Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Común] Encuentros inesperados [Reunión de los Piratas Hizashi]
Kael
El Fantasma del Mar
Dias atrás, día 12 de Verano
Tras 2 días de viaje conseguí atracar en la pequeña isla de Kilombo. Acostumbrado al suelo de tierra del Bajo Oykot, los adoquines del suelo se sentían extraños bajo mis zapatos en comparación. Esta nueva isla según me habían contado en el barco viniendo aquí tenía forma circular. Se extendía ante mi ojo como un nuevo mundo que explorar, pero tenía que tener cuidado. Empezaba a ser buscado en Oykot, y no sabría cuanto tardaría en llegar la noticia de una isla a otra.

Había llegado como un polizón en uno de los barcos de piratas Veganos, un variopinto grupo pero la verdad que bastante simpáticos si los conocías lo suficiente. Además, con todo lo ocurrido los días anteriores lo único que sabía era que la Marina había puesto precio a mi cabeza y yo necesitaba una salida. Una salida que ellos consiguieron darme. En el reino de Oykot, había jugado mal mis cartas, y ahora esperaba que Kilombo fuera el lugar donde pudiera reiniciar mi vida, dejar todo eso atrás, dejar que las aguas se calmen. Y de paso ayudar a los piratas Veganos en todo lo posible.

Caminé por las estrechas calles de Rostock con mi capa oscura con capucha puesta mirando a todo el mundo con una mezcla de desconfianza y a la ciudad con una mirada de curiosidad. Podía encontrar patrullas de Marines se podían ver de vez en cuando, pero con la cantidad de gente que había llegado no desentonaba del resto. La vida aquí parecía más despreocupada que la que conocía en el reino, al igual que la geografía de la ciudad era muy distinto a lo que el conocía de una ciudad. Sin embargo, no podía permitirme bajar la guardia. Tomé nota de las miradas furtivas y los murmuros a mi alrededor. No se me daba bien ser demasiado visible, tenía que aprender a no llamar la atención.

Decidí caminar por las calles más vacías del pueblo en busca de una taberna que estuviera poco concurrida a esas horas. Encontré una que me llamó la atención lo suficiente como para atreverme a entrar. Empujé la puerta de madera, y el sonido del crujido se mezcló con risas y murmullos. El ambiente era cálido, impregnado de un ligero olor a mar y a cerveza. Sin embargo, apenas había clientes, cerca a la docena, lo que me pareció perfecto.

Me acerqué a la barra, miré toda la barra detrás del tabernero y sin encontrar nada que me llamase la atención, pedí una cerveza. Mientras esperaba mi bebida, me tomé un momento para observar. Las paredes estaban adornadas con mapas de mares y leyendas de piratas, mientras que en una esquina, un grupo de hombres jugaba a las cartas. Ninguno parecía prestarme atención, lo cual era un alivio. Tomé mi botella y busqué una mesa apartada en el rincón más oscuro de la taberna. Me senté con la espalda contra la pared y la mirada fija en la puerta, consciente de que cualquier movimiento sospechoso podría ser el fin de mi libertad.

Bebí a sorbos pequeños, sintiendo el amargo sabor de la cerveza recorrer mi garganta. Era solo una bebida, pero me tranquilizaba mientras elaboraba un plan para los días que venían. No podía quedarme aquí por mucho tiempo. La Marina no tardaría en rastrear los rumores de un fugitivo en una isla tan cercana a Oykot. Necesitaba la forma de desaparecer.

Cerré los ojos por un momento, sintiendo que tal vez, solo tal vez, había encontrado un lugar donde esconderme y vivir, al menos por un tiempo. La Isla de Kilombo me había recibido y de momento no llamaba lo suficiente la atención, eso era una buena señal.

Día 15 de Verano, aproximadamente las 21:00 PM
Llevaba ya varios días en Rostock. Entre la tripulación de los piratas Veganos y la taberna había conseguido pasar desapercibido lo suficiente para no llamar excesivamente la atención. Al menos por las zonas donde pasaba no había visto ningún cartel de Se Busca con mi cara. La taberna no era del otro mundo pero la bebida era barata, poco concurrida, y al tabernero no le importaba que estuviera ahí mientras tuviera dinero, además, hacía bulto en la taberna y eso atraía clientes.

Otra noche más, ahí estaba yo tapado con mi capa y la capucha, un vaso de cerveza, mis pensamientos y las pocas distracciones que ofrecía ver la gente entrar y de vez en cuando escuchar conversaciones aquí y allá.
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Encuentros inesperados [Reunión de los Piratas Hizashi] - por Kael - 09-09-2024, 01:36 AM

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