Anissa Marr
Nissa
28-07-2024, 10:20 PM
Con cada segundo que pasaba íbamos formando una estrategia entre todos, realmente no me importaba que tipo de acciones tomáramos mientras que la recompensa del asalta a Goa fuera lo suficientemente grande como para repartirse entre tantas personas y que aun así valiera la pena el riesgo. Quien sabe cuánto tiempo me quedé con la mirada al frente ignorando todo lo que sucedía a mi alrededor pensando en las montañas de oro que fantaseaba con robar en nuestro primer golpe grande, ¿sería capaz de navegar el barco que teníamos con esa cantidad de oro? Bah, ya le tocaría encargarse de la logística a King, Raiden o a Jack.
Durante los pocos momentos de su vida en los que mi padre no estaba borracho solía comentar sobre sus aventuras en alta mar y el cómo el tirador debía estar siempre atento ya que si por alguna razón un enemigo llegaba a acercarse lo suficiente podría dar un golpe letal a la tripulación al dejarlos con un hombre menos en cuestión de segundos; hasta ahora lo veía como las palabras vacías de un hombre que añoraba sus días de gloria pero cuando me percaté de la presencia de un mink a poca distancia de nosotros. Cuando quise reaccionar para tomar mi rifle ya había intercambiado palabras con algunos de nosotros y no parecía ser una amenaza, al menos no una inmediata. Incluso parecía incomodarse un poco ante la presencia de Jack, tal vez un tema de alturas ya que le superaba por casi un metro y no era usual que los minks midieran tan bajo; al menos los depredadores adultos.
Doc nos informó que el nombre del mink desconocido era Raiden, igual que el sobrenombre que usábamos con Muzen. No pude evitar voltearlo a ver, como si quisiera descifrar cuál de los dos era el verdadero a pesar de las obvias diferencias. Raiden, el lobo, nos dijo que su llegada al pueblo no había sido bien recibida debido al racismo de los habitantes de ahí. Una de las ventajas de que los skypean fuéramos tan similares a los humanos es que no me había tocado experimentar ese tipo de rechazo, al menos de primera mano. –Tch, desgraciados.- alcancé murmurar; no es que yo fuera la encarnación de la aceptación pero había algo en ese tipo de ignorancia que realmente me molestaba. Raiden, el lobo, se había convertido en pirata recientemente así que si le agradaba lo suficiente a King tal vez habría que compartir el espacio del barco con otro peludo más.
Me acerqué a Raiden, nuestro nakama, para hablarle en tono burlón. –Hey, si llegamos a convivir mucho tiempo con el nuevo Raiden eventualmente tendrán que pelear por el nombre ¿no?- le dije mientras le picaba las costillas ligeramente. Era a quien más confianza le tenía dentro de la tripulación, en gran parte porque le conocí antes de unirnos y también tenía algo que ver que tuve que hacer paz con el hecho de que mi vida estaba en sus manos en las noches de tormenta en medio del mar. Fue él quien decidió comenzar con el avance a los adentros del pueblo ya que al parecer conocía a alguien en una taberna, yo le seguí sin pensármelo dos veces. -¡Oye King! ¿Y si nos robamos al cocinero de algún ricachón de Goa? Así matamos dos pájaros de un tiro.- le grité mientras seguía con el avance.
Durante los pocos momentos de su vida en los que mi padre no estaba borracho solía comentar sobre sus aventuras en alta mar y el cómo el tirador debía estar siempre atento ya que si por alguna razón un enemigo llegaba a acercarse lo suficiente podría dar un golpe letal a la tripulación al dejarlos con un hombre menos en cuestión de segundos; hasta ahora lo veía como las palabras vacías de un hombre que añoraba sus días de gloria pero cuando me percaté de la presencia de un mink a poca distancia de nosotros. Cuando quise reaccionar para tomar mi rifle ya había intercambiado palabras con algunos de nosotros y no parecía ser una amenaza, al menos no una inmediata. Incluso parecía incomodarse un poco ante la presencia de Jack, tal vez un tema de alturas ya que le superaba por casi un metro y no era usual que los minks midieran tan bajo; al menos los depredadores adultos.
Doc nos informó que el nombre del mink desconocido era Raiden, igual que el sobrenombre que usábamos con Muzen. No pude evitar voltearlo a ver, como si quisiera descifrar cuál de los dos era el verdadero a pesar de las obvias diferencias. Raiden, el lobo, nos dijo que su llegada al pueblo no había sido bien recibida debido al racismo de los habitantes de ahí. Una de las ventajas de que los skypean fuéramos tan similares a los humanos es que no me había tocado experimentar ese tipo de rechazo, al menos de primera mano. –Tch, desgraciados.- alcancé murmurar; no es que yo fuera la encarnación de la aceptación pero había algo en ese tipo de ignorancia que realmente me molestaba. Raiden, el lobo, se había convertido en pirata recientemente así que si le agradaba lo suficiente a King tal vez habría que compartir el espacio del barco con otro peludo más.
Me acerqué a Raiden, nuestro nakama, para hablarle en tono burlón. –Hey, si llegamos a convivir mucho tiempo con el nuevo Raiden eventualmente tendrán que pelear por el nombre ¿no?- le dije mientras le picaba las costillas ligeramente. Era a quien más confianza le tenía dentro de la tripulación, en gran parte porque le conocí antes de unirnos y también tenía algo que ver que tuve que hacer paz con el hecho de que mi vida estaba en sus manos en las noches de tormenta en medio del mar. Fue él quien decidió comenzar con el avance a los adentros del pueblo ya que al parecer conocía a alguien en una taberna, yo le seguí sin pensármelo dos veces. -¡Oye King! ¿Y si nos robamos al cocinero de algún ricachón de Goa? Así matamos dos pájaros de un tiro.- le grité mientras seguía con el avance.