentara por un momento, observando cómo el día se desvanecía lentamente a nuestro alrededor. Sabía que este era un punto crucial en nuestra conversación. Si Asradi quería mantener su fachada, tendría que manejar con cuidado lo que decía a continuación. Pero si decidía bajar un poco la guardia, aunque solo fuera por un momento, podría darme una pista sobre quién era realmente.

Finalmente, rompí el silencio con un tono más ligero, aunque mi mente seguía trabajando en segundo plano, analizando cada detalle, cada reacción. — Aunque, debo admitir, nunca pensé que terminaría compartiendo café con una viajera tan enigmática en un lugar como este. — Dejé que mis palabras flotaran en el aire, como una invitación, un pequeño desafío casi pueril para ver como respondía.

Sabía que ella no se conformaría con respuestas vagas, pero a veces, una ambigüedad bien colocada era más reveladora que una confesión directa. Mientras tomaba otro sorbo de café, sus ojos buscaron los de Asradi, una mirada que, a pesar de su aparente calma, escondía la promesa de que aún quedaban muchas notas por tocar en nuestra sonata.
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RE: [C - Pasado] Una mañana en el pasillo de las hierbas. [Terence] - por Terence Blackmore - 09-09-2024, 01:17 AM

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